Desde el mismo día que triunfó Duque en el 2018, Petro declaró su oposición sin tregua “en la calle” contra ese gobierno. No había duda del interés supremo del líder exguerrillero: tomar el poder para destruir la democracia, tal como lo indica la estrategia del Foro de Sao Paulo (transformado en Grupo de Puebla) para la instalación de la dictadura del socialismo del siglo XXI. En esta misión estuvo ayudado por dos garrafales errores del liderazgo democrático: 1) la debilidad de Duque frente a la izquierda, lo cual le permitió a esta crear el estado de anarquía y descontento propenso a su arribo al poder por la vía electoral, para una vez en el poder destruir la institucionalidad republicana; 2) la indolencia de los partidos políticos que no se unieron en un frente común para enfrentar el peligro del socialismo del siglo XXI representado por Petro.
Ya es tarde para llorar por la leche derramada, pero es imperativo que se forme el frente mencionado de todas las fuerzas democráticas para contrarrestar el poder autoritario de Petro e impedirle que acumule todo el poder mediante un triunfo electoral en octubre. Sólo mediante la unión de toda la oposición se puede enfrentar la estrategia de “frente popular” que se avizora entre el Pacto Histórico y los traidores a la democracia de los partidos tradicionales, que, bajo el poder hipnotizador de la mermelada, harán de bufones presentándose como candidatos divisores de la oposición para permitirle a la izquierda tener un poder territorial que nunca ha tenido.
Los líderes naturales de la oposición, los expresidentes Uribe y Pastrana, junto con connotados opositores de Petro de los partidos Centro Democrático, Conservador, Cambio Radical, deben invitar a sectores de los partidos Liberal, de la U y cristianos a conformar listas únicas a concejos y asambleas departamentales y presentar candidatos únicos a gobernadores y alcaldes, la más mínima desviación de este principio, ir con más de una lista o candidato, será una oportunidad para la izquierda de ganar en rio revuelto, y esto le permitirá mermar el poder territorial de la oposición.
La unidad es un requisito indispensable para el triunfo y este el primer peldaño para conformar un gran frente opositor, que desde ya debe declararse en resistencia llamando a toda la sociedad civil, con sus diferentes estamentos: sindical, empresarial, gremial, estudiantil, campesino, femenino, etcétera a oponerse a los intentos dictatoriales del socialismo del siglo XXI.
No nos engañemos: el comportamiento democrático y moderado de Petro es una estrategia de simulación mientras se hace con el poder total, la llamada “participación política” que se enuncia en los diálogos con el ELN es la base para como el mismo acuerdo de la mesa estipula “revisar el modelo político y económico” del país. El modelo político es la democracia representativa, que será sustituido por el modelo de partido único y el modelo económico es el de libre mercado, que será sustituido por el del estatismo, ambos modelos (partido único y modelo económico estatista) son las columnas de la dictadura del socialismo del siglo XXI.
Los líderes políticos democráticos deben dejar en segundo plano sus intereses personales o partidistas para servir al interés nacional, este es impedir la consolidación de un régimen autocrático que lleve a Colombia a convertirse en un narcoestado. Las reformas sociales que se están aprobando en el Congreso son los sedimentos de la destrucción de la economía y la sociedad, que, con la tesis del decrecimiento, llevarán a la ruina al país, pauperizando la población la hace dependiente del Estado y así le permite al régimen socialista perpetuarse en el poder.
Tengo años insistiendo en el peligro de la instauración del socialismo del siglo XXI en Colombia, la negligencia del establishment permitió el primer paso de la estrategia de toma del poder por el socialismo del siglo XXI: llegar al mismo por la vía electoral, ese liderazgo debe despertarse y no permitir la ejecución de la segunda fase: la aniquilación de la institucionalidad democrática, el tener una sólida base opositora en los gobiernos departamentales y locales le imposibilitará a Petro la ejecución de este torcido fin. Para ello los demócratas requieren de la unidad, sí o sí.