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Turquía y Venezuela

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El candidato opositor Kemal Kilicdaroglu al momento de ejercer su voto en las elecciones presidenciales de Turquía / Foto AFP

Aunque a miles de kilómetros de distancia uno del otro, la realidad política de ambos países guarda similitudes. Recep Tayip Erdogan lleva 20 años al mando ―11 como primer ministro, 9 como presidente―; cada vez controla más poder al punto de derivar hacia una autocracia; la lira turca se hunde y la inflación vuela: 80% el año pasado, 44% en este último abril.  En Turquía se logró lo que es una aspiración en Venezuela: un candidato único (con un programa muy robusto) para las elecciones que se celebraron el domingo,  postulado por la Alianza Nacional opositora integrada por 6 partidos de troncos disímiles: socialdemocracia, liberalismo, islamismo, izquierda verde y hasta escisiones del partido gobernante.

Los comicios, con altísima participación, significaron un avance extraordinario de las fuerzas opositoras pero insuficiente para desalojar a Erdogan del poder, quien por primera vez, sin embargo,  tendrá que ir a una segunda vuelta, a realizarse en dos semanas. Las encuestas mostraban que un candidato de la oposición unida vencería sin problemas.

La balanza de la segunda vuelta la puede inclinar un  partido ultranacionalista que obtuvo apenas el 5% de los votos, los necesarios para que una u otra parte venza si se produjese un trasvase  de votos sin pérdida alguna. Esa formación política, a la que Erdogan y Kemal Kilicdaroglu (su encarnizado adversario) tratarán de conquistar,  ha sido más propensa a pactar con el poder vigente. Pero habrá que contar los votos otra vez. La esperanza sigue viva.

La elección en Turquía fue considerada por la casi bicentenaria revista británica The Economist como la más importante del mundo en este año 2023 (¿Serán las de Venezuela una de las más importantes el año próximo?).

Lo que está en juego, apunta The New York Times, es el proceso de un miembro de la OTAN que ha inquietado a sus aliados occidentales con sus cercanos lazos con el Kremlin. Una de las 20 economías más grandes del mundo, la Turquía de Erdogan ejerce influencia en la zona de los Balcanes y el Mediterráneo oriental, además de naciones de África. Dependiendo de quien finalmente gane, subraya NYT, esas políticas internas y externas podrían cambiar profundamente. Un relevo en el poder  que pudiera significar, de acuerdo con analistas internacionales,  nada menos que el reordenamiento político en Europa y hasta en el mundo.

La Alianza Nacional opositora se preparó para ese viraje. Las seis organizaciones que la integraron presentaron a los electores ―y al mundo occidental y sus instituciones políticas y financieras― un ambicioso  y completo programa de gobierno  que abarca nueve áreas ( justicia, administración pública, lucha contra la corrupción, economía y empleo, ciencia y transformación digital, políticas sectoriales, educación, políticas sociales y política exterior y migración). Un total de 75 capítulos y 2.000 objetivos. The Economist le dedicó la portada y buena parte de su edición previa a las elecciones.

El principal objetivo de la alianza es pasar del actual sistema ejecutivo-parlamentario al sistema parlamentario y, en política exterior,  rescatar el principio de «paz en casa, paz en el mundo» y trabajar por el ingreso del país en la Unión Europea sustentado sobre «el diálogo, la justicia y la igualdad». Venezuela busca su hora para recuperar la democracia y su puesto relevante en el continente y el mundo. Un desafío de quilates.

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