La eclosión del liderazgo de María Corina Machado ha marcado desde ya un antes y un después en la historia política de un país atribulado por el fracaso de la mal llamada revolución de Hugo Chávez. No obstante, las rivalidades han persistido en todas las instancias regionales que en teoría deberían ser los garantes de la organización política para el 28 de julio.
El Comando Venezuela: constituido en su mayoría por el partido Vente Venezuela, es constantemente acusado de inexperto y sin capacidad política de articulación y organización para configurar todos los elementos necesarios para desarrollar el proceso político electoral, sin embargo, es el cuerpo político que reúne la confianza de María Corina Machado quien expresa genuinamente la voluntad del pueblo.
La Plataforma Unitaria: no asume por lo menos en la mayoría de los partidos políticos que la conforman el liderazgo colosal de Machado, al contrario la califica de radical/autoritaria, copiando la narrativa incluso del gobierno. Su figura es diametralmente opuesta a los intereses de los altos dirigentes de los partidos, quienes por mucho tiempo aceptaron tutelas del régimen a cambio de prebendas particulares, situación que se constituyo en la rémora más compleja para superar a la dictadura llegando a posicionarse la teoría de la necesidad de derrotar a la propia oposición para poder derrotar el control del chavismo/madurismo. Para muchos eso ocurrió con la realización de las elecciones primarias y la consagración de MCM.
Ahora bien, en las puertas de un proceso de tanta notoriedad y relevancia como lo es la elección del 28 de julio, pudiendo significar el hito histórico de las puertas de la democracia y la reinstitucionalización del país, la unidad de todos los factores políticos en torno no solo de la candidatura de Edmundo González Urrutia sino del liderazgo apabullante de María Corina son el desafío inmediato de todos los partidos y dirigentes nacionales, complementarse en las tareas inherentes a superar la tragedia que ha instaurado en el país el gobierno y el modelo actual, razonar mesuradamente sobre el papel y los aportes que cada organización y movimiento está efectuando para este propósito, si esta clase política no adquiere la madurez necesaria que exige la coyuntura histórica deberán ser relevados urgentemente por actores sociales que si los comprendan y tengan la determinación de actuar en esta dirección.
Las diferencias políticas, las ambiciones, los celos entre los dirigentes son normales y siempre reflotaran, pero ahora en este crucial momento deben ser suspendidos por la entrega total al objetivo superior de salvar lo que aún nos queda de nación.
Un cambio de perspectivas en los dirigentes es necesario: primero el país, y después el partido.
El país ha sufrido demasiado por la entronización del PSUV como el cuerpo político capaz de asumir el país por encima de todo valor moral y ético. En consecuencia, la acción de los dirigentes de oposición debe ser antagónica y jamás similar a esta conducta, como nunca está vigente la frase de Winston Churchill: “Hay políticos que cambian de partidos por el bien de sus principios; otros cambian de principios, por el bien de sus partidos”.
Después de toda la tragedia que se ha vivido en Venezuela, todos aspiramos a un cambio en general en las formas y métodos de conducir el país, por ello es tan importante la unidad, el respeto a la pluralidad y finalmente a la democracia.
La democracia debe experimentarse a su máxima expresión, el pedagogo y psicólogo norteamericano John Dewey reconocido como uno de los teóricos más innovadores de la democracia y padre del movimiento filosófico pragmático, plantea argumentos que deben repensarse en el campo venezolano, el concepto de la democracia creativa, como un acercamiento y visión distinta de la democracia no desde la noción de un gobierno, sino las consideraciones necesarias donde la sociedad civil organizada, además de ser el eje central es el motor que genera discusiones acuerdos e innovaciones de forma libre y sobre todo consciente, de aquí lo importante en valorar a profundidad los aportes de los ciudadanos a cada proceso.
La democracia según Dewey no es un suceso inevitable, y en Venezuela lo hemos experimentado de forma dolorosa, tampoco lo es de forma natural sino que es el resultado del esfuerzo de la creatividad humana y la colaboración de todos los individuos y más allá de ser un sistema político, la democracia es una forma de vida donde cada individuo actúa de forma personal y voluntaria, de estas características hay demasiados ejemplos recientes, lo vivimos plenamente cuando el pueblo de forma consciente reacciona al encuentro del liderazgo que identifica y reconoce como el factor indiscutible para la transformación del país.
Por demasiadas razones de orden social, individualmente y en masas, la figura de María Corina Machado reviste la oportunidad para que el país y sus ciudadanos alcancen la democracia, la ciudadanía lo entiende perfectamente y lo demuestra empinándose calle a calle ante tantas adversidades, los cuerpos políticos pareciera que aún poseen segundas agendas, si no lo han comprendido sería importante que lo mediten y reflexionen porque los cambios en Venezuela ya son inevitables.
@jufraga12