OPINIÓN

Una nueva Gran Colombia, ¿cuál?

por Alberto López Núñez Alberto López Núñez

El sueño de Bolívar fue la unión de Venezuela y Colombia en un solo país, la Gran Colombia. En efecto somos una sola nación dividida en dos países. La coyuntura actual hace más clara esa visión bolivariana. El comunismo internacional, desde los primeros días de la Revolución cubana, puso los ojos sobre Venezuela, y solamente la fuerte reacción de Rómulo Betancourt impidió que Fidel se cogiese Venezuela, el Ejército venezolano en poco tiempo derrotó a las guerrillas castristas.

Otra historia ha sido la colombiana. Las características geográficas, pero sobre todo la indolencia del establishment colombiano, determinó que el ataque de los narcoterroristas comunistas sobre el Estado colombiano durase décadas. Solamente la acción tenaz de Álvaro Uribe con su política de seguridad democrática hizo arrinconar a los criminales de lesa humanidad de las FARC a las fronteras de Venezuela y Ecuador y si no hubiese sido por el apoyo de esos gobiernos Uribe las hubiese derrotado totalmente.

Ese panorama victorioso de las democracias colombianas y venezolana sobre el narcoterrorismo comunista se volteó, en Venezuela y Colombia, no por el triunfo militar del castrocomunismo sobre los Estados, sino por estratagemas de Fidel para apoderarse de esos países. Esa estratagema es el socialismo del siglo XXI.

En Venezuela se aplicó la estrategia de la Carta del Foro de Sao Paulo, se llegó al poder por la vía electoral y a partir de allí se estableció la dictadura del chavomadurismo, que convirtió ese otrora poderoso país en uno de los más miserables del mundo. En Colombia fue aún peor la tragedia, el pueblo ni siquiera engañado llevó al poder a un representante del comunismo internacional, no, el pueblo colombiano votó expresamente, en plebiscito, contra un acuerdo dizque de paz, que en realidad era la entrega del país a las FARC, pero una estrategia de instauración velada de la dictadura hizo que el Congreso y las Cortes, en contra de la voluntad popular, instaurase la dictadura del farcsantismo.

Estamos, pues, ante un panorama inusitado: el comunismo internacional tiene el proyecto de crear una segunda Gran Colombia, la del socialismo del siglo XXI, pero la antítesis de la soñada por el Libertador, en vez de libre, próspera, grande, se pretende que en nuestros países se instaure un régimen que haga a nuestros países miserables, esclavos y dependientes de unos dirigentes que instauran un narcoestado.

El esquema de esa Gran Colombia al revés se vive ya en la frontera Apure-Arauca, donde el chavomadurismo en coalición con el farcsantismo instauró un régimen de opresión en manos de los carteles de las FARC y de los soles. Ese es el destino que el socialismo del siglo XXI pretende para nuestros países.

De manera que a los pueblos colombiano y venezolano les corresponde un papel heroico en el futuro inmediato: en Venezuela, levantarse contra ese proyecto hegemónico del socialismo del siglo XXI y derrotar a la dictadura del Cartel de los Soles , que ha aniquilado el país, hundiéndolo en la miseria y la opresión; y en Colombia, elegir un presidente en 2022 que sea firme en contener la consolidación de la dictadura del farcsantismo.

La diáspora venezolana tiene un rol preponderante en iluminar a la dirigencia y el pueblo colombiano en la vía que se le viene al país de dejarse engañar por la aventura del petrismo o de sus compañeros de ruta de la Coalición de la Esperanza. El liderazgo nacional debe declinar intereses personales o grupales por el bien de la patria, los políticos tienen que elegir una candidatura unitaria que se aboque a derrotar el socialismo del siglo XXI en Colombia, de los precandidatos con posibilidades y claridad en esta tarea ( Zuluaga, Cabal, Nieto, Gutiérrez, Char, Peñaloza) elegir uno que en primera vuelta derrote al o los candidatos del socialismo del siglo XXI, al liderazgo económico, social, académico etcétera no caer en la tentación de beneficios a corto plazo que serán el camino de la servidumbre.

Una vez contenido el socialismo del siglo XXI en Colombia el año que viene, se le verá más difícil a los carteles narcoterroristas comunistas en ambos lados de la frontera implantar su sueño de una Gran Colombia narcoterrorista, un líder fuerte en Colombia dirigirá la colosal tarea de reafirmación democrática en ambos países.