Nuestro país se encuentra actualmente en medio de una crisis que ha dejado profundas cicatrices en todos los aspectos de la vida de los venezolanos y la salud no es la excepción. La situación actual exige una reflexión crítica y un llamado a la acción para abordar los desafíos que enfrenta el sistema de salud a nivel nacional, quizás con algunas excepciones cómo es el caso de El Tigre, en el estado Anzoátegui, donde no solo se llevan a cabo jornadas de atención integral a las distintas comunidades, sino que a las personas de la tercera edad se les apoya de manera permanente con sus medicinas; y en el área metropolitana de Caracas, donde varias alcaldías prestan servicios de atención primaria de primera para sus habitantes gratuitamente e incluso con un pago mucho más económico para los que no son residentes de estos municipios, como por ejemplo Salud Chacao. La realidad es que esto debería ser así en todo el país y a todos los niveles de gobierno.
El deterioro de la infraestructura de salud en Venezuela es evidente y alarmante. La falta de inversión, la escasez de suministros médicos y la migración masiva de profesionales de la salud han dejado a numerosos hospitales y centros de atención en un estado de emergencia constante. Acceder a atención médica básica se ha convertido en una odisea para muchos venezolanos, enfrentándose a la falta de medicamentos esenciales, transporte en ambulancia y servicios de atención adecuados. En fin, el gasto público de salud es el más bajo de toda América Latina y el Caribe, no llega ni siquiera a 1% del producto interno bruto (PIB), lo que deja claro el poco compromiso del Estado con un derecho fundamental consagrado en nuestra carta magna.
Uno de los aspectos más preocupantes es el aumento de las tasas de mortalidad materna e infantil, desafiando las tendencias regionales y globales. Las mujeres embarazadas enfrentan dificultades para acceder a atención prenatal y partos seguros, contribuyendo a un aumento en los casos de complicaciones y muertes evitables. Los niños, por su parte, enfrentan riesgos significativos debido a la falta de acceso a vacunas y servicios de atención primaria. Los cuidados neonatales son un verdadero calvario para los pacientes y el personal de enfermería, debido a la escasez de personal calificado.
Las enfermedades crónicas, como la hipertensión y la diabetes, representan una carga desproporcionada en términos de mortalidad en Venezuela. A pesar de ser de las principales causas de muerte, la atención para estas condiciones a menudo se centra en niveles secundarios y terciarios. Es imperativo redirigir los esfuerzos hacia la atención primaria, mejorando el acceso a diagnósticos, monitoreo y medicamentos esenciales de buena procedencia.
La crisis económica ha llevado a un aumento significativo en la inseguridad alimentaria. Aunque la desnutrición aguda no ha alcanzado niveles de crisis, la prevalencia del deterioro nutricional es motivo de preocupación. Se necesita una estrategia integral que incluya programas de nutrición comunitaria y la integración de servicios de nutrición en la atención primaria para abordar esta creciente amenaza. La falta de poder adquisitivo para comprar una canasta alimenticia balanceada y nutritiva, se deja notar en las afecciones vinculadas al bajo consumo de vitaminas, minerales y otros complementos alimenticios, sobre todo en niños y personas de la tercera edad.
La inversión en infraestructura, suministros médicos y formación de profesionales de la salud es crucial para revertir esta situación crítica. Ciertamente, un área de trabajo tan exigente, deber ser bien remunerada, y lamentablemente eso no sucede en los cargos que dependen de la administración pública. Sin embargo, el sistema de salud en el ámbito privado, funciona con bastante regularidad, pero a precios verdaderamente inaccesibles para la gran mayoría de la población.
El camino hacia la recuperación del sistema de salud en Venezuela es desafiante, pero no insuperable. Se necesitan esfuerzos coordinados entre gobiernos, organizaciones internacionales y la sociedad civil para construir un sistema de salud que sea robusto, accesible y centrado en las necesidades de la población.
La crisis de salud en Venezuela es una llamada de atención para todos nosotros. No podemos permitirnos permanecer indiferentes ante el sufrimiento y el deterioro de vida de los venezolanos. Es hora de unir fuerzas, superar las barreras políticas y trabajar juntos para restaurar la salud y nuestro bienestar. Desde Unidad Visión Venezuela enviamos un saludo de gratitud y admiración al personal médico, de enfermería, obrero y administrativo de todos los centros asistenciales de nuestro país. También al personal paramédico, bomberos y forenses por su vocación de servicio en condiciones de precariedad y falta de personal en las instituciones de salud pública a nivel nacional.
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