Desde el ataque brutal lanzado por el presidente Putin contra Ucrania el 24 de febrero de 2022, las fuerzas rusas han bombardeado y asediado las ciudades ucranianas y matado a cientos de civiles ucranianos. Mujeres y niños siguen muriendo a diario. Cientos de miles de refugiados han huido a Moldavia, Polonia, Rumania, Hungría, Eslovaquia y de allí al resto de Europa. Frente a esta situación, inédita en Europa desde hace décadas, Francia ha estado al lado del pueblo ucraniano y ha aplaudido su valiente resistencia.
Ni Francia, ni Europa, ni Ucrania, ni la OTAN han querido esta guerra. Al contrario, hemos hecho todo para evitarla. Desde 2017, el presidente Macron ha llevado a cabo un diálogo exigente y constante con el presidente Putin. Frente al agravamiento de las tensiones, visitó Moscú y Kiev en febrero de 2022 para buscar alternativas al conflicto armado, tal como lo hicieron también varios líderes europeos. Fue Rusia la que violó de manera deliberada todos sus compromisos y escogió el camino de la guerra.
Nunca se ha tratado de una guerra entre Rusia y «Occidente». Ucrania no es miembro de la OTAN, ni acoge bases de ella. Tampoco se trata de una lucha contra el «nazismo», como lo afirman las campañas de desinformación rusas, que han alcanzado un nivel sin precedente desde el año pasado. Presentar el conflicto de esta manera es un insulto a la memoria de todos los que combatieron el verdadero nazismo y de todas sus víctimas. Llama la atención que Rusia use esta narrativa, cuando al mismo tiempo ataca la memoria de la Shoah en Ucrania y la de los crímenes del estalinismo en su propio territorio. La verdad es que estamos frente a una guerra revanchista, revisionista que busca devolver Europa a la época oscura de los imperios y de las invasiones. Se trata de una grosera violación de la integridad territorial de un país soberano.
A casi un año del inicio de esta guerra, los errores de Rusia se hacen cada día más claros:
- Rusia presentó su invasión como una medida de «protección» a las poblaciones rusófilas de Ucrania, pero su ejército ha violado repetidamente el derecho internacional y cometido crímenes de guerra contra esas mismas poblaciones. Por ello Rusia debe rendir cuentas.
- Rusia apostó por el colapso del ejército y de las autoridades ucranianas, pero la nación ucraniana está más cohesionada que nunca.
- Rusia pensó que sus capacidades militares bastarían para aplastar los ucranianos, pero gran parte del territorio de Ucrania ha sido liberado, llevando a Rusia a movilizar cada vez más soldados y mercenarios y a usar tácticas de guerra cada vez más brutales.
- Rusia imaginó que los europeos se mostrarían débiles, pero la Unión Europea permaneció unida, otorgó a Ucrania y a Moldavia el estatus de países candidatos a la UE, redujo su dependencia al combustible ruso e impuso sanciones sin precedentes para tratar de parar la agresión.
- Rusia creyó que podía dividir el mundo, pero ella está aislada políticamente y marginada en todos los votos en la ONU. En paralelo, el apoyo a Ucrania crece, con países de todos los continentes ofreciendo apoyo político, financiero y humanitario, incluyendo muchos de Latinoamérica y del Caribe.
- Rusia pretendía encarnar un orden internacional alternativo y antiimperialista, pero en realidad solo despertó las inquietudes de sus vecinos frente a su amenaza imperialista.
- Rusia buscó usar de manera cínica la crisis alimenticia y energética que ella misma produjo, pero en vez de ello se crearon nuevas cooperaciones internacionales para mantener las exportaciones, sobre todo de cereales a África.
Todavía estamos a tiempo de cambiar de rumbo. No estamos en guerra contra Rusia y menos contra el pueblo ruso que sacrificó tanto durante la Segunda Guerra Mundial y que respetamos por su aporte a la cultura europea. De hecho, estamos al lado de todos los ciudadanos rusos que rechazan esta guerra indigna librada en su nombre y que tienen la valentía de defender la paz.
En toda la medida de lo posible, el presidente Macron ha estado y permanecerá en contacto con el presidente Putin para convencerlo de abandonar la vía de las armas, para proponer la ayuda de Francia en las conversaciones en curso y para evitar la propagación del conflicto. Los ucranianos son los primeros en desear salir de esta guerra y al final de la guerra debe haber negociación. Con este propósito en mente, anhelamos que todos los países que puedan tener una influencia positiva sobre Rusia, entre los cuales Venezuela, se unan a los esfuerzos para restablecer la paz en Europa.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional