«No me quitaste el estigma» (RAFAEL CADENAS)
No es fácil saber cuándo ni de qué manera uno empieza a buscar libros de poesía. La adolescencia de instituto que nos infectaba con listas de libros que teníamos que leer: antologías del 27, García Lorca, Alberti y el exiliado. Aprecias, inconsciente, las ediciones extranjeras de poetas franceses, Rimbaud y Baudelaire. Te repiten en clase una y mil veces «y que yo me la llevé al río pensando que era mozuela, pero tenía marido», «verde que te quiero verde».
Descubres al llegar a casa a una admiradora de la poesía de Bécquer cuando oyes a tu madre recitar aquello de que «volverán las oscuras golondrinas de tu balcón sus nidos a colgar». Años después te oyes a ti mismo pedirle dos libros de Alberti para tu cumpleaños. No te crees lo que estás pidiendo. Pocos eligen poesía. Esto es extraño, cuando dos versos de Miguel Hernández son capaces de mover el universo femenino:
«Por tu pie, la blancura más bailable,
donde cesa en diez partes tu hermosura»
Una estrofa de Benedetti sobre la desnudez femenina y la íntima noche aclaran muchas cosas sobre el destino.
«Una mujer desnuda y en lo oscuro
es una vocación para las manos
para los labios es casi un destino
y para el corazón un despilfarro
una mujer desnuda es un enigma
y siempre es una fiesta descifrarlo»
La sentencia reiterada en el discurso de un hombre bueno desordenada en un hipérbaton forzado «Had a dream last night I» * a mí me deja descolocado. Me vuelvo débil y enfermo de repente.
Hace tres años leí un poema pesimista titulado «Derrota« en el cual un hombre hablaba de la sombra que creía ser y del sinsentido de la vida. Y, con todo, hace tres días, ese hombre que no puede salir de su prisión fue premiado con honores desde este otro lado del Atlántico **
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*Langston Hughes, Morning After
**elnacional.com/rafael-cadenas-gana-el-premio-cervantes-2022/_
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