La aguda tragedia que padece el país, no de ahora sino a lo largo del siglo XXI -vuelta notoria antes de las específicas sanciones foráneas-, se ha convertido en un tsunami de avasallante repudio a la hegemonía despótica y depredadora y, sobre todo, hacia Maduro y los suyos.
En diferentes ocasiones, el amplio rechazo al poder establecido fue aplastado por la imposición de la fuerza represiva de carácter político o a través de fraudes continuados, y tal rechazo no se pudo transformar en una fuerza efectiva de cambio. Demasiados y diversos los intereses combinados para impedirlo.
El liderazgo de María Corina ha modificado ese estatus de contubernio que colaboraba con el continuismo. Es el fundamento de la posición de Edmundo cara al 28 de julio. ¿Qué puede ocurrir? ¿Cuáles son los escenarios, como plantean los analistas de profesión? No se puede saber con certeza. Lo que sí se puede saber, y se sabe, es que el ansia de cambio se articula con el amplio rechazo, convirtiéndolo en un rechazo sideral.
La hegemonía nunca ha estado dispuesta a dejar el poder, y por tanto siempre ha estado dispuesta a mantenerlo a costa de lo que sea. Esos son hechos de la realidad.
Pero ahora también lo es el rechazo sideral que crece, se acuerpa y se intensifica día a día.