Iniciando el 2021, dejamos atrás uno de los años más complejos de la historia reciente, y para nosotros los venezolanos eso es mucho decir. Ya hoy nos damos cuenta de que, durante 2020, el mundo atravesó por un importante punto de inflexión, uno que será estudiado con demasiado interés durante los próximos años.
Es casi repetitivo decir que 2020 fue un año de cambios, de transformaciones, de preocupaciones. Un año en el que cambiamos todo lo que dábamos por sentado, como la posibilidad de salir a pasear, a cenar, o ir a una librería; un año en el que también cambiaron nuestros hábitos -y de qué manera. Pero también fue un año muy difícil para las empresas y las economías, para no entrar en los detalles de cómo esta pandemia modificó muchos de los aspectos básicos de los países y de las sociedades. Un año además en el que vimos que no todas las industrias, empresas o personas lo vivieron ni con la misma rapidez, ni con la misma intensidad, ni quizá reaccionaron con la claridad o la velocidad que posiblemente se necesitaba en el momento. Algunos (personas, empresas) tuvieron miedo y decidieron esperar antes de actuar; otros decidieron actuar casi de inmediato tratando de ver lo que podrían hacer; mientras que otros, sobre todo empresas ya más planificadas, comenzaban a implementar nuevas estrategias, incluyendo mercadeo y ventas, o las tecnológicas y digitales que les permitieron innovar más rápidamente. Pero independientemente de cual fuere el caso -y aquí cada uno debemos evaluarnos-, a todos nos tocó detenernos, así fuese un instante, para comprender lo que comenzaba a pasar desde el mes de enero y con más fuerza en el mes de marzo a nivel mundial, con un virus que, al convertirse en pandemia, paralizó al mundo tal como lo conocíamos.
No podemos negar que el mundo, fue y está siendo remodelado por el COVID-19 y otros eventos (geopolíticos o geoeconómicos) y que ya lo que conocíamos no será lo mismo, pues todo ha cambiado. Hoy hay un distanciamiento social auto impuesto, aunque todavía vemos a personas que pareciera que no se han dado cuenta de la grave situación. Como dijera el escritor británico Aldous Huxley: “Que los hombres no aprendan mucho de las lecciones de la historia es la más importante de todas las lecciones de la historia”.
Ya es normal el uso de las mascarillas o el dejar los zapatos en la puerta de la casa. Ya se hizo costumbre el delivery y el pick-up, aun en los países donde no existía esta práctica. Las personas consumen menos, pero compran para más tiempo con la finalidad de evitar el contacto. Las empresas han adaptado los tamaños de sus productos para hacerlos atractivos para el mercado. Todo lo online, desde las videoconferencias hasta el streaming, ha transformado la manera como nos comunicamos y como nos distraemos. En otras palabras, el impacto que el COVID-19 ha tenido en nuestro quehacer diario, en las empresas y hasta en la sociedad es uno que ha traído grandes transformaciones y que estará con nosotros por muchos años.
Los grandes retos de la humanidad han sido resueltos por grandes hombres y mujeres que generaron ideas para el cambio, que generaron tendencias, que modificaron el rumbo de la historia. Hoy estamos ante un nuevo capítulo de la historia, uno que será escrito por personas desconocidas pero que marcarán el camino a seguir para un mejor futuro.
Por supuesto al iniciar un nuevo año, todo está por hacer, todo está por crearse y por escribirse. Parte de este año estará relacionado con el COVID-19, pero el resto dependerá de cada uno de nosotros, de nuestra actitud, de nuestra motivación, de lo que decidamos hacer y el cómo resolvamos actuar. De allí vendrán esos cambios transformacionales que podrán convertir 2021 en un gran año o por lo menos en un buen año. Solo depende de nosotros.
@LVGarciaG
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