El pasado 11 de mayo de 2021 publiqué en mi columna de El Nacional un artículo llamado “Democracias con pies de barro” [1] en el que afirmaba: “La democracia es considerada como la mejor forma de gobierno para las naciones, pues con este sistema político, el derecho de colocar o quitar a los representantes legislativos y gubernamentales, debería ser potestad exclusiva de los ciudadanos, a través de mecanismos de decisión basados en los procesos electorales, siendo que, en condiciones ideales, sería conveniente que los electores pudieran seleccionar, postular y elegir libremente, a los mejores ciudadanos con que cuentan los países”.
En algunos casos la democracia se distorsiona, pues se ha hecho costumbre que quienes seleccionan, imponen, postulan y mantienen a los candidatos elegibles, son los grupos de poder económico, financiero y/o geopolítico, debido a que financian a los partidos y es bien sabido que, quien paga la factura es quien pone las condiciones, siendo que a los financistas les conviene que accedan al gobierno personas que sean ignorantes, incapaces y por ende manipulables, que solo respondan a quienes los llevaron al poder y por otra parte, también se genera un desequilibrio de poderes, de tal forma que el Poder Ejecutivo termina dominando a los demás poderes públicos, que pierden su capacidad de supervisión y control, lo que hace que las democracias se parezcan más a monarquías o a dictaduras de tipo caquistocrático.
Para que los ciudadanos elegidos sean exitosos en sus gestiones de gobierno deben entender y poner en práctica conceptos tales como: política, modelo social, modelo económico y modelo político, de los cuales existen diversas definiciones o visiones y quizás por esa razón, los dirigentes y los ciudadanos en general se muestran confundidos, ante la abrumadora cantidad de versiones al respecto, con diferentes tendencias del pensamiento o por la diversidad de nombres y combinaciones usadas, por lo cual los responsables de guiar a las naciones, no logran presentar ni ejecutar propuestas de gobierno coherentes y sustentables en el tiempo, aplicando lo que debería ser un modelo social-económico-político ideal, de tal forma que cuando obtienen el poder fracasan, a pesar de sus buenas intenciones –en algunos casos–, pues no logran producir el anhelado bienestar y la prosperidad para los pueblos, como los que sí se observan en zonas como los Emiratos Árabes Unidos, donde a pesar de ser un país desértico en su totalidad, sus siete emires han logrado hacer buen uso de los recursos naturales –petróleo y gas–, mediante la aplicación de reglas de conducta honestas, de donde se han desterrado perversiones tales como son la corrupción y la especulación, lo que se refleja en un alto nivel de vida para los casi 10 millones de habitantes de ese país, que comparado con Venezuela, deja mal parado al sistema democrático en relación con el gobierno de los jeques –viejos sabios– emiratíes.
Este artículo está basado en mis opiniones personales y tiene como objetivo tratar de hacer un aporte conceptual a la causa democrática, para aclarar y fijar las ideas sobre los temas políticos mencionados anteriormente.
La política es el arte de obtener y utilizar el poder, para organizar y gobernar a los pueblos, cuya finalidad debería ser la búsqueda del bien común.
Para obtener resultados óptimos en la política hay que hacer una distinción entre los conceptos: modelo social, modelo económico y modelo político.
Para evitar caer en confusiones, sesgos y discusiones estériles, no colocaré ninguna etiqueta dicotómica en las definiciones usadas, tales como son los anacronismos capitalismo-socialismo o izquierda-derecha y además, a los efectos de lograr la mayor simplificación utilizaré solo opciones binarias.
El Modelo Social se relaciona con la forma como se redistribuyen los ingresos y las riquezas de una nación y para ello existen dos alternativas:
- Que unos pocos ciudadanos se queden con la mayoría de los ingresos y las riquezas del país, mientras muchos pasan necesidades y penurias.
- Que los ingresos y las riquezas de la nación, se redistribuyan de manera: justa, equitativa y equilibrada, entre toda la población, sin que haya privilegios ni castas favorecidas exclusivamente, que discriminen a otros ciudadanos por algún tipo de razón, considerando que, aunque las características de cada persona son diferentes, debería existir igualdad de derechos y de oportunidades para todos.
La redistribución de los ingresos y las riquezas nacionales no debe basarse en dádivas o privilegios, sino que debe estar representada por aspectos tales como son: seguridad, salud, servicios públicos, educación, acceso a alimentación y a vivienda e infraestructura de calidad, protección de ingresos y patrimonios, entre otros rubros y algo muy importante que es, la posibilidad para todos los ciudadanos de poder trabajar de manera honesta y creativa, produciendo, ahorrando, investigando e invirtiendo, para generar: bienes, servicios y conocimientos, que junto a la salud son la verdadera riqueza de las naciones, sin que nadie con capacidad productiva, se constituya en una carga para otros, ni siquiera para el Estado.
Por supuesto que esta forma de redistribución no implica dejar de proteger a la gente realmente necesitada, como son: desempleados, discapacitados, pensionados o jubilados, entre otros ciudadanos que requieran el apoyo especial del Estado.
Cualquier ser medianamente racional y honesto que deba escoger entre las dos alternativas anteriores, con toda seguridad escogería la segunda opción.
El Modelo Económico se refiere a la forma como se manejan las riquezas y se obtienen los ingresos, para sostener en el tiempo al modelo social escogido y aquí también se pueden hacer dos distinciones:
- Basado en el uso de herramientas especulativas tales como son: expansión exponencial de liquidez — generando dinero de la nada sin control y dando créditos blandos sin límites–, tomando endeudamientos innecesarios, estableciendo controles de cambio, haciendo devaluaciones permanentes y en algunos casos confiscando los factores de producción. Este modelo fraudulento es un fracaso, porque destruye la moral, la creatividad productiva y el valor del dinero y lleva al colapso a las economías, independientemente del modelo social o político utilizado.
- Basado en el uso de herramientas productivas como son: trabajo honesto, ahorro, inversión en la economía productiva, incremento de producción y productividad, disciplina fiscal y monetaria que mantenga constante el Valor del Dinero, para lo cual se requiere hacer uso óptimo de todos los factores de la producción que son: tierra, capital, trabajo, tecnología, capacidad administrativa y capacidad empresarial, donde debe haber absoluta: honestidad, colaboración y sinergia entre los sectores público y privado, haciendo énfasis en la necesidad de una banca ética, que es un poder ubicado por encima de los poderes típicos que son: ejecutivo, legislativo, judicial e informativo.Recordemos que el Valor del Dinero es la capacidad de compra del mismo y se puede determinar mediante la relación PIB_nominal / Liquidez_monetaria, también conocida como velocidad del dinero o mejor aún, como la frecuencia de vibración de la economía, de tal manera que si colocamos en cada plato de una balanza las variables macroeconómicas: PIB Nominal y Liquidez Monetaria, con exceso de Liquidez y poco PIB tendremos inflación y con exceso de PIB y poca Liquidez tendremos deflación, siendo que lo ideal es mantener el Valor del Dinero constante para una economía particular sana y sin mayores fluctuaciones cíclicas, lo que implica un equilibrio permanente entre PIB y Liquidez, que deben crecer o decrecer conjuntamente y en la misma proporción.
El Modelo Político se relaciona con la organización y la toma de decisiones y para hacer una simplificación binaria, se podría dividir en:
- Basado en que una persona o algunas pocas personas que conforman las cúpulas económicas, financieras y políticas que detentan el poder, tomen todas las decisiones.
- Basado en que el poder resida en todos los ciudadanos, quienes deben tomar las decisiones por mayoría, donde las más importantes deban ser sometidas a plebiscitos, con votaciones absolutamente transparentes, creíbles y honestas, como debería ser en una democracia verdadera.
Para citar un ejemplo real del uso de los modelos expuestos, desde hace casi medio siglo en Venezuela ha prevalecido la combinación de modelos social-económico-político 1-1-1 y por lo tanto ese modelo imperfecto, no es sustentable en el tiempo, porque un modelo económico especulativo es de corto plazo y solo representa beneficios para corruptos y especuladores, quienes promueven y utilizan de manera errada, herramientas tales como la expansión de liquidez y el crédito, junto con las devaluaciones que envilecen el dinero local y así pueden especular con la moneda u otros activos, por lo cual mantienen a ciertos políticos y a supuestos «expertos económicos sesgados» solicitando reiterativamente a los gobiernos de turno, por todos los medios disponibles, devaluaciones desde 1983 y controles de cambios permanentes desde el año 2002, para poder someter y expoliar a quienes: trabajan, ahorran, invierten o producen.
Con un modelo económico especulativo, el único sector que crece es el de la economía especulativa, en vez de que crezca la economía productiva y esto hace que el PIB decrezca produciendo escasez, mientras que la inflación y el desempleo crecen y por tanto el índice de miseria que es la suma de inflación y desempleo también crece, lo cual genera a la vez altos niveles de: inestabilidad, inseguridad, delincuencia, indigencia y migraciones.
Una solución ideal para cualquier país es usar un modelo social-económico-político como el 2-2-2, orientado a lo equitativo-productivo-participativo, pero sustentado con alta producción y alta productividad, donde la moneda sea fuerte y estable, para que mantenga su valor con el paso del tiempo, tal como lo manda la constitución nacional de Venezuela en sus artículos 318, 319 y 320, para que se puedan practicar las virtudes de: ahorrar, invertir, investigar y producir, en vez de las malas prácticas representadas por: endeudamiento, especulación, corrupción y consumismo.
Notemos que a pesar de haber indicado para simplificar, solo dos alternativas para cada modelo mencionado, estas opciones binarias nos conducen a 8 combinaciones de modelos, que van desde el 1-1-1 (el peor) hasta el 2-2-2 (el mejor), de acuerdo con el siguiente conjunto:
M = {111, 112, 121, 122, 211, 212, 221, 222}
Por tal razón, existen muchas: visiones, tendencias, confusiones y doctrinas de partidos políticos.
Resumiendo y a riesgo de parecer reiterativo, el modelo de gobierno ideal en lo social, económico y político, que es la combinación 2-2-2, consiste en:
A. Social:
Que los ingresos y las riquezas de la nación, se redistribuyan de manera: justa, equitativa y equilibrada, entre toda la población, sin que haya privilegios ni castas favorecidas exclusivamente, que discriminen a otros ciudadanos por algún tipo de razón, considerando que, aunque las características de cada persona son diferentes, debería existir igualdad de derechos y de oportunidades para todos.
B. Económico:
Basado en el uso de herramientas productivas como son: trabajo honesto, ahorro, inversión en la economía productiva, incremento de producción y productividad, disciplina fiscal y monetaria, que mantenga constante el Valor del dinero, para lo cual se requiere hacer uso óptimo de todos los factores de la producción que son: tierra, capital, trabajo, tecnología, capacidad administrativa y capacidad empresarial, donde debe haber absoluta: honestidad, colaboración y sinergia entre los sectores público y privado, haciendo énfasis en la necesidad de una banca ética, que es un poder por encima de los poderes típicos que son: ejecutivo, legislativo, judicial e informativo.
C. Político:
Basado en que el poder resida en todos los ciudadanos, quienes deben tomar las decisiones por mayoría, donde las más importantes deban ser sometidas a referendos y plebiscitos, con votaciones absolutamente transparentes, creíbles y honestas, como debería ser en una democracia verdadera.
Reflexión final: para el 21 de noviembre de 2021 están programadas unas elecciones regionales en Venezuela y los ciudadanos esperamos que habiendo aprendido la lección, una vez establecidas las condiciones honestas para ir a esa elección, los partidos políticos participen, se unan y propongan como candidatos únicos a personas: capaces, creíbles, honestas, con independencia de criterio, que tengan experiencia administrativa y logros reconocidos, pues existe la creencia generalizada, que infortunadamente quienes participan en la política son aquellos que no sirven para nada en la vida, que utilizan a los partidos políticos solo con el fin de obtener beneficios personales y ese es un paradigma que se debe cambiar, para fortalecer la democracia, haciendo gobiernos realmente exitosos, donde se elija a los mejores dirigentes.
[1] https://bitlysdowssl-aws.com/opinion/democracias-con-pies-de-barro/
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