OPINIÓN

Una campaña electoral atípica en El Salvador

por Sofía Martínez Osorio / Latinoamérica21 Sofía Martínez Osorio / Latinoamérica21

Anuncios televisivos y en redes sociales de candidatos llorando o lanzando indirectas a sus contrincantes, vallas publicitarias iluminadas al punto de cegar a los conductores, postes de alumbrado eléctrico forrados con carteles de las banderas partidarias y las caras de los candidatos, eran algunas de las estrategias que solían utilizarse para hacer campaña electoral en El Salvador hasta el 2019. Pero en ese año cambió la estructura ideológica del país con la victoria de Nayib Bukele con más de 50% de votos, logrando así la ruptura del bipartidismo tradicional. Al cabo de dos años, en 2021, el partido político impulsado por Bukele, Nuevas Ideas (N), logró conquistar la Asamblea Legislativa, obteniendo mayoría de escaños convirtiéndose en el partido oficial.

En 2024, elecciones presidenciales (cada cinco años) y legislativas (cada tres años) se juntan. Las cosas han cambiado y en vísperas de los comicios se vive en un “silencio electoral”. En la radio y televisión aparece uno que otro anuncio describiendo el proceso del sufragio, así como vallas gigantes en las carreteras con la cara de candidatos a diputados de N y muy pocos de la oposición pidiendo el voto presidencial.

Estos últimos basan su falta de presencia en medios debido a que no han recibido la deuda política por parte del Gobierno, un apoyo económico el cual es relativo a la cantidad de votos recibido en la elección anterior. A pesar de este poco “bombardeo” en campaña, según el último censo del Tribunal Supremo Electoral (TSE) se espera una participación de más de seis millones de salvadoreños, la mayor en comparación al Padrón Electoral de otros años.

Una campaña de marketing político

Mientras tanto, El Salvador parece ser la tierra donde fluye leche y miel y podría decirse que ha existido una sutil campaña por parte del oficialismo con sus diferentes actores políticos. Para ser más precisos, tres meses antes de las elecciones han ocurrido numerosos sucesos que, aunque no esté escrito en piedra, se pueden relacionar con fines electorales, como la inauguración de una tecnológica y renovada Biblioteca Nacional con fondos procedentes de China; el evento de Miss Universo, el cual fue criticado por las candidatas que posaron con gorras con la insignia de “Bukele 2024” a pesar de que la ley lo prohíbe, y la cereza en el pastel fue la visita de pretemporada del equipo Inter Miami con figuras como Lionel Messi y Luis Suárez, para un partido entre un equipo híbrido de leyendas del fútbol y que vende nostalgia contra una selección nacional que está en un nivel muy por debajo del equipo invitado.

A pesar de no ser el presidente en labores tras la designación de su secretaria privada, Claudia Rodríguez, a la presidencia para poder gozar de una licencia y dedicarse a su campaña electoral, Bukele se reunió, con un protocolo muy presidencial, con el equipo invitado en el hotel donde los jugadores se hospedaban. Finalmente, para fortalecer ese desligamiento con el pasado, el actual gobierno de El Salvador, decidió destruir el 3 de enero el “Monumento a la reconciliación” inaugurado hace años por el gobierno del FMLN en honor a la firma de los Acuerdos de Paz.

Con una frágil oposición, así como la seguridad ciudadana a través de la continuidad de un régimen de excepción como estandarte, parece que Bukele tiene asegurada la victoria, al igual que los candidatos a diputados de su partido amparados por la popularidad de su líder. A pesar de que en las papeletas electorales figuren partidos como Fuerza Solidaria (FS), Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Nuestro Tiempo (NT), Fraternidad Patriota Salvadoreña (FPS), Partido de Concertación Nacional (PCN), Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), Partido Demócrata Cristiano (PDC) y VAMOS una crisis de partidos en El Salvador es inevitable y parece que las cartas ya están jugadas.

Reformas anticonstitucionales

No obstante, muchos han sido los acontecimientos desde 2019 hasta la fecha. Las reformas impulsadas por la casa presidencial y avaladas con mayoría en el hemiciclo salvadoreño han sido las piezas claves para garantizar la nueva victoria a pesar de que la Sala de lo Constitucional establece que la Constitución de El Salvador prohíbe una reelección inmediata.

Fue así como en su primer día laboral en 2021, diputados de N y sus aliados removieron a los antiguos magistrados de la Sala de lo Constitucional e impusieron a cinco abogados, meses después, este nuevo equipo de trabajo emitió una resolución a favor de la reelección inmediata a pesar de los seis artículos de la Constitución que la prohíben. Luego Bukele anunció en la celebración del Día de la Independencia en el año 2022 su candidatura presidencial junto a Félix Ulloa como vicepresidente para las elecciones de 2024. Casi un año después, la candidatura se hace oficial en la cuenta de Twitter de su partido.

Además de las diferencias entre las campañas electorales, estos comicios cuentan también con otros cambios que podrían promover la desigualdad entre los contrincantes generando un impacto en el régimen electoral. Por ejemplo, la reducción de diputados en la Asamblea Legislativa, la reducción de los municipios y el voto en el extranjero y en línea, el cual se lleva a cabo desde el 6 de enero hasta el 4 de febrero y donde cualquier salvadoreño que cumpla los requisitos como tener un documento de identificación ya sea vigente o caduco pueda emitir. En El Salvador existen tres tipos de modalidades para emitir el sufragio: voto por bandera, preferente y cruzado.

Ya está todo listo para el 4 de febrero y con una propaganda rodeada de palabras como “proceso democrático”, para algunos esto sigue en tela de juicio. En esta coyuntura electoral podría anunciarse directamente a un ganador, no obstante, puede que los resultados nos sorprendan. Es así como a una semana de que se lleven a cabo las elecciones, El Salvador se encuentra “en calma”, no solo por la poca propaganda electoral y una campaña escasa, sino también por una falsa para algunos y verdadera para otros, seguridad brindada por el régimen de excepción.

“No regresemos al pasado, que el camino sea irreversible…”. Así dicta Bukele en su único video de campaña electoral en redes sociales.