No sé si reír o llorar. Ayer lunes 13 de enero la Academia de Cine anunció los candidatos al Oscar y Joker resultó la más aclamada con 11 nominaciones, rompiendo así el récord como la película basada en cómics con más postulaciones en la historia.
Sin duda, la actuación de Joaquin Phoenix es magistral. Eso es indiscutible. Tenía la vara muy alta por la encarnación que del personaje hizo su predecesor, el australiano Heath Ledger, quien de hecho se hizo merecedor por este papel de un Oscar, el Bafta y el Globo de Oro, entre otros premios. Pero apartando la actuación de Phoenix, debo decir sin reservas que la película me generó rechazo, repudio y me cuesta digerir que esté entre las principales opciones para ganar la pelea.
Y es que galardonar Joker como la mejor película del año es avalar el resentimiento social, los asesinatos motivados por venganza y aceptar la victimización de la persona como esquema de vida y justificación para cualquier atrocidad que pueda cometer. En definitiva, Joker representa a un payaso inmerso en la más brutal depresión, que se excusa en el sistema, el buylling y lo que le tocó vivir, pero nunca se toma la molestia de pensar que él es el único culpable de su triste realidad.
Me niego a aceptar que este tipo de mensajes sean aclamados por la crítica de cine y se conviertan oficialmente en el espejo en el que el mundo se refleje. Ciertamente existen muchos Joker en cada esquina y es un problema que debemos atender como sociedad. Son un reflejo de los temores, la rabia contenida y la disconformidad que existe en todos los países. Se han convertido en antihéroes, con antivalores, que solo buscan atención a costa de lo que sea. Es por ello que todos sus planteamientos se basan en la crítica, la queja, la victimización, el resentimiento y conectan a través de la rabia, pero nunca hacen un aporte ni saltan a las soluciones porque se les agotaría su razón de ser.
Mire a su alrededor y seguramente se encontrará con algún Joker. Son muy comunes y en Venezuela se reproducen como moscas. ¡Hasta parece que esa fuera la moda! Pero dejémoslo hasta allí porque los egos y las sensibilidades están a flor de piel. Esta semana preferí compartir con ustedes uno de mis hobbies, el cine, porque en esta vida no todo es política y la desintoxicación en este país tan convulsionado es justa y necesaria.
@gladyssocorro
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