Carabobo y la ciudad de Valencia habían entrado en una “aparente” calma. Estaba como presidente del estado el general Ernesto Velasco Ibarra, pero al pueblo valenciano no le gustaba la figura de este militar, así que el 14 de febrero de 1936 abandonó el cargo. Fue sustituido por el Dr. Pedro Bacalao Silva, quien estuvo muy poco tiempo. A este lo reemplazó el Dr. Hermógenes Rivero, destacado venezolano que fue uno de los fundadores de la Academia Nacional de la Medicina de Venezuela y que llegó a ocupar cargos diplomáticos como el de cónsul de Venezuela en la ciudad de Nueva York, donde hoy en día residen algunos nietos y bisnietos de este personaje.

En esos momentos, en Venezuela estalló la famosa huelga de los telegrafistas, quienes según el coronel Félix Celestino Hernández estaban divididos en Federados y No Federados. Este acontecimiento alteró de manera importante al país porque allí estaban implicados líderes comunistas y la situación pudo haberse salido de control.

Las manifestaciones, sin embargo, no eran solo de los trabajadores del telégrafo. A ellos se unió gente del pueblo y los problemas llegaron a tal punto que en la plaza Bolívar de Valencia la situación se complicó bastante cuando se registró un tiroteo justo en el momento en que iba pasando por el lugar el coronel Hernández acompañado del señor Luis Taborda.

El presidente López Contreras había ordenado la designación de un nuevo jefe para la oficina de telégrafos de Valencia, decisión que fue rechazada por los trabajadores, por lo cual el secretario general de Gobierno, el Dr. Salvador Lima, sirvió de mediador pero resultó en un absoluto fracaso. Entonces se le solicitó al coronel Hernández que tratase de solucionar el asunto, lo que hizo con mucha astucia: logró que uno de los manifestantes asumiera la jefatura de la oficina de telégrafos, lo que fue aceptado por todos los trabajadores y en Carabobo el conflicto resultó finiquitado.

Con la conclusión de este evento tanto en Valencia como en el resto del territorio nacional el país poco a poco se fue encaminando hacia un período de tranquilidad, en algunos estados las situaciones fueron peores y con muchos hechos que lamentar. Afortunadamente, los valencianos y todos los carabobeños de aquel entonces tuvieron la suerte de contar con el coronel Félix Celestino Hernández al mando de las fuerzas militares de la zona, quien con su ejemplo civilista y democrático logró salvar muchas vidas y evitar un gran baño de sangre, pues de todos es sabido que tanto a Gómez como el llamado gomecismo le tenían animadversión a esta ciudad.

El coronel Félix Celestino Hernández con su ejemplo en los sucesos de la Semana del Estudiante en 1928, como lo ocurrido en Valencia en diciembre de 1935 y principios de 1936, puso en el tapete lo que debe ser la responsabilidad de aquellos a quienes se les da el poder del uso de las armas…

Concluimos entonces esta serie de 6 artículos que forman parte de la historia de la ciudad de Valencia y del país.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!