La realidad es que no sabemos adónde camina Venezuela. Imposible determinarlo mientras exista un régimen encabezado por gente sin preparación hasta para las cosas más elementales. Esto puede comprobarse de manera simple y diaria escuchando las declaraciones e intervenciones públicas de sus más calificados representantes. Esto incluye, por supuesto y en primer lugar, a Nicolás Maduro Moros.
La política internacional es un desastre peligroso. Cada vez más lejos de los países del Atlántico Norte, OTAN, que incluye a los Estados Unidos como primer enemigo, insólito, de Venezuela. Y, al mismo tiempo, una cercanía o asociación creciente con países de tradición y conducta contraria a nuestros valores fundamentales de libertad y democracia. Hay consecuencias graves. Unas actuales y otras por venir. Debemos estar muy atentos. Cualquier cosa es posible.
Si nos referimos a la situación económica, no me atrevo a hablar de “política económica”, porque no existe. Hay actuaciones en direcciones diversas y hasta contradictorias, sin una política seria que les de fundamento. Todo es oportunismo circunstancial y transitorio. Especialmente en las zonas privilegiadas de Caracas en donde todo brilla y obscurece rápidamente. El brillo transitorio contrasta con la realidad del resto del país. No hay trabajo suficiente ni remuneraciones adecuadas para los pocos que aún pueden trabajar.
No tengo suficiente espacio en esta columna para referirme a todo cuanto quisiera, pero no puedo dejar de mencionar el tema de la seguridad de las personas y de los bienes. El problema es agudo. Nadie está seguro en sus viviendas y mucho menos en las calles. La delincuencia, organizada o sin ella y los tentáculos del narcotráfico y del terrorismo parecieran tener un peso cada día mayor, tanto en las alturas como en la línea media del régimen. Quienes hemos dedicado parte de nuestras vidas a estudiar y seguir de cerca el tema del tráfico de drogas y estupefacientes ilícitos, vemos con creciente preocupación el desarrollo de estos temas. ¿Ignorancia, tolerancia o complicidad? El tiempo y los hechos concretos van respondiendo a esas inquietudes.
¿Qué hacer? Pues, seguir trabajando para lograr un cambio de régimen, ojalá de manera pacífica, electoral y, en consecuencia democrática. Para el 22 de octubre, en menos de un mes, deben realizarse las llamadas primarias para escoger a la persona que deberá enfrentar y derrotar al régimen el próximo año. No me refiero exclusivamente a Maduro como candidato. Sus acciones están a la baja en su propio mundo, pero lo más probable es que sea él. También al grupo de alacranes obsesionados en dañar a la verdadera oposición. No lo lograrán, pero pueden hacer daño en el camino.
Lo cierto es que, sea cual fuere el escenario, María Corina Machado pareciera destinada al triunfo…¡Hasta el final!!
@osalpaz
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