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Universidad, actualidad y verdad

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Primera promoción democrática de la Escuela de Letras de la UCV, 1960, titulada José Fabbiani Ruiz,

¡Oh, Simón Bolivar, cuántos crímenes se cometen en tu nombre!

Anónimo

Unión en la diversidad es el concepto genético de la institución educativa superior una vez obtenidos en la escuela y el liceo los conocimientos básicos y sus aplicaciones para ingresar laboralmente en  una sociedad soberana productiva o continuar estudios en sus aulas para adquirir especializadas profesiones.

En países democráticos modernos la universidad pública y privada   descarta de facto las formaciones militares y eclesiásticas, agregando a sus programas científicos y humanísticos, la ética del universitario cabal, mecanismo que permite abrir la mente a múltiples  distintas tendencias, experimentos, fracasos y logros que culminan en la opción correcta para cada quien de lo investigado, discutido y aprendido en busca de lo más cercano a muchas verdades, hasta culminar en  la titulación que lo acredita como  persona racional, libre de dogmas.

En los recientes violentos episodios de revueltas universitarias en Estados Unidos y Europa, al ser entrevistados autoridades  y profesores  queda en lamentable y peligrosa evidencia de hasta qué punto se incumple con este propósito. Se percibió en la manera evasiva para resguardar sus puestos y el temor a rechazar la conducta violenta de los alumnos, el modo como ese personal educador responde a preguntas claves de periodistas y el uso de slogans por los ignorantes alumnos, su nula preparación elemental en historia mundial, menos aún la del conflicto bélico en el Oriente Medio.

De allí el fácil adoctrinamiento practicado sobre estos vulnerables sectores juveniles por parte de agentes  terroristas. Grave pronóstico  sobre el  futuro  de esos países del Primer Mundo convertidos en terceros  mundos de barbarie  con esta clase de miembros en  dirigencias políticas y pedagógicas.

Unidos en diversidad significa prohibido prohibir cuestionamientos, criterios, opiniones, averiguaciones, discusiones sin reservas. Y  conjuntamente, prohibido el ataque  lo mismo en físico que de verbo denigrante al profesor y su discípulo que discrepa. Idéntica ley para alumnos hacia sus docentes.

Así funcionaron las  respetuosas  universidades venezolanas de distintas categorías durante el período democrático. Lo certificó hace horas  el acucioso Observatorio de la Diáspora Venezolana dirigido por el sociólogo Tomás Páez al informar que de los ya casi 9 millones en éxodo, los de las primeras olas son de altísimo  nivel académico. Desde el punto de vista ideológico global, regional y local, en democracia hubo  masas heterogéneas para cada disciplina, clase y evento. Políticamente se manifestaba por igual contra la reciente dictadura perezjimenista y  los intentos golpistas inmediatos a su caída que a las manipulaciones continuas de militantes extremistas a la izquierda que pretendían convertirlas en sedes partidistas a las órdenes del castrismo cubano.

Se unieron en un solo bloque de resistencia inmediata -por instinto de sobrevivencia- cuando el militarismo, siempre al acecho y alguna intolerante dirigencia partidista, invadió sus espacios para lesionar su naturaleza unitaria o cerrar del todo sus puertas. Ocurrió en ocasiones, con mucho esfuerzo  de lucha constitucional y electoral, fueron  interrupciones breves.

Salvo en dictaduras tradicionales  y totalitarias, ahora en democracias decadentes, los reglamentos universitarios que rigen la libertad de cátedra son de validez universal. Pero agredir y justificar de palabra y  por acción destructora a condiscípulos y nacionales gremios de la  seguridad estatal propiciando discriminación, masacres y genocidios en sus propios pueblos y naciones implica, sin excepcion, que de la universidad –sagrado recinto para la crítica en convivencia– se pasó a cuartel o cadalso.

La narcotiranía castrochavista educa para la sumisión, para forjar  soldaditos  de origen humilde, carne de cañón en simuladas guerras del territorio guyanés que su ignorante fundador entregó sin vergüenza  obedeciendo a Fidel Castro, para expandir continentalmente un Tren de Aragua y para diplomar a sirvientes que en toga y birrete administran  su particular justicia delincuencial.

Si regresara el Libertador de cinco países hispanoamericanos, creador de la liberada y republicana Universidad Central de Venezuela (UCV, 1827), tendría que  escapar muy  a tiempo  para  evitar su nueva desaparición. Sin la menor duda.

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