El pasado 17 de octubre hubo una sesión en la supuesta «Asamblea Nacional» para destituir a Juan Carlos Delpino como rector del CNE. El presidente de la supuesta «Asamblea Nacional» Jorge Rodríguez le dio la palabra a un supuesto diputado llamado José Villaroel, que hizo un discursito trivial, repetitivo y aburrido. Algo que estamos acostumbrados a escuchar por parte del chavismo. Igual lo hizo la supuesta diputada Iris Valera. Y el siguiente en dar sus palabras para destituir al señor Delpino fue al «supuesto presidente» Jorge Rodríguez: si algo caracteriza a este individuo es el buen vestir. Elegante, siempre con el pañuelo que combina con su camisa y sus lentes de marca, es decir, como todo un socialista, revolucionario que defiende al pueblo. El «supuesto» presidente Jorge Rodríguez empieza a explicar cómo todas las encuestas serias del país eran evidentes también por el estruendoso sonido hermoso que las calles dieron en la campaña electoral que Nicolás Maduro iba a hacer reelecto para el periodo 2025-2031. Así pues, el señor Delpino no estaba de acuerdo con el clamor del pueblo y por eso fue lo que hizo.
Jorge Rodríguez se refirió al señor Delpino como un traidor a la patria, pero subrayó en varias ocasiones que el señor Delpino y Edmundo González son unos cobardes de primera línea: ¿por qué llama cobarde a dos hombres decentes? Seguramente porque no se quedaron en Venezuela y se entregaron para ser encarcelados y torturados como ellos lo saben hacer. Evitar no es cobardía. Con todo el poder a tu lado, con los cuerpos policiales, jueces y cárceles de un país a tu disposición, así cualquiera es valiente. Los conceptos de cobarde y valiente todavía aún no están muy claros: los más tímidos pueden ser los más valientes en el campo de batalla y los más habladores pueden ser los más cobardes. El supuesto presidente de la Asamblea Nacional Jorge Rodríguez cree que insultar, amenazar y pegar gritos en una tribuna es hacer política sin pensar que solamente está protagonizando la historia más bananera de Venezuela.
La gran mentira en la que vive el Maduro y sus discípulos son de un gran divorcio con la realidad. Elvis Amoroso, un hombre claramente chavista con los zapatos llenos de barro con su carrera como abogado, que a su estilo de guapetón de barrio hacía sus discursos hace años atrás en la Asamblea Nacional, no puede ser el presidente de ningún poder electoral. Los que conformen un poder electoral tienen que ser personas decentes, ecuánimes, con unas hojas de vida impecables y, por supuesto, que no militen en ningún partido político. Caso que obviamente este CNE no tiene, ¿quién va a creer que Maduro ganó las elecciones? Este es el gran problema que tienen. En una forma febril y desesperada y utilizando los recursos y medios del Estado, quieren imponer la narrativa que Maduro ganó. Hay muchos que están esperanzados de que puede pasar algo antes o en el mismo 10 de enero del 2025, buscando una negociación para la transición pacífica del poder. Yo no lo creo así; pienso que debido al gran delirio que viven, estos sujetos van a hacer su espectáculo circense juramentando a un supuesto presidente electo en una supuesta Asamblea Nacional.
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