OPINIÓN

Una sugerencia políticamente incorrecta sobre el Esequibo

por Gustavo Coronel Gustavo Coronel

A la memoria del ilustre venezolano Francisco Kerdel Vegas

Cuando a Nikita Krushev le hablaban del Berlín Occidental, respondía que ese “era un hueso atravesado en su garganta”. Lo mismo sucede a los venezolanos cuando se habla de la región del Esequibo, la cual fue objeto de una decisión arbitral adversa que la llevó a ser dada a Inglaterra. La disputa sobre esta decisión ya dura unos 120 años y sigue firmemente arraigada en el subconsciente venezolano, aunque relegada a un segundo plano durante los últimos 20 años por la inacción del régimen chavista. Chávez prefirió abandonar ese reclamo a fin de seducir a los países caribeños para sus propósitos de instalar el llamado socialismo del siglo XXI en toda la región latinoamericana. Nadie, sin embargo, ha llamado a Chávez traidor por eso, ya que la sensibilidad patriótica de los venezolanos se orienta esencialmente a protestar contra quienes piensan que la pretensión venezolana sobre este territorio debe ser modificada y abordada de manera creativa, “fuera de la caja”, tomando en cuenta la realidad geopolítica actual.

Por esta razón son pocos quienes han adoptado esta última postura. Hace algunos años el ilustre venezolano Francisco Kerdel Vegas sugirió que Venezuela podría acordar con Guyana una novedosa solución binacional. Esta propuesta fue someramente descrita así por Pompeyo Márquez, ver: http://lasarmasdecoronel.blogspot.com/2021/01/algunas-reflexiones-sobre-la.html  y el artículo:   http://institutodeestudiosfronterizos1.blogspot.com/2008/06/: “Soy testigo de que se estaba cerca de una solución práctica y pacífica [para el Esequibo, durante la presidencia de] Carlos Andrés Pérez. Entonces ello fue frustrado por tesis extremas. Existe una propuesta del embajador Francisco Kerdel Vegas consistente en construir un Parque de la Paz entre Venezuela y Guyana en esa zona fronteriza. Este parque estaría en manos de Naciones Unidas y aumentaría pulmones vegetales para la humanidad. Esta tesis ha sido recogida por la doctora María E. Rodríguez Febres Cordero en su tesis de grado bajo la tutoría de la doctora Angelina Jaffé Carbonell y con el título de «La reclamación del territorio Esequibo: una propuesta ambiental».

Soy consciente de que, nacido en Venezuela, la sociedad espera que yo esté a favor de Venezuela en su larga disputa con Gran Bretaña y Guyana sobre el territorio Esequibo.

En 2003 escribí un artículo en www.VHeadlines.com, publicación desaparecida, en el cual abogaba por una solución similar de un gran parque binacional, sin conocer, en aquel momento, la propuesta del insigne venezolano Kerdel Vegas.

Con todo respeto por quienes piensan diferente y sin pronunciarme sobre la validez o no de nuestro reclamo histórico, pienso que esta es una idea que debe ser seriamente considerada por los venezolanos, por las siguientes razones:

Ya la zona en disputa no es de Inglaterra, sino que forma parte de una nación independiente, Guyana. Más aún, la zona en reclamación sería equivalente a casi la mitad del territorio guyanés, algo que sería inaceptable para Guyana y visto como virtualmente imposible desde la óptica geopolítica actual.

Actualmente y por el futuro previsible, Guyana tiene el completo apoyo de toda la región en este diferendo. Ni Cuba, la tutora del régimen chavista, está a favor de la posición venezolana. Los países miembros de Petrocaribe, los cuales han recibido dádivas cuantiosas del régimen chavista y son esencialmente leales a ese régimen en el seno de la OEA, tampoco apoyan la posición de Venezuela.

Los intereses de las dos grandes potencias mundiales, Estados Unidos y China, están firmemente enlazados con Guyana en razón del desarrollo petrolero que se lleva a cabo allí, en el cual ambas potencias están involucradas.

La tendencia mundial, probablemente irreversible, es hacia una mayor conservación de las áreas forestales que han sido objeto de depredación y explotación irracional en el pasado. La idea de una extensa zona forestal protegida para el bienestar de la humanidad sería sumamente atractiva para todos los países del planeta.

El territorio actual de Venezuela está en estado caótico, el cual requerirá de gigantescos esfuerzos de recuperación por parte de futuros gobiernos democráticos, honestos y realmente venezolanistas, es decir, lo diametralmente opuesto a la tragedia venezolana actual. Nuestro país no necesita más territorio sino cuidar mejor el que ya posee. ¿Para qué más, si hemos destruido lo que tenemos? Arreglemos nuestro hogar antes de pensar en añadirle habitaciones.

En general, creo probable que Venezuela pudiera obtener algunas concesiones en materia de desarrollo petrolero conjunto  en algunas áreas costa afuera, como parte de una propuesta de solución binacional o, incluso, multinacional, sobre el territorio en disputa, designándolo como gran Zona Protegida para la Humanidad, con un plan de protección ecológica y de desarrollo forestal o minero muy controlado, manejado por una Comisión Internacional, aunque no creo que esto deba ser un punto de honor para nuestro país, cuyos inmensos recursos de hidrocarburos probablemente nunca serán plenamente desarrollados.

Desde la epopeya continental del ejército libertador, hasta nuestro liderazgo en la   construcción de naciones y nuestras ayudas a la solución de conflictos agudos en la región latinoamericana, Venezuela ha tenido relevancia mundial cuando ha tomado generosas iniciativas de gran aliento, más allá de sus fronteras físicas o políticas. Una iniciativa venezolana para resolver el conflicto sobre el Esequibo de esta manera nos pondría a la cabeza del movimiento conservacionista mundial, nos daría el prestigio moral que Venezuela como sociedad ha ido perdiendo a manos del régimen chavista/madurista y estaría más en línea con las tendencias que se acentúan hoy para preservar la vida humana en un planeta acosado por un deterioro generado por la insensatez.

Nuestra nación necesita ser llamada de nuevo a la grandeza, ciertamente no a la categoría de potencia, como pretende el grotesco Plan de la Patria, sino al liderazgo moral. Esa es la verdadera grandeza.