“Estaban borrachos y querían una mujer” (palabras de Aimée Dupré de 99 años el 3 de junio de 2024 al hacer pública la carta que dejó su madre Aimée Helaudais Honore. En el texto de la carta se describe cómo su madre fue violada por varios soldados estadounidenses la noche del 10 de agosto de 1944 en Montours, un pequeño pueblo de Bretaña a 130 kilómetros de las playas de Normandía. Tomado de: Swissinfo.ch, 03-06-2024, “Las francesas rompen el tabú de las violaciones por soldados estadounidenses en 1944”).
La violación de Aimée no fue un caso aislado, en octubre de ese año se juzgaron 152 soldados estadounidenses que no se comportaron como nobles libertadores de Francia. La semana pasada, al iniciar una breve serie de artículos sobre el Día D y la Batalla de Normandía (del 6 de junio al 30 de agosto de 1944) describimos la profunda admiración que sentimos desde muy niños por los soldados Aliados que lucharon en contra del ocupante nazi, y cómo dicho sentimiento nació gracias a montones de películas, documentales y libros que vimos y leímos. La perspectiva heroica que se tiene de los hechos se conserva casi intacta tal cómo nos mostraron las celebraciones del 80 aniversario, aunque algunos medios de comunicación (poquísimos) hablaron de “su lado oscuro”; y hoy analizaremos este aspecto: el más triste y trágico.
Los otros horrores fueron los bombardeos de saturación sobre los pueblos de la región por parte de la aviación de las fuerzas “libertadoras”; el inicio de una nueva ola de refugiados, fusilamientos sumarios y maltrato de prisioneros de guerra, y masacres de pueblos enteros como retaliación por su resistencia o como venganza como fue el caso de Oradur-sur-glane. Londres sufriría también con el bombardeo alemán con misiles V1 (desde el 13 de junio) y V2 (8 de septiembre); y la Resistencia Francesa o los sospechosos de ayudarla fueron asesinados por la Gestapo y la Wehrmacht, entre ellos el historiador y fundador de la “Escuela de los Annales”: mi maestro en la distancia del tiempo: Marc Bloch. A tan solo diez días del desembarco fue sacado de su celda y junto a 27 compañeros fue fusilado, se dice que gritó: “Vive la France!”
Es cierto que en comparación a la política de violaciones que desarrolló el Ejército Rojo cuando ocupó Alemania, los casos de soldados angloestadounidenses en Francia son mucho menores. La historiadora estadounidense de la Universidad de Wisconsin: Mary Louise Roberts, se ha dedicado al tema y ha demostrado en sus libros: What Soldiers Do: Sex and the American GI in World War II France (2013) y D-Day through French Eyes: Memoirs of Normandy 1944 (2014), que para animar a los soldados a luchar tan lejos de casa se le describió a las francesas como “mujeres fáciles”. Un buen ejemplo, agrega, es que la revista de la US Army: Stars and Stripes, estaban repletas de fotos de soldados besando y abrazando a mujeres a medida que avanzaban en Italia y Francia, y el 9 de septiembre de 1944 titula: “Las francesas están locas por los yanquis (…) Es por lo que luchamos”. Por esta razón, y por la verguenza que significa denunciar una violación y más en un contexto donde todos celebran la “liberación”, junto a las autoridades francesas no podían hacer nada con el gobierno militar que establecieron los angloestadounidenses a medida que ocupaban el territorio de Normandía; se atrever a afirmar que los casos pueden superar los miles. Al final la tendencia por parte de las autoridades fue convertir dicho crimen en algo supuestamente racial y culpar a las tropas afroamericanas, hacer de los casos en que ellos se veían involucrados como los más frecuentes (de 29 condenados a muerte por el delito de violación, 25 eran negros). Paradójicamente los propios franceses terminaron por afirmar que los alemanes rara vez se comportaron de esa forma con las mujeres, a pesar de los sanguinarios que fueron con los hombres de la Resistencia y el pueblo judío.
El canal France24 (Florence Gailard y otros, 17-06-24, “80 años del Día D: recordando el verano de sacrificios en Normandía”; pero en especial el breve documental sobre el mismo tema) resalta el gran costo humano y material del desembarco en todos los pueblos de Normandía. Pequeños museos de la zona han realizado una tarea de recopilación de testimonios y revisión de los archivos municipales, los cuales han permitido ofrecer una mirada distinta: la de las víctimas: 20.000 muertes al ser atrapados en la línea de fuego, pero en especial por los bombardeos que realizaron los Aliados. El objetivo era impedir la llegada de refuerzos alemanes de modo que los pueblos que servían de encrucijadas o paso de dichas tropas fueran bloqueados por los escombros y la eliminación de todo tipo de vías. Luego vino la artillería que terminaría de destruir los que había quedado en pie. Muchos campesinos no habían padecido hasta el momento la Segunda Guerra Mundial, a pesar de la ocupación de su país. Los generales alemanes habían establecido el principio que la victoria o derrota del Tercer Reich se decidiría en la Batalla de Normandía, después de ella los Aliados solo tendrían el obstáculo del río Rin y la línea Sigfrido. De modo que su lucha fue aguerrida. Muy pocas películas sobre el Día D e incluso los combates siguientes muestran la crudeza de esta realidad que padecieron los franceses.
Otro de los grandes aprendizajes que me dejó en mi niñez la serie documental británica The World at War (1973-74), fue la existencia de un pueblo en Francia que en marzo de 1945 el general Charles De Gaulle al visitarlo decidió que sus ruinas no fueran nunca tocadas. En el último episodio (“26. Remember”) se relata cómo el sábado 10 de junio de 1944 apareció en dicho pueblo la 3.ª Compañía del 1.er Batallón del Regimiento Der Führer, de la División SS Das Reich del Waffen-SS en torno a las dos de la tardes. Sus habitantes pensaron que era solo una revisión de papeles y cómo ellos jamás habían albergado miembros de la Resistencia no tenían nada que temer, hasta ese momento la guerra nunca había llegado hasta su pacífica aldea de Oradur-sur-Glane. Revisaron todas las casas y negocios reuniendo 190 hombres en la plaza del mercado, y 245 mujeres y 207 niños fueron llevados a la iglesia. Al sonar el primer disparo del fusilamiento de todos los hombres, los soldados masacraron a todos los que estaban dentro del templo. Solo unos pocos pudieron escapar y contar lo que ocurrió. Posteriormente las tropas quemaron la iglesia y destruyeron cada edificio.
Ambos bandos realizaron fusilamientos sumarios de prisioneros de guerra tal como se puede ver en la serie Band of brothers (Tom Hanks & Steven Spielberg, 2001). El año pasado en agosto se exhumaron los cuerpos de 40 soldados alemanes que fueron asesinados por partisanos de la Resistencia el 12 de junio de 1944, y el hecho se supo gracias al único testigo que quedaba vivo y que tenía 100 años: Edmund Reveil, el cual lo calificó como crimen de guerra y anhelaba que los cuerpos le fueran entregados a sus familiares. Sobran las palabras, como ha dicho el Papa: “Las guerras siempre son una derrota”, es el fracaso de la humanidad. Por eso debemos estudiarla y conservarla en la memoria.
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