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Un tal español González

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El título de esta nota es un robo sin vergüenza y por demás alterado del original que pertenece al escritor y periodista Sergio del Molino (n 1979), merecedor de  abundantes elogios críticos  por su  ensayo literario  La España vacía (2016) donde horada y comunica, en fluido idioma español unitario, los cambios ocurridos durante la compleja transición desde el fascismo franquista hasta el país actual.

Pero es en esta cronovela Un tal González (Alfaguara, Octubre 2022) donde anticipa la peligrosa crisis del hoy mismo y de pronóstico reservado que padece la nación. Se sirve  de la cronovela, género con toques periodísticos y de ficción,  narrativa basada en “hechos reales”, apuntan los editores en la portada.

Semblanza  personal  y  reporterismo político en fusión absoluta, para obtener el retrato fidedigno de Felipe González. Así diagnostica las etapas del proceso total  -evolución, decadencia y posible disolución del Partido Socialista Obrero Español- debido a que su dirigencia posterior ha traicionado los principios fundacionales de esa organización destinados a elevar al máximo democráticas reformas constitucionales que beneficien a la mayoría poblacional, respetando como sucedió durante cuatro décadas las distinciones  culturales –lengua y  tradición– en sus diferentes regiones autónomas y autonómicas.

Esforzado trabajo en gran medida un logro de Felipe González, quien durante 13  difíciles años fue jefe de Gobierno y por su armoniosa naturaleza de impecable  solidez ética, serena inteligencia y carismática personalidad lo definen como un equilibrista, capaz de caminar con rectitud moderando los extremos sobre una cuerda de soporte frágil.

Y estas, precisamente, son las cualidades que faltan ahora en su partido y su carencia bordea una conducta delincuencial en el denominado “progresismo” del PSOE pues a las nuevas generaciones militantes conducidas por expresidentes del partido y el actual, no les importa sacrificar su democracia republicana  parlamentaria cuyo eje constitucional, por paradoja, se sustenta en una monarquía representativa, hasta hoy fiel de la balanza en esta España de retos ideológicos tan opuestos.

El estudio  integral de Sergio del Molino muestra que el personalisimo encanto y la capacidad política de Felipe González para nada provienen de maquillaje, poses, diatribas, exhibicionismo físico ni verborragia populista. Se pudo comprobar esta verdad cuando visitó brevemente a la Venezuela libre por vez primera. Un inolvidable foro promovido por el IESA en su local de San Bernardino, donde el famoso  personaje, todavía  muy activo, se condujo como un político común y corriente, de persuasiva voz baja, sin alardes, mirada y sonrisa francas, oyente muy atento a los polarizados criterios discutidos en aquel evento que culminó fuera de tarima con simpática conversa de tú a tú con el público.

Al contrario, su segunda presencia , año 2015, resultó en tono muy serio porque   visitó a varios  presos políticos y al entonces alcalde opositor Antonio Ledezma  en arresto domiciliario. El ilegítimo  alcalde que lo destituyó, Jorge Rodriguez Gómez, con sus camaradas golpistas que intentaron asesinar al presidente Carlos Andrés Pérez, irrespetaron al visitante desde sus tronos obtenidos por usurpación. Insultos que pueden leerse en la prensa escrita de aquellos días rescatada por redes digitales.

Señala el citado autor  basado en las principales entrevistas televisivas y declaraciones del  biografiado, su modo de practicar una manera de ser y de actuar que desarma cualquier maquiavélico intento por  sacarlo de sus casillas y cómo su carisma emana de una auténtica convicción conceptual y moral, cabalmente  demócrata , que seduce al  receptor de sus mensajes. Jamás ni nunca  susceptible a soborno, amenaza, chantaje, mucho menos a la psicopática  ambición de continuo poder político sustentado en la  corrupción monetaria.

Es de suponer lo que sufre estos días en su relativo, tenso, necesario  silencio el tal González, cuando se decide el destino de España , si permanece la unitaria conservadora o se inicia la rota, quebrada por el independentismo catalán, a la vez aprovechado por el oportunista PSOE sanchista para desconocer por completo el triunfo electoral del Partido Popular, aferrado al número de parlamentarios exigidos por ley,  dispuesto a negociar solo con subversivos  y terroristas.

La semejanza con episodios presentes en Estados Unidos, Venezuela  y Guatemala, no  es casualidad .Si los revolucionarios  terminan  devorándose,  los  falsos  demócratas modernos  se suicidan destruyendo  al sistema que los bautizó y  empoderó.

Este auténtico líder declara  poco por ahora,  no precisamente ambiguo  ni neutral ,  siempre firme,  pero  sí con la  prudencia verbal  que  estos  dramáticos  días exigen y  pide que “se deje gobernar a la lista más votada y se pacte  por la centralidad”.

Sin embargo, de repente,  hace pocas horas no soportó más y dijo  muy alterado en rueda de prensa: “No permitamos  más este chantaje”.

El socialdemócrata Felipe González Márquez hasta el momento es ejemplo único  y  primordial para lo que resta, cada día más escaso, del mundo civilizado.

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