Considerando que Venezuela vive bajo un feroz ejercicio del poder y que desde comienzos de 2014 –cuando usted fue detenido– se dejó de hacer política de carácter persuasivo, para concentrarse únicamente en el desarrollo y expansión de una inmensa estructura policial y militar represiva, que hoy somete sin disimulo alguno al conjunto de la sociedad venezolana y a sus dirigentes sociales y políticos.
Considerando que los espacios públicos del territorio venezolano son hoy una especie de coto de caza de grupos como la FAES, el Conas, la PNB, el Sebin-torturador, la Dgcim-torturador, policías regionales, bandas paramilitares, FARC-Mafia, ELN, GNB, Milicias, operadores del CLAP, operadores rusos, operadores bielorrusos, operadores iraníes, operadores de Hezbolá, operadores chinos, operadores cubanos, bandas del PSUV, narcooperadores, traficantes de personas en las fronteras, mafias del oro, mafias del coltán, mafias del diamante y más.
Considerando que ese poder criminal y esos operadores están agrupados, articulados y activos a favor de un único propósito, que es el de mantenerse en el poder al costo que sea, es decir, están dispuestos a torturar y matar a los que se interpongan en su objetivo.
Considerando que todas estas mafias uniformadas o no, venezolanas o no, conocidas o no, comparten un estatuto probablemente único en el planeta, que es el de la impunidad absoluta, renovada y descarada, porque viven bajo el amparo de la doble protección de sendos y poderosos regímenes, uno militar y otro judicial, que los hace no solo invulnerables sino también extremadamente peligrosos.
Considerando que para todas estas mafias que saquean los bienes nacionales, matraquean, detienen, persiguen, roban, extorsionan y torturan a los ciudadanos, no es negociable un cambio de régimen porque ello significaría que los jefes de todas esas organizaciones criminales irían a parar a los tribunales y a las cárceles, es decir, tendrían que enfrentar la justicia.
Considerando que esas mafias cuentan con un jefe que las controla a todas, que están interconectadas, disponen de armas, tecnologías para espiar a la sociedad, grupos distribuidos con capacidad de operar en todas las regiones del territorio venezolano y también más allá de las fronteras, tienen vehículos en buen estado con gasolina, municiones, bombas lacrimógenas, centros de detención conocidos y otros clandestinos, bates para torturar, cables enchufados para torturar, botes de agua para torturar, expertos en la práctica de torturar, es decir, una inmensa, gorda, aceitada y eficaz estructura de terror.
Considerando que esa estructura mantiene bajo su control, nada menos que a la mafia responsable de organizar los procesos electorales, el Comando Nacional de Estafadores, con el que próximamente procederán a liquidar la legítima Asamblea Nacional para convertirla en una nueva mafia dedicada a perseguir y violentar a los ciudadanos indefensos.
Considerando que las mafias controlan la producción e importación de combustibles, lo que equivale a decir que controlan quién se transporta o no.
Considerando que tienen el control total de las telecomunicaciones, es decir, capacidad demostrada para bloquear Internet, bloquear la comunicación telefónica, escuchar las conversaciones, grabar sin autorización y más.
Considerando que este poder estructurado como una mafia de mafias ha destruido la casi totalidad de medios de comunicación independientes que habían en el país, y persigue a periodistas, fotógrafos y equipos de televisión, roba equipos, destruye material reporteril, allana sedes, detiene a trabajadores, asedia a propietarios, exilia a quienes denuncian, o simplemente los detiene y los tortura, con lo cual en Venezuela, la posibilidad de un proceso electoral con acceso libre y garantizado a los medios de comunicación es ninguna. Cero.
Considerando que la mafia de mafias ya demostró en mayo de 2018 su capacidad para el fraude sin disimulos, convocando a una elección fuera del marco de la ley, que fue el mecanismo para asegurarse seis años más de ejercicio del poder, ilegítimo, ilegal, fraudulento. Es decir, puso en marcha un poder clara e inequívocamente usurpador.
Considerando que la mafia de mafias ha logrado evadir el bloqueo de los países democráticos y continúa ingresando recursos a través de distintos medios y mecanismos ilegales y opacos, pero que funcionan perfectamente para sus fines.
Dichas estas cosas, a las que podrían añadirse tantas otras como usted bien sabe, con una oposición exhausta, sin recursos, significativamente exiliada, con varios de sus partidos políticos más importantes ilegalizados —Voluntad Popular entre ellos—, ¿cómo, de qué modo, bajo qué plan de lucha los demócratas venezolanos, los que están en Venezuela y los que estamos fuera, podríamos organizarnos, para así crear un estado de cosas que pudiera conducirnos a una elección libre, justa y transparente, arbitrada por una entidad autónoma y profesional, y no bajo el mandato del mismo grupo de uniformados, una de las mafias que mantiene a la mafia de mafias en el poder?