A un poco más de dos años de las elecciones presidenciales previstas en diciembre 2024, notamos un vaivén político en muchas de las organizaciones partidistas del país sin que se observen decisiones que conviertan en realidades las aspiraciones del pueblo venezolano. Por el contrario, las convierten en simples ilusiones.
Las estrategias manejadas no han dado los resultados esperados, ni han permitido avanzar en consolidar una mayor presencia en el sentir popular, que les facilite obtener una participación creciente en el necesario apoyo electoral, a través de un liderazgo que cuente con credibilidad y firmeza en sus planteamientos.
Lo observado es que los mayores esfuerzos se dedican a responder a una estrategia oficial de anuncios y propuestas, sin que los voceros políticos logren los espacios necesarios para el debate. La vocería oficial insiste en sostener una estrategia de mejoras sociales y económicas que generan beneficios a los sectores populares, haciéndose el desentendido de las limitaciones que afectan a las familias, sobre todo el costo de vida creciente. A pesar de haberse contenido la hiperinflación, todavía sigue siendo la más alta del mundo.
Las expectativas políticas lucen complejas y el sentir ciudadano es que estamos en un vaivén político sin ilusiones.