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Un venezolano en Ucrania (parte 3)

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Despierto para mi segundo día en Kyiv sintiéndome asaltado por tanto estímulo en tan poco tiempo. Decidimos ir a comer antes de las citas pendientes en la tarde y allí sucedió mi primera experiencia con una alarma por bomba en un país en guerra. El tráfico y la gente por la calle se vería casi normal de día (de noche se nota la mitad de la ciudad a oscuras) y cuando suenan las sirenas me fijo que en el restaurante en el cual estábamos almorzando la gente sigue casi como si nada. En la calle, uno hubiese podido pensar que se vería pánico, gritos o grupos e individuos apurados de ir a los abrigos, pues no, la gente se retira poco a poco, en tranquilidad y hasta en un sentido desafiante al enésimo recordatorio de la situación. Poco después ese día me enteré de que había sido el más grande ataque de misiles balísticos de Rusia en Ucrania desde el principio de la guerra… A Kyiv no logró pasar ninguno en esa ocasión.

Ayer comí con mi amigo alemán y cómplice de aventuras. Él es un buen viviente y fue artífice y contacto con los ucranianos por haber apoyado la lucha en muchos sentidos tiene la confianza de todas las partes y actúa como puente. Este amigo alemán es el fundador del medio Freedom Today y ha apoyado la causa al punto de que recibió una medalla de mérito de la parte de Ucrania. También está Joseph Wall, mi amigo norteamericano que es coiniciador de esta idea de apoyar la causa ucraniana. Comiéndome un Botch y discutiendo, se nota que todos somos muy diferentes pero que tenemos muchas cosas en común. Después del almuerzo me presentaron al diputado Maryan Zablotskyy. Entre los temas que discutimos estuvo la importancia de la cultura, del arte y de la comunicación para la lucha por la libertad en el terreno de la batalla y conquista de los corazones y de las mentes. Los artistas estamos a favor de plasmar y promover el justo lado de la historia en nuestras obras como los mismos soldados, los militares crean escenarios y realidad con sus armas y los artistas con nuestros pinceles, pintura y creatividad.

El diputado me habla de estrategias y tácticas que han empleado en el terreno del campo de batalla con particular énfasis en el uso de nuevas tecnologías como los drones, así como de lo que han estado viviendo los ucranianos en esta guerra. En su oficina tiene un fusil Kaláshnikov y varios trofeos de guerra, entre los cuales un pedazo de un jet ruso Su-34 que me muestra y explica con orgullo y detalle. Maryan propone la idea de enseñarme Irpin al día siguiente para que vea con mis propios ojos los efectos de la invasión rusa en el terreno. La discusión viene a tocar el tema del hecho que Banksy hizo una obra de street art en Irpin y allí mismo, con toda naturalidad, Maryan me dijo: «Mañana vamos a Irpin y pintarás una obra al lado de Banksy»…  Media hora y después de unas cuantas llamadas me lo confirma y les tengo que admitir que ese momento de realización de lo que significa como artista pro derechos humanos hacer una obra al lado del gran maestro Banksy en Irpin durante la guerra fue surrealista.

Total, «mañana» es hoy y estoy esperando con mi amigo del norte al diputado en la planta baja del hotel para ir al lugar. Es temprano. Nos viene a buscar el diputado Zablotssky y partimos con él y una escolta en dirección de Irpin, que está a treinta y pico de minutos de Kyiv. En camino, cuando no habíamos aún siquiera salido de la periferia de la capital me muestra un pasaje de la carretera debajo de un puente y me dice: «Hasta aquí llegaron los rusos»… Esto me llama la atención porque estamos a siquiera a pocos kilometros del centro de Kyiv, de verdad estuvieron muy cerca. Pasamos varios checkpoints fortificados que me explican que nunca hay que grabar por obvias razones de seguridad y llegamos como a medio día a Irpin. Pasamos al lado del famoso puente destruido que vimos todos en las noticias al principio de la invasión, donde la gente se refugiaba entre sus columnas para escapar de los combates. Ya lo están reconstruyendo y eso me hace pensar en el nivel de resiliencia tan elevado que he experimentado aquí en Ucrania. Mientras se va uno acercando a Irpin y Bucha, más son evidentes los estragos de la guerra, empieza viéndose un centro comercial parcialmente destruido, una estación de gasolina totalmente carbonizada y edificios residenciales de los cuales solo queda el esqueleto quemado con numerosos impactos. Llegando a Irpin veo con mis propios ojos un barrio entero destruido con edificios totalmente quemados y con huecos que dejaron aparentemente las bombas. Llegamos y hace menos 10° centígrados, entramos a tomarnos un café en una pequeña bodega que tiene electricidad gracias a un generador que está situada en la planta baja de un edificio de los mismos que describí antes llenos de cicatrices de los enfrentamientos en el lugar. Allí nos encontramos con Oleksandr Markushyn, el alcalde de Irpin y héroe nacional que nos lleva con mucho orgullo a ver la obra de Banksy.

Llego al lugar y la veo, la bailarina de Banksy fue pintada sobre un hueco que dejó un impacto de proyectil de tanque en el edificio del barrio totalmente en ruinas. Verla así, in situ, es un sentimiento indescriptible, pero caemos en cuenta de que estamos ante un patrimonio de la humanidad, y ahora me toca a mí el honor de pintar algo al lado. Yo soy y me siento antes que todo y sobre todo venezolano, pero mi vida ha sido de migrante, de movimientos, hace casi 8 años que vivo en Italia, específicamente en la región Basilicata. En esta región fue donde más me desarrollé como artista, comunicador y militante pro derechos humanos, para llegar a este momento y oportunidad. Mi primera idea viniendo a Ucrania era la de pintar algo sobre un tanque ruso carbonizado, pero cuando los tuve en frente ayer en el memorial que hay en Kyiv, la verdad es que sentí en ese momento que no era el mejor soporte para crear la obra y pasar un mensaje claro y noble con arte. No sé que tan apropiado es pintar sobre tumbas, pues eso es lo que son esos vehículos carbonizados. Ahora que estoy al lado de una obra maestra tan significativa de un artista en un lugar tan icónico e importante como Canvas para mi creación teng claroo lo que voy a pintar. Traje un stencil de Carmine Crocco, que es el rey de los brigantes de Lucania. Este personaje es un símbolo de resistencia en Italia, específicamente en el sur (regiones Basilicata, Calabria y Campania), a la invasión de los piemonteses que resultó en la unificación de Italia. Mientras lo estoy pintando, y créanme que no es exageración, las manos empiezan a doler al ser expuestas par de minutos al frío ucraniano. Les explico su historia y significado de la obra, uno de los ucranianos, después de buscar en Google, se sorprende y pregunta: «¿Es una especie de Che Guevara Italiano?», y yo le respondo que no, que era un autóctono en defensa de su tierra, allí canté la primera estrofa de «Brigante se more» (canción folklórica histórica de rebelión) a todo pulmón y entre risas y pacheco serio creé y compartí una de las obras de Arte para Luchar más significativas que he hecho en mi vida. Recuerdo que apenas hecha la obra el influjo y saturación de sentimientos en los días que he estado acá es tan fuerte que no daba ni para realizar lo que significaba la obra misma. El hecho que u’ brigant’ Crocco ahora esté acompañado a la bailarina de Banksy en Irpin es un motivo de orgullo y construcción pluricultural de un mundo en el cual la lucha por la libertad y la independencia siempre es la misma a través de los tiempos, espacios y culturas. Antes de irnos pondero la fuerza y símbolo de que arte hecho por un maestro como Banksy (presuntamente inglés) acompañado por arte de un ítalo-venezolano haciendo referencia a un actor que representa resistencia en una pequeña ciudad como Irpin en Ucrania durante la guerra significa. Aquí están representaciones y aportes de la cultura mundial a una causa nacional que al fin y al cabo es global. Para mí, como artista, esta es una de las obras más sentidas e importantes que he hecho en mi carrera y aún no sé plenamente el valor que tiene para la causa de la libertad, pero intuyo que significa mucho.

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