OPINIÓN

Última carta abierta a preocupados y preocupantes sobre el más allá de 2024   

por Jesús Contreras Jesús Contreras
¿Qué opinan los expertos sobre la Misión de Observación Electoral a Venezuela que autorizó Josep Borrell para Venezuela?

EFE/ Ronald Peña

Desgraciadamente, lo que se lee en la prensa sobre los detalles del acto de votación es una «caza de brujas», pero apenas me atrevo a referirme a lo siguiente: la cantidad de nuevos «partidos políticos» que se dieron a conocer al anunciarse la participación de Maduro como candidato presidencial es atacable jurídicamente, además de que con ello se da mayoría de miembros maduristas en cada mesa, lo que también representa un peligro, todo lo cual debe ser objetado también por los observadores internacionales.

En momentos como el presente es natural que se generalice el ánimo de alentar soluciones y aún ilusiones alrededor de todo tema que atraiga interés, dentro del maremagno que acogota al país. Para nuestro bien debemos inducirnos a no caer en alivio apresurado y quebrantable.

Así logramos acercarnos a la virtud que nos conforma en cultivar apropiado espacio que nos distancie de bordes extremos, que no en vano nos acomoda en sitial inmune para que tirios y troyanos podamos echarnos una «fría» en holgura confortable. De lo contrario no se justifica la escogencia de quien pueda asumir balance, sin que lo olvide como condición de validez. No se elige a alguien para que se alce con el santo y la limosna. La variedad no se esfuma al deslizarse en armonía de notas diferentes que surge inviolable.

De esta manera también nos atamos a la situación preferencial de vida en democracia, que es paz interna mediante autogobierno (que no es solo «decisión de mayoría» con su cúmulo de certeza a la intemperie, además de que «elitismo» siempre ha intervenido) que nos permite tener fuerza armada para conservar la seguridad del país sin maltratar a nadie.

A fin de combatir crímenes combinados dentro y fuera del país, debe haber fuerza civil armada, al estilo policial, visible y secreta, que satisfaga el esfuerzo coordinado de países por lograr su defensa contra esos peligros transnacionales.

Reconociendo lo esencial, atendemos lo básico en desarrollo interno y externo: Venezuela tiene tierra para cultivar, puede explotar petróleo, gas, algunos minerales, productos del mar y puede influir para que la CAN se amplíe con Paraguay y Uruguay a fin de compartirla como un emporio de recursos naturales, constituyendo de hecho una especie de bloque-país mientras Brasil y Argentina son los dos restantes países de Suramérica (Guyana, Surinam y el área francesa continúan unidas a Caricom). Esta apreciación es sustentable y los escollos que puedan surgir al procurar su realización no pueden ser más que «gajes del oficio».

Con esto puede completarse mi atención a los temas relativos a la justa electoral, que está consumiendo «alma, vida y corazón» de todos los venezolanos, que no podemos dejar de tener irrevocable esperanza de que -verdaderamente- la electoral será justa.