OPINIÓN

Un documento chucuto

por Fernando Rodríguez Fernando Rodríguez

Foto EFE

La oposición venezolana de 2021 difiere sustancialmente de la de hoy, por tanto el diálogo de Barbados debería diferir en esa proporción del de México de entonces. Para ser sintéticos digamos que a esa diferencia podría dársele nombre y apellido, María Corina Machado. Para nadie es un secreto en el país que dicha dama domina ampliamente el panorama de las ahora más despiertas huestes opositoras de una manera sustancial. Las primarias lo demostrarán hoy que se publican estas líneas, escritas hace cuatro días, de una manera inequívoca. En cambio los partidos que firman el documento o no participan en ese reto primario o han postulado candidatos que han renunciado o que han suprimido su postulación para adherirse a la tribu de la dama, o tendrán un mustio resultado. En síntesis, que su representatividad es precaria y anacrónica, posterior al fenómeno inesperado y omnipresente de la MCM.

Supongo que no es intencional, pero resulta que en el documento se omite explícitamente el punto fundamental del momento, la habilitación de los candidatos, porque la susodicha está inhabilitada por quince larguísimos años, de manera absurdamente ilegal. En el texto no hay sino vagas definiciones que aluden a lo lejos a ese posible tema y no es osado afirmar que otro fuese el cantar si se hubiese redactado tomando en cuenta la situación actual opositora. Incluso, Capriles, perteneciente a uno de los partidos firmantes, justifica su retiro de las primarias por estar inhabilitado.

Pero hay más: Jorge Rodríguez, jefe del equipo gubernamental del documento, se adelanta a precisar que no solo se ha omitido sino que no tiene por qué estar, por ende no estará a su criterio. Si alguien está inhabilitado, de acuerdo con nuestra Constitución y leyes pertinentes, inhabilitado quedará. Se me dirá que ahora si está en boca de altos funcionarios gringos que amenazan que de no cumplirse antes del fin de año, junto a la liberación de los presos políticos, se caerá la concesión de las sanciones levantadas.

Está bien. Pero todos sabemos cuánto valen las promesas en estos laberínticos espacios, sobre todo si se trata de un punto que podría significar el fin del régimen chavista que Diosdado Cabello calcula en no menos, posiblemente más, de doscientos años.

Por supuesto que hay precisiones valiosas en el documento, las consideramos. O que hay que celebrar la salida de seis presos políticos, pero sin olvidar que quedan más de doscientos, también en pura promesa verbal.

Y aun las pautas escritas hay que ver cómo se hacen realidad. Un ejemplo: la importante presencia de distinguidos observadores internacionales para las elecciones. Y bien en las pasadas elecciones regionales estuvo la Unión Europea, hizo un informe altamente crítico y no pasó absolutamente nada. Y, de paso, recordemos que Jorge Rodríguez, el mismo que firma el documento, juró que la Unión Europea no volvería nunca como testigo de elecciones a Venezuela, a grito pelado, por sus actitudes críticas con el gobierno de Venezuela, y no ha mucho.

Total que saludemos lo firmado. Recordemos que del dicho al hecho hay mucho trecho. Y lamentemos el abismo que constituye la omisión del tema de la inhabilitación, que es nuestro tema mayor e insalvable.