BORRADOR - Elvis Amoroso, el “inhabilitador” de opositores que ahora es rector principal del CNE

¿Y qué esperaban ellos?

Hay que ver que los niveles de cinismo del régimen madurista no tienen límite razonable. Es como un cinismo dentro de otro cinismo, y el siguiente dentro de este último, y así, todos formando parte de un mismo conjunto como las famosas muñecas matrioskas.

Sin disimulo alguno, viéndole la cara de pendejos a todos los venezolanos, Maduro designa, por intermedio de su apéndice mayor, la Asamblea Nacional, a Elvis Amoroso como presidente del Consejo Nacional Electoral. Una movida descarada de alguien que, solo unos pocos meses atrás, se desempeñaba como el verdugo contralor general de la república; el mismo que inhabilitó a María Corina Machado de manera ultra expedita, tras la “patriótica” solicitud del alacrán mayor, José Brito.

Atendiendo a la imperativa necesidad de intentar, de alguna manera, marcar la agenda política del país, hizo muy bien la Comisión Nacional de Primaria (CNP) de responder a la “generosa” oferta de apoyo técnico y logístico de Amoroso y su combo con un: ¡muchas gracias!, pero… es que su oferta llega un poco tarde después de nuestra solicitud de asistencia consignada el 5 de junio, que, por cierto, no obtuvo respuesta oportuna (¿se acuerdan?), ya saben…por esa otra trampita de ustedes de desmantelar la anterior directiva del ente rector electoral que ustedes tomaron por asalto.

Lo cierto es que al régimen se le respondió muy decentemente, dándole, incluso, la oportunidad de mostrar su “genuina voluntad de colaborar” con el proceso de consulta interno de la oposición.

Entonces, la misiva de la CNP fue muy clara y directa. Si son tan así de buenos, muy agradecido estaría el país entero si el CNE prestase asistencia en, por ejemplo: la habilitación de centros electorales como complemento a los ya designados; interponer sus buenos oficios ante las autoridades competentes del gobierno de facto para garantizar la seguridad y el orden público durante la votación y los días previos; el apoyo en materia de traslado y resguardo del material electoral; la colaboración necesaria respecto a los trámites requeridos para acreditar a la prensa internacional interesada en dar cobertura a las primarias; y, ¿por qué no?, el apoyo que habría de requerirse para el ingreso de algunos expertos electorales foráneos que pudieran ser invitados por la CNP.

Por supuesto que esto no es posible ni en sueños. Todos los actores se saben de memoria las cartas del otro. Diosdado ya tildó de cómico este petitorio de la CNP. Y la oposición también sabe que la razón detrás de tanta generosidad por parte del régimen responde a su propósito de implosionar, a como dé lugar, el objetivo opositor de elegir un nuevo liderazgo realmente representativo. Un proceso con un costo político implícito para el régimen que no está dispuesto a asumir.

De allí, que las condiciones exigidas por el CNE en su oferta de asistencia técnica, centradas principalmente en posponer la elección primaria para el 19 de noviembre, controlar el proceso de votación vía automatización, y, no menos importante, la peligrosa insinuación de reabrir un nuevo proceso de postulaciones aprovechando la nueva fecha (en el que posiblemente entrarían a participar todos los alacranes y demás especímenes colaboracionistas del régimen), no eran más que parte de la tramoya gubernamental de crear dudas, confrontaciones y debates interminables a lo interno del mundo opositor.

De haber cedido la CNP a la oferta del CNE, es muy probable que, eventualmente, a las anteriores condiciones les hubiesen sumado otras, una vez que este último tomara control del proceso. Entre otras, no se descarta el impedimento que intentaría imponer definitivamente el órgano rector a la participación de candidatos inhabilitados, lo que implicaría sacar del juego a María Corina Machado, bajo el amparo de una seudo legalidad construida por el propio régimen.

Tal vez lo más riesgoso hubiera sido la generación de una matriz de opinión de desconfianza hacia un proceso bajo la conducción del siempre cuestionado CNE y la consecuente abstención que provocaría en detrimento de la consulta interna opositora. Sembrar dudas y desconfianza en los electores es la misión principal que tiene el régimen en mente.

Ojalá fuera sólo eso

Pero, nada es tan simple. Es obvio que el gobierno de facto tiene preparada otra de sus artimañas.

La misma respuesta del CNE ante la negativa de la CNP lo dice todo. Esto es, al ratificar “…su disposición de brindar apoyo técnico automatizado a la CNP (…) para brindar un proceso confiable, transparente y que estimule la participación de todos los electores…”, el señor Amoroso quiso hacer saber, a modo de advertencia velada, que corresponde al CNE la exclusiva competencia de realizar elecciones suministrando apoyo técnico y logístico a toda organización que lo requiera. Ya existe el precedente conveniente al régimen de la solicitud hecha por la CNP, el pasado 5 de junio, pieza que servirá a su narrativa perversa y viles propósitos.

Ya reapareció en los medios de difusión el otro mercenario del régimen, Luis Ratti, prometiendo acudir nuevamente, esta misma semana, a la sede del Tribunal Supremo de Justicia para insistir en el recurso de interpretación solicitado por él meses atrás, con miras a la anulación de la elección primaria.

No es descartable que, poco antes de la celebración de la elección primaria, el TSJ sorprenda con un madrugonazo, informando a todo el país que la misma no procede, amparado –como apéndice del régimen– en su propia interpretación de la normativa jurídica, que se traduce a fin de cuentas en una decisión política de Nicolás Maduro.

Muchos de los voceros del régimen se querrán lucir diciendo (Diosdado, el primero de ellos): el CNE les ofreció asistencia logística y técnica, y ustedes (oposición) la rechazaron. Ahora, aténganse a las consecuencias.

Y también es muy probable que las razones esgrimidas por el corsario Ratti sean las mismas que utilizará el régimen una vez que el TSJ cumpla su papel. En otras palabras, que el proceso de las primarias estaría pasando por encima de las leyes y desconociendo los poderes del Estado, al permitir, entre otras cosas, la participación de candidatos inhabilitados, a los que se seguiría acusando de alterar en el pasado la paz pública, promover el bloqueo internacional contra Venezuela y solicitar la invasión de fuerzas extranjeras.

Después de todo, el objetivo de Nicolás y sus acólitos es sacar de circulación a los candidatos inhabilitados, especialmente a María Corina Machado, la verdadera joya de la corona.

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