“La única manera de hacer una revista es que unos escritores amen u odien algo con pasión. Lo otro es una antología”, me dijo Borges alguna vez. No olvidé su definición. Al morir Octavio Paz en abril de 1998 y con él la revista Vuelta que había dirigido desde 1976, sus amigos seguíamos amando apasionadamente la literatura y la libertad. La decisión fue fundar una revista que aspirara a ser digna del legado de Vuelta. La bautizamos con el nombre de una pequeña fundación que habíamos creado tiempo atrás y cuyo nombre acuñó, poeta siempre, el propio Paz: se llamaría “Letras Libres” y nacería con algo novedoso entonces: un sitio de Internet. El primer número apareció en enero de 1999. Dos años más tarde, comenzamos a trabajar en la fundación de Letras Libres en España: un puente cultural entre España y América Latina.
A lo largo de veinte años, ambas revistas y el sitio www.letraslibres.com han sobrevivido en un mundo muy distinto al que auguraba el inocente optimismo con que terminó el siglo XX. Además de los fanatismos de la identidad religiosa, étnica, nacional, social, ideológico, académico e incluso de género que se insinuarían cada vez con mayor irracionalidad en nuestras sociedades abiertas, un nuevo fanatismo multiforme apareció en el horizonte: el populismo. Mutación sagaz y perversa de los totalitarismos fascistas y comunistas, esta nueva forma de dominación reverencia al líder carismático, monopoliza el discurso público, se apodera de la verdad, dicta la historia, demoniza al otro, alienta la polarización, enciende el odio de clases o razas, inventa o fabrica enemigos externos, desprecia a las instituciones, las leyes y las libertades y, en última instancia, usando a la democracia contra sí misma, busca aniquilarla.
A pensar esos temas de interés global hemos dedicado varios números sin descuidar los problemas particulares de nuestras naciones. En estos veinte años, Letras Libres España ha publicado cientos de autores. Hemos analizado los avatares del pensamiento liberal, los momentos de crisis y expansión de la democracia, el repunte de los movimientos identitarios y el resurgir de los nacionalismos, la gestión del pasado y sus complicaciones, la relación entre literatura y política en el mundo de habla hispana, el movimiento feminista y la voz pública de las mujeres, la transformación de la esfera pública a través de las redes sociales, la polarización y las políticas del odio, la crisis del periodismo. La revista ha participado en los debates españoles y europeos. Hemos tratado el aumento de la desigualdad, los mecanismos y estrategias del populismo, el vínculo entre España y América Latina, la relación entre la política y el cambio climático. Pero también hemos abordado las relaciones sentimentales en el siglo XXI; hemos publicado series de autobiografías de autores que contaban sus veranos de infancia, adolescencia y juventud; hemos dedicado números a la traducción, los diarios o la ciencia ficción. Las reseñas de libros son importantes y extensas porque creemos en el placer y el conocimiento que genera hablar seriamente sobre la palabra escrita. También la crítica de cine ha tenido su sitio. Es un lugar de debate y también de encuentro y confrontación de otras visiones, una tarea que exige un gozoso esfuerzo de curiosidad y atención.
En el mundo orwelliano en que nos ha tocado vivir, donde las fronteras de la verdad y la mentira parecen borrarse, donde la democracia está bajo acecho, seguimos creyendo que el antídoto intelectual y moral sigue estando en la definición de Borges. Letras Libres no es una antología. Autores y lectores a ambas orillas del Atlántico amamos apasionadamente la literatura y la libertad.