El peso de los tiempos genera severidad en los corazones, el que ama aprende rápidamente a dosificar ese amor frente a oportunistas estafadores emocionales. Quien exuda actos de servicio controla sus atenciones en presencia de petulantes con grandes insignias, los que se comunican con franqueza y transparencia, eventualmente adoptan ciertas mordazas a voluntad propia, para no ser de tropiezo a otros, o encajar en grupos según sus códigos de conductas.
La creatividad camina de la mano de la inspiración para gestar y parir lo nuevo, y de un momento a otro, se ve comprometida en un cúmulo de pesares angustiosos, propios de la impericia frente a las dificultades de la vida. Entonces, el espíritu se aflige, la esperanza se confronta y lo que en tu diseño tienes para dar, se ve comprometido por las sazones del amargor creciente, como fermento del dolor. La piel pierde lozanía, los huesos envejecen a temprana edad y la vida empieza a pesar, para entonces, ya han sido varias las crudas realidades de las cuales te has percatado con denuedo.
En momentos así, se carece de ánimo hasta para lo más elemental, el entusiasmo se pierde y solo la disciplina, práctica y buenas costumbres sostienen las maquinarias que mueven el mundo. Se multiplican los autómatas funcionales, mientras se alimentan los orgullos que flipan, todos trabajan por un fin y a muchos les rechinan los dientes. Se pierde sensibilidad, sentido común, y cualquier lugar es propicio para desaguar todo tipo de desperdicio personal en corazones vulnerables.
Se compromete la mente en circunstancias apremiantes, y procurar sosiego resulta más valioso que una remuneración cuantiosa. Ante tales circunstancias, urge recuperar el aliento, rodeándote de personas con buen ánimo, que transmitan confianza y paz. Así, aun cuando la circunstancia no sea la más idónea o agradable podremos conservar un espíritu animoso para enfrentar y dar las soluciones oportunas que trasmuten realidades. Cultivar actividades que nos motiven, generando satisfacción, labrando un crecimiento oportuno y natural.
La pregunta sería cómo levantar el espíritu, solo permaneciendo firmes en el lugar que hemos sido aseverados, esforzándose por ser valientes y escuchando con mucha atención. Secando lágrimas de quienes poseen llantos mayores, mirando aquello que nadie quiere ver, y sacudiendo el polvo del camino, para no ser quien ensucie los pórticos al entrar. Redoblando el clamor, la esperanza y mirando al cielo como quien no tiene otro horizonte donde mirar.
Si tu espíritu no es el más indómito en este momento y las cargas se sienten pesadas, confía en el Creador, porque quienes depositan en Él su esperanza corren sin fatigarse, caminan sin cansarse y remontan el vuelo como águilas.
@alelinssey20