El régimen madurista no debe continuar, pero está continuando y es necesario saber lo que debe ocurrir para que descontinúe.
A diario la prensa trae noticias sobre actos dentro de las FANB que revelan su atención formal de trato a civiles de la burocracia, pero que no constituyen óbice para eventual disidencia, de conformidad con su riguroso modo de proceder, de caro arraigo institucional.
Del exterior sobran noticias sobre el rechazo que la mayoría de los países de la ONU han tendido al régimen cívico-militar que estaba encabezado por Maduro, pero que ahora es solo militar comandado por el general Vladimir Padrino López.
Lo que no está claro sobre el traspaso del régimen es el cómo y el cuándo. Sobre esto la imaginación no puede ser escuálida.
Hablando de solución, esta puede ser una:
Como Edmundo González Urrutia ya anunció su decisión de viajar a Venezuela para su juramento el 10 de enero, es factible que llegue en barcos provistos por la ONU repletos de venezolanos, escoltados por funcionarios de países que formalicen acompañarlos, de conformidad con protocolos aplicables de dicha organización.
Recuérdese que puede haber gendarmería de la ONU también para seguridad, no para combatir a las fuerzas militares venezolanas, y que todas esas escoltas son enviables como prenda de intervención pacífica prevista en las normas de la ONU.
Todo esto no se relaciona con casos de discrepancia entre países que pueda desembocar en actos de riesgo intemperante.
Habiendo sucedido ese regreso, procede la salutación de la FANB, que entonces empieza un nuevo trayecto en su enjundioso camino venezolano.
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