OPINIÓN

Unidad y cambio democrático

por Ángel Lombardi Ángel Lombardi

 

Casi todo se puede ignorar o diferir, menos la realidad real. La primera, la salud, y la segunda, la economía: de qué vivimos. La tercera, la política. Hagamos lo que hagamos, nos afecta a todos, de una u otra manera. Nadie es ingenuo con respecto a estas tres cosas. En política, conocemos la realidad y, frente a ella, tenemos opinión y cultivamos deseos y expectativas. La más resaltante es el deseo de cambio de la mayoría. 25 años después nadie se engaña sobre nuestra realidad y el 10 de enero de 2025 había muchas expectativas, quizás demasiadas, conociendo la naturaleza del régimen. La mayoría deseaba que se juramentara el presidente electo por abrumadora mayoría, Edmundo González Urrutia. Se hicieron innumerables esfuerzos, pero no se pudo. 

Una encuesta reciente expresa que 81% de la población deseaba que ocurriera, pero sabía que no iba a ser posible. Solo 16% manifestó que creía firmemente que EGU se juramentaría el 10E. Este es el sector que anda emocionalmente más golpeado. Pero lo importante es destacar que la mayoría no ha perdido el sentido de la realidad real y que la lucha política debe seguir hasta lograr un cambio democrático. 

Nuestro país continuará en graves dificultades. La economía, sin reglas claras, sin generar confianza y con un régimen aislado, seguirá siendo una economía enana y opaca, muy lejos de poder ofrecer a la gente un presente y un futuro mejor. Solo el «grupito» seguirá beneficiándose, los de «arriba» con millones y los de «abajo» con lochas. Es la economía del régimen, el espejo cubano-castrista de destrucción y pobreza generalizada, pero con vitrinas de riqueza, en particular en el este caraqueño. La «solución» nadie la conoce. El régimen se mantendrá en su huida hacia adelante. La oposición se debe a su empeño unitario y democrático. El 2025 está lleno de incertidumbres y hasta lo inesperado puede ocurrir, pero en términos previsibles, se presenta como un año electoral: Parlamento, gobernaciones, alcaldías, etcétera. En un primer impulso, la desconfianza prevalece en la ciudadanía por el hecho de que votamos y ganamos en las presidenciales y se robaron las elecciones. A pesar de ello, hay que participar y, en lo posible, votar. De lo contrario, la desmovilización y la desmotivación ayudan al régimen a consolidarse. 

La unidad y el cambio democrático debe seguir siendo el norte. La política y los juegos de poder están en permanente agitación y movimiento. El tiempo hace su trabajo y la acción humana, inteligente y persistente, la suya.