¡Oh, Simón Bolivar, cuántos crímenes se cometen en tu nombre!
Anónimo
Unión en la diversidad es el concepto genético de la institución educativa superior una vez obtenidos en la escuela y el liceo los conocimientos básicos y sus aplicaciones para ingresar laboralmente en una sociedad soberana productiva o continuar estudios en sus aulas para adquirir especializadas profesiones.
En países democráticos modernos la universidad pública y privada descarta de facto las formaciones militares y eclesiásticas, agregando a sus programas científicos y humanísticos, la ética del universitario cabal, mecanismo que permite abrir la mente a múltiples distintas tendencias, experimentos, fracasos y logros que culminan en la opción correcta para cada quien de lo investigado, discutido y aprendido en busca de lo más cercano a muchas verdades, hasta culminar en la titulación que lo acredita como persona racional, libre de dogmas.
En los recientes violentos episodios de revueltas universitarias en Estados Unidos y Europa, al ser entrevistados autoridades y profesores queda en lamentable y peligrosa evidencia de hasta qué punto se incumple con este propósito. Se percibió en la manera evasiva para resguardar sus puestos y el temor a rechazar la conducta violenta de los alumnos, el modo como ese personal educador responde a preguntas claves de periodistas y el uso de slogans por los ignorantes alumnos, su nula preparación elemental en historia mundial, menos aún la del conflicto bélico en el Oriente Medio.
De allí el fácil adoctrinamiento practicado sobre estos vulnerables sectores juveniles por parte de agentes terroristas. Grave pronóstico sobre el futuro de esos países del Primer Mundo convertidos en terceros mundos de barbarie con esta clase de miembros en dirigencias políticas y pedagógicas.
Unidos en diversidad significa prohibido prohibir cuestionamientos, criterios, opiniones, averiguaciones, discusiones sin reservas. Y conjuntamente, prohibido el ataque lo mismo en físico que de verbo denigrante al profesor y su discípulo que discrepa. Idéntica ley para alumnos hacia sus docentes.
Así funcionaron las respetuosas universidades venezolanas de distintas categorías durante el período democrático. Lo certificó hace horas el acucioso Observatorio de la Diáspora Venezolana dirigido por el sociólogo Tomás Páez al informar que de los ya casi 9 millones en éxodo, los de las primeras olas son de altísimo nivel académico. Desde el punto de vista ideológico global, regional y local, en democracia hubo masas heterogéneas para cada disciplina, clase y evento. Políticamente se manifestaba por igual contra la reciente dictadura perezjimenista y los intentos golpistas inmediatos a su caída que a las manipulaciones continuas de militantes extremistas a la izquierda que pretendían convertirlas en sedes partidistas a las órdenes del castrismo cubano.
Se unieron en un solo bloque de resistencia inmediata -por instinto de sobrevivencia- cuando el militarismo, siempre al acecho y alguna intolerante dirigencia partidista, invadió sus espacios para lesionar su naturaleza unitaria o cerrar del todo sus puertas. Ocurrió en ocasiones, con mucho esfuerzo de lucha constitucional y electoral, fueron interrupciones breves.
Salvo en dictaduras tradicionales y totalitarias, ahora en democracias decadentes, los reglamentos universitarios que rigen la libertad de cátedra son de validez universal. Pero agredir y justificar de palabra y por acción destructora a condiscípulos y nacionales gremios de la seguridad estatal propiciando discriminación, masacres y genocidios en sus propios pueblos y naciones implica, sin excepcion, que de la universidad –sagrado recinto para la crítica en convivencia– se pasó a cuartel o cadalso.
La narcotiranía castrochavista educa para la sumisión, para forjar soldaditos de origen humilde, carne de cañón en simuladas guerras del territorio guyanés que su ignorante fundador entregó sin vergüenza obedeciendo a Fidel Castro, para expandir continentalmente un Tren de Aragua y para diplomar a sirvientes que en toga y birrete administran su particular justicia delincuencial.
Si regresara el Libertador de cinco países hispanoamericanos, creador de la liberada y republicana Universidad Central de Venezuela (UCV, 1827), tendría que escapar muy a tiempo para evitar su nueva desaparición. Sin la menor duda.
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