Después de 70 años reaparecen los vientos de guerra y aquel temor que se pensaba superado es la crónica de un evento más que anunciado, pero para unos pareciera una sorpresa.
Nadie quiere enviar tropas, todo se circunscribe a solidaridades, a lo político y obviamente a un paquete de sanciones económicas, que no le resuelven la papeleta hoy a Ucrania.
Estamos viviendo la formalización de un mundo multipolar y caótico, se permitió una alianza muy íntima entre China y Rusia y se materializó por tanta inacción del mundo; ahora China solo espera el momento, para comerse a Taiwán. Lo que ocurre es una tragedia, que trasciende a la violación del principio de integridad territorial.
Rusia quiere relanzar su liderazgo, a través de la violencia. La Unión Europea no puede ser tímida en sus respuestas, por su propio bien.
China, que saldrá más reforzada en este evento, hoy tiene poderío, armamento, mercados, tecnología capital y más. También sabemos de lo que son capaces de lograr: al coronavirus me remito.
Hoy la lucha es entre la libertad, los derechos humanos, los valores versus autocracia vías de hecho y violencia
El presidente Biden piensa que puede ahogar a Putin, lo veo muy difícil; mejor que planificar una estrategia para impactar a largo plazo a Rusia que no hay que descartarla, se deben de identificar a los idóneos interlocutores. Los duelos al estilo de la Guerra Fría ya no interesan a nadie.
Las sanciones por más fuertes que sean serán atenuadas por el respaldo de China, y hay algunas que se deben mirar con lupa porque el efecto rebote puede recaer en los que las imponen.
Putin se salta a la torera todas las leyes y tratados, él solo sueña con ser el rey de lo que representó la antigua Unión Soviética y lo peor es que tiene a muchos que le apoyan adentro y fuera de Rusia, ojo, recordemos que la Unión Soviética no fue vencida nunca, ella se desgastó.
La OTAN debe de cuidar las fronteras de sus miembros en Europa y enviar un mensaje a Rusia de que esa es la raya roja.
Más que un daño económico para Estados Unidos, este conflicto nos enseña las limitaciones que tiene la primera potencia del mundo y la pérdida de hegemonía, eso no le conviene a nadie.
La ONU una vez más demuestra su fracaso, no tiene sentido seguir alimentando a un elefante blanco, los propios miembros del Consejo de Seguridad dinamitan constantemente sus principios, hay que buscar un cambio en el orden mundial, generando alianzas, es la única vía por ahora para superar estos inexplicables restos del siglo XXI.
Las redes sociales parecen estar ajenas a este conflicto y son ellas las que tienen también que invadirnos con mensajes de rechazo y uniformes, desenmascarando la pretensión de Putin; sin embargo, es más importante la Semana de la Moda de París y los juegos de la Champions de esta semana.
Da mucha tristeza escuchar al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, gritando “nos han dejado solos”, las historias de Bahía de Cochino, de Persia, Afganistán, la de Ucrania y las tantas otras no pueden ser una constante en este mundo.
Hoy todos somos Ucrania, ¡basta de tanta apatía!
@davidbittano