El escenario de una intervención militar en el territorio del Esequibo, como parte de las maniobras políticas del régimen de la revolución bolivariana, disponibles para sacarle la mayor cantidad de réditos frente a la coyuntura de las elecciones presidenciales del 28J, ocupa espacios de temor nuevamente ante la opinión pública nacional e internacional. Esta vez con mayor contundencia ante la posibilidad de un revés electoral para la candidatura de Nicolás Maduro. Un cambio político representa para él y para los demás integrantes de la nomenclatura roja rojita de enfrentar la justicia nacional y global por la gravedad de cargos que se le sindican durante 25 años de socialismo del siglo XXI. Una derrota electoral levanta una alarma parecida a la que mercadeaban públicamente los narcos de los ochenta en la Colombia de los carteles de Medellín y Cali en una expresión que se decía hasta dónde llegaban los escrúpulos y las defensas en última instancia cuando tecleaban en sus comunicados “prefiero una tumba en Colombia que una cárcel en Estados Unidos”.

La primera pregunta de este desarrollo es para darle respuesta a la inquietud generalizada en diversos espacios especializados sobre los temas geopolíticos y militares de actualidad y los que están registrados históricamente con las conexiones de eventos de similares: ¿Puede hacerlo? La segunda interrogante está amarrada a la anterior con los mismos anclajes de referencias, sobre todo los que se asocian con anexiones, con banderas falsas y con recursos extremos para desviar la política interna hacia la internacional con la evidente motivación de puyar en lo profundo del nacionalismo, de activar aceleradamente el patriotismo y para remachar en la fidelidad hacia el Pabellón, el Escudo y el Himno Nacional para llegar a la unidad de la nación, y esa consulta es: ¿cómo hacerlo?

Los mejores ejemplos contemporáneos a nivel internacional que encajan para este desarrollo están en el Anschluss en 1938 con la anexión de Austria a Alemania, con la invasión de las Malvinas en 1982 que generó una guerra no declarada entre Argentina y el Reino Unido, y la invasión a Kuwait en 1991 que creó una coalición de 34 países encabezados por Estados Unidos en «la madre de todas las batallas» contra el Irak de Saddam Hussein. Todos con resultados adversos a los jefes políticos y militares que desencadenaron los acontecimientos. Adolfo Hitler terminó suicidándose 7 años después, los generales y almirantes argentinos de la Junta están purgando cadenas perpetuas en su país y Saddam Hussein terminó en la punta de un mecate después de que lo sacaron de donde estaba encuevado. ¿Puede hacerlo Maduro?

Los tres eventos históricos anteriores fueron de riesgo calculado. La Segunda Guerra Mundial, la Guerra de las Malvinas y la Guerra del Golfo no formaban parte de los cálculos pero entraron en el inventario de los resultados para Alemania, para Argentina y para Irak con 5 años de conflicto global, 2 meses de enfrentamiento entre dos países en el Atlántico Norte, y 6 meses de alianzas guerreristas en el Medio Oriente, respectivamente, con las correspondientes secuelas de muertes, heridos, daños a las infraestructuras e impactos a la economía de los países involucrados. ¿Puede la revolución desencadenar algo parecido?

Luego está un evento más doméstico. En el barrio. Al doblar nuestras esquinas. También de riesgos calculados. De movilizaciones por ambos países hasta una zona activada como un teatro de operaciones desde donde se activó una crisis limitada a los dos países involucrados y con la atención de los organismos multilaterales regionales y mundiales. Un incidente que obligó a acuartelar sus efectivos militares en ambos países, a hacer el proceso de concentración y despliegue de unidades de combate de tierra, de mar y de aire, y de ponerse a punto de maniobrar sujetos al desenlace del histórico diálogo entre el CF Castañeda Giral (ARV Libertad) y el CF García Torres (ARC Caldas) en las encrespadas aguas del golfo de Venezuela. Un episodio de 9 días de duración que activa del lado venezolano un teatro de operaciones con un escenario aeronaval y otro aeroterrestre habiéndose activado los supuestos contemplados para la activación de la Hipótesis Verde previstos en el párrafo 1 (Situación) ordinal d (Suposiciones). A partir de ese día toda la atención de la subregión, del continente y del hemisferio se focalizó entre la zona comprendida por debajo del paralelo de Castillete y Punta Espada con ambos navíos en zafarrancho de combate y con las reglas de enfrentamiento activas en la memoria de una y otra tripulación. Es el 9 de agosto de 1987. Un día que hubiera pasado como cualquier otro para los venezolanos y colombianos comunes hacia adentro de las fronteras hasta que al día siguiente se empezaron a movilizar soldados y equipamiento en una actitud de hostilidad a punto del primer disparo, que indicaban la ocurrencia de un evento inusual entre los dos países desde los días de los pasajes rasantes de los aviones P47 Thunderbolt en los islotes de Los Monjes en 1952. Después de la actitud decidida de los militares venezolanos a lo largo de todo el teatro, los colombianos se replegaron inmediatamente del histórico discurso del comandante en jefe el doctor Jaime Lusinchi el 17 de agosto. Ni un solo tiro, ni un solo muerto, nada de heridos. Ningún rasponcito. Nada de bajas ni combate. Pero las fuerzas armadas se comprometieron en el acuartelamiento tipo A desde el primer día. Esos días no fueron de elecciones y si lo hubiesen sido, se hubieran suspendido porque quienes ejecutan el Plan República son las fuerzas armadas que estaban desplegadas en San Pedro del Río en el estado Táchira, en inmediaciones de Guarero en Zulia o en el golfo de Venezuela. ¿Puede activar una iniciativa operacional similar el general Padrino por órdenes de Maduro? ¡Prepare su respuesta con justificaciones doctrinarias!

Veamos. Un oficial de inteligencia dentro de la Fuerza de Defensa de Guyana, en el diseño de una apreciación actualizada para presentar al presidente Irfan Ali, se centraría puntualmente en la redacción dentro de las actividades reveladoras recientes y actuales del documento en todos los últimos incidentes registrados con los barcos de exploración petrolera en el bloque Starbroek en plena fachada atlántica venezolana. Los incidentes donde fueron interceptados barcos de exploración contratados por la Exxon Mobil y buques guyaneses de pesca los años 2013, 2018 y 2021. En ese apartado se incluiría el ejercicio diseñado por el CEO de la FAN y ejecutado en Turiamo el 18 de septiembre de 2023, cuando se proyectó una fuerza anfibia para la toma de una cabeza de playa con la participación de fuerzas aerotransportadas y otros medios aéreos, de superficie y terrestres. Adicionalmente, se registraría el referéndum consultivo sobre el territorio Esequibo realizado el pasado 3 de diciembre de 2023, con especial atención a las preguntas 4 y 5 que montan, entre otras cosas, un mandato para justificar la colocación de un navío, con riesgo calculado como los colombianos en 1987, en cualquier extensión del mar pendiente por delimitar en el nuevo estado Guayana Esequiba. Y allí se agregará también la creación de la Zona de Defensa Integral (ZODI) con tres Áreas de Defensa Integral (ADI), y el reforzamiento de la isla de Anacoco en el río Cuyuní con la instalación de un puente para mejorar la conexión desde esa base de protección fronteriza con sus mandos en Tumeremo, cuyo aeropuerto tiene una pista 08/26 de 2.976 metros y fue mejorado últimamente. Mención adicional a los efectivos desplegados e incrementados frente a San Martín de Turumbang, Bochinche y los otros puestos; y todas las proyecciones que ha intensificado la Armada venezolana desde el estado Delta Amacuro.

Allí hay todo un soporte de información para llegar al párrafo 5 de la apreciación después de hacer el proceso que incluye el registro, la evaluación y la interpretación que pudiera concluir en la parte de la más probable posibilidad del enemigo venezolano: “Atacar, a partir de este momento desde sus actuales posiciones en Anacoco, Bochinche, San Martín de Turumbang con sus unidades desplegadas y desde el delta del Orinoco en sus proyecciones navales y fluviales. Ejecutar un asalto aerotransportado en Mathews Ridge, Mabaruma, Morawhanna después de establecer una cabeza de playa en inmediaciones de la línea”. Y como Elemento Esencial de Información (EEI) urgente para resolver y darle más soporte a esa posibilidad enunciada debe atenderse este pedido “La generación de un incidente internacional entre ambos países en las aguas que Venezuela reclama, con unidades de la armada venezolana y alguno de los barcos de exploración petrolera o de pesca autorizada por Guyana, puede servir de argumento militar para una escalada en el Esequibo. De ser así ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Cuándo? Atención particular en este momento electoral en Venezuela y articularlo con las tendencias en la candidatura del presidente Nicolás Maduro.”

Esta es una hipótesis muy negra, que obligaría a la concentración, el despliegue de las unidades militares para cumplir su responsabilidad de soberanía y territorialidad, mientras la crisis en esa parte del Atlántico frente al Esequibo se dirime entre capitanes sin disparar un tiro, como en 1987 en el golfo de Venezuela. Y si eso escala se pasa a las maniobras y allí estará la historia para registrar otro capítulo tipo Anschluss, las Malvinas o Kuwait según y como se encaje en los resultados. Ya se debe calcular que este evento repliega al Plan República que está en fase preelectoral y las elecciones presidenciales quedan en el aire.

Entonces, ¿puede hacerlo? ¿Cómo?

Como se dice en el título, es una hipótesis muy negra y como tal puede o no activarse, pero cuando se trata de riesgos calculados todo es posible.


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