Caracterizando nuestra crisis de gobernabilidad democrática, se revela que tiene muchos entramados y potenciados por la ausencia de decisiones de las instituciones para solucionar democráticamente los conflictos localizados y que ponen en evidencia las tensiones existentes entre los requisitos de la democracia y los de la gobernabilidad.
Como parte del drama que transita el país, es significativo recordar el 31 de enero de este año, la oenegé Transparencia Internacional publicó el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2022. En este nuevo informe, con un índice de 17/100, Venezuela es percibida como el país más corrupto en América Latina por noveno año consecutivo, y como uno de los cinco países más corruptos del mundo por quinto año consecutivo. El Corruptómetro viene siendo adelantado desde 2020 por las organizaciones como Transparencia Venezuela, Alianza Rebelde Investiga y la plataforma latinoamericana de periodismo CONNECTAS. “Los escandalosos niveles de corrupción continuada en Venezuela y el desfalco sin precedentes de su patrimonio público, ocurrido durante las dos últimas décadas, encajan en los parámetros de la Gran Corrupción, por las enormes cantidades de dinero involucradas, la participación de funcionarios de altos cargos, su extensión a otros países y el enorme impacto sobre la población», señala la investigación colaborativa.
Además, los compromisos económicos que tiene a lo interno Maduro por diversos intereses endógenos y exógenos, han derivado en una profunda complejidad política. No obstante, la crisis económica acelerara el proceso de la descomposición social, la caída en la anomia, las protestas, saqueos y lo delincuencial que sirve de justificación para activar el dispositivo de represión y criminalización en la población. Sin independencia del Poder Judicial y sin transparencia gubernamental será muy difícil revertir la incapacidad del país para para detectar, castigar y prevenir la «Gran Corrupción” que está acabando con el futuro de los venezolanos.
En su laberinto, el primer mandatario nacional sigue gravitando nacional e internacionalmente en busca de oxígeno a través del diálogo o diálogos inducidos, lobby, renunciando a ver el “bosque” de la crisis económica y política que transita el país… lo grave es que el futuro de Venezuela es abstracto, Maduro prefiere seguir siendo interpelado negativamente por el pueblo, no se inmuta, mantiene la antipostura democrática en vez de hacer una comprensión final, objetiva, de la magnitud de la crisis que convoca la urgencia de unas elecciones generales como alternativa inmediata para refundar el país…Venezuela tiene que salir de este abismo… cada minuto, hora, día, mes, cuenta en las reconfiguraciones y posturas que pueda tomar un pueblo abrumado por una situación política y económica que perturba su paz y equilibrio emocional.
Ahora bien, el tercer intento de un diálogo debería apuntar refundar y reinstitucionalizar el país. La oposición y el régimen venezolano confirmaron su disposición para un nuevo diálogo en México con la mediación de Noruega y el visto bueno de Estados Unidos. En el centro de las conversaciones, previstas para mediados de agosto, está la agenda electoral de Venezuela y las sanciones estadounidenses a la economía del país caribeño. Por el momento se conocen algunas demandas de la oposición, que busca garantías para las elecciones de finales de este año, mientras el chavismo pide que se levanten las sanciones impuestas por Estados Unidos, la situación actual revela que no es bloqueo económico sino el saqueo por parte de funcionarios del gobierno lo que impide la justicia social en el salario de los venezolanos.
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