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¿Una nueva Inquisición?

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En el año 2015 se promulgó la Ley 12/2015 en materia de concesión de la nacionalidad española a los sefardíes originarios de España.

Ese instrumento legal reconoce el grave error cometido por la España de contradicciones, que la llevó a uno de los mayores actos de injusticia, como lo fue la expulsión de los españoles judíos de su propia  patria.

Quienes de alguna manera participamos en el “cabildeo” y en las discusiones de la ley, presenciamos que todas las fracciones políticas españolas entendían que la ley debería abrigar no solo a los judíos practicantes, sino extenderla a todos aquellos quienes tuvieran alguna conexión con el linaje sefardí, pues de lo contrario habría sido una ley discriminatoria.

Una pésima ley

Como español considero que la ley ha sido un auténtico fraude: una “chapuza”; sin embargo, el mero hecho del reconocimiento histórico ya valía la pena y así se lo expresamos en su momento al entonces ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, a quien admiro y respeto. Adicionalmente a lo expuesto, el trámite es largo, engorroso y sumamente costoso: implica, obligatoriamente, un viaje a España, honorarios de abogados, pago de vinculaciones con España, donativos, etc.

La ley nunca contó con un reglamento, se delegó en el notario la responsabilidad de establecer si están reunidos los extremos bajo su criterio para otorgar el Acta de Notoriedad de los solicitantes, la cual, una vez subida a la plataforma del Ministerio de Justicia, no puede ser objetada, a menos que se demuestre que se hubiesen forjado documentos o presentado información falsa.

Cambio de criterio para conceder nacionalidades 

La Dirección General de Seguridad Jurídica y Fe Pública empezó a emitir una serie de circulares por medio de las cuales pretende legislar, realizando repentinos cambios de criterio de manera totalmente arbitraria, a pesar de que la mayoría de los funcionarios que allí laboran habían suscrito resoluciones que ahora contradicen. Esto es inaceptable en un país donde supuestamente prevalece el imperio de la ley. ¡Como español me avergüenzo de lo que está pasando!

Expectativas sobre la ley

Al inicio de la Ley 12/15, las autoridades españolas pensaban que se se otorgarían cerca de 200.000 nacionalidades, pero al día de hoy solo se han tramitado 55.000 solicitudes, de las cuales han sido concedidas únicamente 27.000.

Los aspirantes a la ley

Habrá que documentar a futuro el perfil de los aspirantes a conseguir su nacionalidad española por la Ley 12/15; sin embargo, se tiene conocimiento de que, una gran mayoría de ellos tiene estudios superiores, y muchos son profesionales de renombre y personas exitosas que de ninguna manera representarán una carga social para España.

¿Raíces antisemitas en medio de todo esto?

Me niego a pensar en la posibilidad de que las raíces antisemitas enquistadas en una parte de la política española puedan estar floreciendo, o que Torquemada y otros estén ahora mismo reencarnando en quienes tienen en sus manos la posibilidad de poder distorsionar el proceso natural de otorgamiento de la nacionalidad a los sefardíes originarios de España.

Judíos en la península ibérica

Hay que recordarles a aquellos que ostentan el poder en este momento en España, muchos de ellos de origen sefardí, que la península ibérica fue habitada por judíos mucho antes que otros y que los judíos son los únicos que, ininterrumpidamente en el tiempo, han permanecido allí, habiendo certificado el paso de fenicios, griegos y cartagineses; y por cierto, sobrevivieron a todos los ministros y directores ministeriales de la historia.

Genealogías centenarias

Por mero capricho de las autoridades españolas, y a través de una circular, se pretende ahora exigir un árbol genealógico a cada solicitante que aspire a tramitar su nacionalidad a través de la Ley 12/215, algo así como si de recuperar un título nobiliario se tratara; es decir, se está minando un proceso legal al pretender cambiar el verdadero propósito, esencia y espíritu de dicha ley.

Son muy pocos los que pueden lograr demostrar una genealogía de 500 años; la gente de “alcurnia” seguramente sí, porque se han casado en importantes catedrales o iglesias, o porque han tenido los medios necesarios para poder preservar su memoria histórica; sin embargo, es oportuno recordar que la Inquisición acabó con grandes archivos documentales y que, adicionalmente, los judíos expulsados tenían que borrar de alguna forma su pasado para poder sobrevivir, de manera que incorporar un requisito como este, que no está establecido en la ley, aparte de convertirse en una petición totalmente ilegal es altamente clasista y elitista.

ADN iberoamericano

Un estudio realizado por un científico que trabaja para el Museo de Historia Natural de Londres, hecho con una muestra representativa, demostró que más de 23% de los iberoamericanos tiene por lo menos 5% de ascendencia sefardí: ¡Cristóbal Colón también hizo lo suyo! Entonces, claro está que los apellidos comunes en España tienen una vinculación directa con los sefardíes expulsados.

Desacreditación de comunidades e instituciones judías de reconocimiento mundial

Si realmente tuviera que definir en una sola palabra al pueblo judío, esta sería: memoria; gracias a esa memoria, el pasado permanece, y permanecerá por siempre, vigente. El pueblo judío ha logrado vibrar por más de 5.700 años y, si hay algo que lo caracteriza, unido a su solidaridad y de llamarse y ser “el Pueblo del Libro”, esta es la seriedad y la tradición en las instituciones centenarias que crearon. Pues bien, en estos momentos, las autoridades del Ministerio de Justicia de España, están buscando desacreditar a instituciones que tienen documentación importantísima sobre el acervo judeo-sefardí, lo cual es algo inaceptable. No logro comprender cómo los representantes de las comunidades judías de España no plantan cara a su gobierno.

Crecimiento de España

Se estima que, para el año 2100, España tendrá la mitad de su población. España es uno de los países que menos crece en el mundo, lo que puede llevarlo a la ruina, entonces existe un plan de crecimiento hecho por el gobierno actual para aumentar su número de  habitantes; ¿qué mejor, me pregunto, que sumar por medio de un grupo tan importante y valioso de personas, como lo son los sefardíes, quienes traen consigo el arraigo a España, la lengua y las costumbres?

Mientras se están negando solicitudes a sefardíes, el año pasado se otorgaron cerca de 40.000 nacionalidades a ciudadanos que han llegado ilegalmente ¿Será que habrá que llegar en pateras para conseguir una paga y un pasaporte? ¿Es ese ese el crecimiento que deseamos los españoles?

Si no se rectifica a tiempo, más que ante una interrogante, estaremos en presencia de una grave, gravísima injusticia y, peor aún, consumando una nueva Inquisición.

 

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Twiter: @davidbittano

instagram: davidbittanobadia

 

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