En estos días se ha anunciado (¿oficialmente?) un fondo en fideicomiso que será administrado por la Organización de las Naciones Unidas para apoyar en Venezuela programas de salud, alimentación y educación para los sectores empobrecidos; mejorar el deteriorado sistema eléctrico y atender a familias afectadas por catástrofes naturales. Este fondo estaría constituido por 3.000 millones de dólares de dinero congelado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
En seguida, un destacado columnista y además profesor universitario mencionó al respecto de que retornaba la renta petrolera. En esto vamos a aclarar algunos puntos.
La cuestión de la renta fue uno de los primeros asuntos económicos abordados por la escuela de economía clásica inglesa, en especial por David Ricardo, quien decía que era el pago por el empleo de la tierra, un recurso natural indestructible para el cultivo. Y aquí comenzaron los errores y malos entendidos. Como lo saben bien los biólogos y ecologistas, la tierra no es indestructible, se erosionan hasta las mejores tierras cultivables. También la célebre renta de la tierra en Inglaterra se originó debido a que el Reino Unido estaba sometido a un bloqueo por Napoleón Bonaparte y ello obligó a poner a cultivar las peores tierras y esto de ipso facto le produjo un ingreso extraordinario —si se quiere— a los dueños de las mejores tierras. Después que pasaron las guerras, como buen ingreso cuasi elevado persistió más de lo debido. Hasta Malthus, temeroso de la superpoblación alababa a las clases rentistas porque propiciaban el consumo. De allí John Maynard Keynes, estructuró su tesis de que el consumo vigorizaba el crecimiento económico, pero incluso había que abandonar al patrón oro. Otra idea de David Ricardo.
Posteriormente, Karl Marx, como no encajaba bien dentro de su tesis de la plusvalía del trabajo, la asumió como una excepción por causa de la propiedad privada. Aquí en Venezuela un profesor del IESA entusiasmado con el pensamiento marxista, expresó que explicaba el crecimiento de Venezuela. Ahora bien, el profesor Luiz Bresser Pereira de la Fundación Getulio Vargas, ha descrito en varias oportunidades el problema de la sobrevaluación del signo monetario en vista precisamente de las rentas ricardianas existentes en toda América Latina. Esto significa que no solamente hay renta del petróleo venezolano como la hubo en muchos años, sino del café colombiano y brasileño, al igual que las exportaciones de soya en Argentina, e incluso hasta México con el turismo tenía una renta que le permitía compensar sus excesos (inflación, desempleo, etc).
Personalmente, hemos trabajado con las series preparadas por Asdrúbal Baptista, en sus diferentes ediciones de su texto. Ahora bien, este análisis de largo plazo con precios deflactados para exponer las variables en términos reales contiene un sesgo. En los años de elevados precios petroleros la deuda externa creció en grandes dimensiones, con lo cual Venezuela no solamente gastó la totalidad de sus ingresos fiscales de origen petrolero sino también ingresos derivados de la deuda externa, acreencia contra la República que duró mucho tiempo para refinanciarla. Esto mismo ha sucedido con la economía argentina, siempre adicta al endeudamiento externo y cliente consuetudinario del Fondo Monetario Internacional.
Análogamente algunos han definido la renta de la tierra como un ingreso indebido, lo cual es erróneo. La renta es un ingreso derivado de una ventaja de un factor de producción. Un cuaderno escolar algunas veces vende más con un dibujo de Walt Disney Corp. por lo tanto, esta empresa tiene un derecho de Copyright. Recuerdo al profesor A.J redactor de un libro de Matemáticas Financieras, a quien algunos vendedores inescrupulosos le copiaban su libro para venderlo sin pagarle nada a él. Una tienda situada en Chacao en la Av. Francisco de Miranda vende más que otra situada dentro de este municipio, pero en una calle interna. Por lo tanto, su alquiler es mayor. Un inventor tiene derecho a patentar su invento, esto no significa que va a obtener ganancias. En Venezuela la ley estipula que los derechos de autor duran sesenta años después de la muerte del autor, y están vigentes durante toda la vida del autor. Esto va con la música, libros etc.
Durante años la cultura antiempresarial y antiinversión extranjera había modelado una opinión pública en el sentido de que al país siempre lo estaban estafando con la exportación de petróleo.
En una época, el gobierno de Rómulo Betancourt rechazó rotundamente otorgar nuevas concesiones de exploración y explotación de hidrocarburos con los cual comenzó el declinar de la existencia de reservas petrolíferas, luego se promulgó una Ley de Reversión (1971) que dictaminó que las inversiones que habían hecho los concesionarios pasarían a manos del Estado sin compensación alguna. Hasta que adelantaron la nacionalización de las empresas concesionarias en 1975, manteniendo inteligentemente al personal técnico que entonces trabajaba en aquellas empresas extranjeras. Es bueno tener en cuenta que las ganancias del Estado venezolano derivadas de la explotación petrolera siempre fueron superiores a las obtenidas por Pemex, una empresa petrolera del gobierno mexicano. Esto duró hasta 1999, cuando asumió Hugo R. Chávez la Presidencia de la República, él ordenó que había que expulsar a los empleados productivos de Pdvsa, esto es, acabó con la meritocracia. E incluso le encomendó a esta empresa otras funciones adicionales a las de darle valor agregado a las exportaciones petroleras, como la de importar alimentos y otras tareas no cónsonas con su Misión y Visión, como decimos modernamente.
En el período de Luis Herrera Campins, ya la renta petrolera se había evaporado prácticamente dado que, con elevadísimos precios de los crudos, quizá los mayores en muchos años, el bolívar estaba exageradamente sobrevaluado y la fuga de capitales fue descomunal. Se impuso, en modo populista, un control de cambio que terminó finalmente en 1988, cuando el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez decidió de una vez por todas arreglar las cosas y sincerar la tasa de cambio. Así apareció el impuesto al valor agregado tan denigrado y aborrecido por los gobiernos anteriores al segundo de CAP.
Hoy por hoy, el gobierno castro madurista y por ende marxista, no encuentra qué diablos hacer para volver a potenciar la producción de petróleo. Suplementariamente la falacia propagada “urbi et orbi” por Chávez de que poseíamos las mayores reservas de hidrocarburos ha chocado firmemente con la realidad. Esas reservas para sacarlas a la superficie y exportarlas con ganancias requieren cuantiosas inversiones en extracción y refinación. Y un gobierno que no respeta (esto es, un buen Estado de Derecho) a las empresas extranjeras y menos a la inversión foránea jamás atraerá estos fondos. Por más que Biden levante sanciones y otras medidas.