Si actualmente les preguntáramos a los venezolanos que vivieron entre los años 1963 y 1968 (período en el cual Raúl Leoni fue presidente) cómo percibieron a Venezuela en esa época de sus vidas, muchos la calificarían de tranquila, estable y económicamente buena. Otros la han calificado como “los años grises” (Manuel Caballero) o un gobierno “incoloro, inodoro e insípido” (Luis Herrera Campins). Pero la realidad es otra y la historiografía tiene una deuda pendiente con ese venezolano ejemplar.

Raúl Leoni era mayor que sus compañeros, pues nació en 1905 y la mayoría de ellos (Rómulo Betancourt y Jóvito Villalba entre otros) habían nacido en 1908. Es uno de los principales protagonistas de la Generación del 28, porque cuando ocurren las protestas de la “Semana del Estudiante” que darán nacimiento y nombre a esa generación, él ocupaba la presidencia de la Federación de Estudiantes de Venezuela. No era un orador elocuente, era un hombre de pocas palabras y de decididas acciones, un motor de iniciativas, un productor de análisis políticos. “La verdad es que yo nunca he tenido dotes oratorias, como Jóvito Villalba, Rómulo Betancourt, Andrés Eloy Blanco, Carlos Irazábal, Isidro Valles o como tú mismo, que eran quienes hablaban en los mítines de masas en 1936” (Entrevista de Miguel Otero Silva).

La campaña con la cual Raúl Leoni fue electo presidente fue muy difícil. Su partido AD había experimentado 2 divisiones: la primera en 1960, activada por el sector estudiantil, influenciado por ideas marxistas y que será el inicio del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). La segunda división en 1962, protagonizada por un ala del partido conocida con el nombre de ARS, compuesta por dirigentes que mostraron desacuerdo con la política conciliatoria del gobierno de Betancourt, tanto con el empresariado como con la Iglesia, así como con la estrecha alianza con el partido Copei. En su discurso inaugural, Leoni ratificó el ofrecimiento que había sido el leitmotiv de su campaña: Un gobierno de entendimiento nacional, de amplitud democrática y de equilibrio político. Con este lema constituyó el llamado gobierno de “Ancha Base”, formado por la coalición de los partidos Acción Democrática (AD), Unión Republicana Democrática (URD) y Frente Nacional Democrático (FND).

Raúl Leoni supo llevar al gobierno por buen camino, logrando importantes avances económicos, a pesar de que el precio del petróleo no pasó de 1,35 dólares por barril, logrando mantener la producción petrolera en sus niveles más altos, hasta alcanzar en 1968 un promedio de 3.600.000 barriles diarios. Se aumentó la producción de hierro, el segundo producto de exportación, que alcanzó en 1968 más de 16.000.000 de toneladas extraídas y se fortaleció la Siderúrgica del Orinoco (Sidor). Redujo el gasto público e incrementó las reservas internacionales. La inflación anual fue de apenas 1,4%, mientras que la inflación acumulada del quinquenio 1964-1969 fue de 7%. En ese periodo el bolívar se mantuvo estable y fuerte, tanto que en 1966 el Fondo Monetario Internacional (FMI) reconoció al bolívar como moneda internacional de reserva y de pagos.

En el área agro-alimentaria se pusieron las bases para diversificar la producción nacional:La producción de arroz aumentó en 107%, maíz en 39,5%, ajonjolí en 134%, caña de azúcar en 36,6% y otros productos, (como algodón, plátano, tomate y papa) aumentaron su producción entre 40% y 50%. Para finales del mandato de Leoni, 85% del consumo alimentario de Venezuela se producía aquí y solo se importaba 15% de la oferta total. En materia laboral estableció las pensiones para los asegurados en el Seguro Social Obligatorio, realizándose reformas administrativas y asistenciales. El 1 de enero de 1967 entró en vigencia la nueva Ley del Seguro Social que protegió al trabajador frente a las contingencias por accidentes de trabajo, enfermedad y maternidad;  y le aseguró un régimen social que contempla vejez, invalidez y muerte. Promulga la Ley del Banco de los Trabajadores (BTV), una institución de crédito para atender las necesidades de créditos para vivienda, estimular el ahorro y amparar a los trabajadores. En infraestructura se inicia la construcción de la represa del Guri, se ampliaron las centrales térmicas de La Cabrera, Las Morochas, La Fría y Punto Fijo; y se crearon sistemas de transmisión, interconectado y unidades diésel en todo el país. Según la Academia Nacional de la Historia, se desarrollaron más de 4.000 kilómetros de redes asfaltadas, más que Pérez Jiménez pero menos que Rómulo Betancourt y Carlos Andrés Pérez.

Durante el gobierno de Leoni el movimiento guerrillero fue derrotado y desarticulado. La política de conmutación de penas por exilio (a veces acompañados con becas) convenció a muchos exguerrilleros. Para las elecciones de 1968 se le permitió al PCV participar con el partido Unión Para Avanzar (UPA). Y cuando el gobierno de Rafael Caldera creó el Comité de Pacificación encabezado por el cardenal José Humberto Quintero (1969), buena parte del camino estaba andando.

Con Raúl Leoni se graduó la democracia. Fue el primer presidente civil elegido democráticamente, que recibió el poder de otro presidente civil elegido democráticamente. Y el primero que le entregó el poder a otro presidente elegido democráticamente, pero de la oposición.

Un capítulo especial lo constituye la participación de su esposa Carmen América de Leoni (Menca). Ella le dio origen, carácter y personalidad a la figura de la “primera dama”, abrió un abanico de labores en pro de la infancia y el núcleo familiar; responsabilizándose del programa Regulación de la Familia, fomentando la necesidad de un orden y control familiar que favoreciera el desarrollo de los niños. Bajo su tutela se creó un programa de reconocimiento de los hijos monoparentales, donde cerca de 20.000 infantes fueron reconocidos por sus padres y se formalizaron más de 4.000 matrimonios colectivos. En 1964 fundó el Festival del Niño cuyo objetivo inicial fue proporcionar vacaciones y recreo a los niños de bajo nivel económico. Posteriormente, esta institución pasó a ser la Fundación del Niño. Presidió honoríficamente la Sociedad Bolivariana, el Comité de Solidaridad Humana y varias instituciones filantrópicas. Fue protectora de la Fundación La Salle y asociada de la AVAC; recibió cientos de homenajes de todos los sectores del país, siendo su labor reconocida inclusive por el Papa Pablo VI, quien le confirió la Medalla Pro Ecclesia et Pontifice. ¡Qué diferencia con las mamarrachos primeras damas de los últimos 20 años!

Con motivo del 50° aniversario de la muerte de Raúl Leoni, la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), la Asociación Civil Raúl y Menca de Leoni y la Fundación Rómulo Betancourt, publicó la obra Raúl Leoni, democracia en la tormenta, copilado por el historiador Tomás Straka. Mucha de la información aquí señalada tiene su fuente en esta excelente obra.

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@JMColmenares


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