El 12 de mayo de 1943, la máxima autoridad del Afrika korps (y de todas las fuerzas del Eje en el Norte de África): el coronel-general Hans-Jürgen von Arnim, se rindió a la 4° División India del VIII Ejército Británico. Al día siguiente haría lo mismo ante los neozelandeses el máximo comandante de las fuerzas italianas: el mariscal Giovanni Messe (que escribió sus memorias: “Come fini la guerra in Africa. La ‘Prima Armata’ italiana in Tunisia”). Las pérdidas del Eje en Túnez en lo referente a los soldados fue mayor que en Stalingrado (más de 300 mil prisioneros de guerra, y 100 mil fallecidos y heridos), y algunos la llegaron a llamar “Tunezgrado”. Al igual que en la ciudad del Volga, fue la demostración que ya la guerra estaba perdida para el Eje.
Italia sabía que era la próxima en la lista de los Aliados, de modo que preparaba el cambio de bando ¡Lamentablemente los alemanes también lo sabían y no se quedaron de brazos cruzados! El mariscal Messe no pasó mucho tiempo encarcelado, porque cuando comenzó la campaña de Italia en septiembre se convirtió en jefe del Estado Mayor del “Regio Esecito Cobeligerante italiano” (formado por combatientes italianos que también habían sido capturados) que apoyó la lucha contra el Tercer Reich. Pero esta historia la contaremos cuando se cumpla el 80 aniversario dentro de cuatro meses.
En la primera semana de abril cuando hablamos del general George S. Patton explicamos cómo la defensa de Túnez era una causa perdida para el Eje, y lo peor de todo: un grave error estratégico, debido a que facilitaba el sitio de un gran contingente de soldados y armas. Tal cómo afirmaron los historiadores estadounidenses: Williamson Murray y Allan R. Millett en su obra: La guerra que había que ganar (2000): era una posición indefendible al igual que Stalingrado, y todos esos recursos debieron haber sido usados en la defensa de la frontera sur de Europa que era el claro objetivo de los Aliados en 1943. Adolf Hitler no aprendió del desastre en el Volga y el Cáucaso, y siguió creyendo en la superioridad de la calidad de sus armas y la capacidad de resistencia de sus soldados. En lo que respecta a la logística consideró que la cercanía de los puertos de Túnez con Sicilia permitiría su permanente abastecimiento, y en caso de no lograrlo lo haría con su Luftwaffe.
Es cierto que la captura de Túnez le restó seis meses a los planes de los Aliados desde que iniciaron la “Operación Torch” (08 de noviembre de 1942), pero al final comenzaron a avanzar gracias al aprendizaje en combate de los estadounidenses y el aislamiento del Eje con la acción de sus submarinos, la Royal Navy en alianza con la US Navy, y la “operación Flax” (5-27 de abril) que destruyó el puente aéreo. Dicha operación demostró la superioridad tecnológica Aliada, en especial de los aviones de la USAF (entre los que destaca el P-38 Lightning y sus bombarderos pesados y ligeros); que cada día llegaban en grandes números gracias a superioridad industrial de Norteamérica y el Reino Unido, y la victoria en la Batalla del Atlántico (pronta entrega en nuestra serie, Dios mediante). Es probable que esta campaña generó el mayor daño para la Luftwaffe hasta el momento. Con “Flax” fueron destruidos más de 500 unidades, pero en total sus pérdidas sobrepasaron los dos mil aeroplanos de todo tipo y lo peor de todo: la muerte de pilotos experimentados.
Una vez lograda la superioridad aérea y destruida la logística del Eje, se iniciaron dos operaciones consecutiva por parte de los Aliados que terminarían la campaña de Túnez: la “Operación Vulcan” (22 de abril al 6 de mayo) y la “Operación Strike” (6-13 de mayo). No eran operaciones fáciles debido a que la geografía tunecina era perfecta para la defensa, al poseer muchas colinas y montañas con angostas zonas de paso en dirección a sus principales puertos; pero también los alemanes luchaban con una violencia poco conocida en el Frente norafricano. De algún modo se compensaba por ambos factores, la inferioridad en armas y soldados que poseía el Eje. En tanques los Aliados poseían 8 veces más, y en soldados era casi el doble. Pero cada colina, cada paso; les costaría numerosas bajas; y solo las tomaban después de varios ataques que terminaban acabando las municiones del Eje. El destruir la logística del enemigo rendía sus frutos, aunque la realidad es que los avances fueron pocos (6 kilómetros aproximadamente) y se tuvo que reformular la operación lo cual se hizo con “Strike”.
Los británicos presionarían una vez más por el sureste en dirección a la capital y los estadounidenses por el norte, la idea era impedir que el enemigo pudiera escapar por el Cabo Bon (pequeña península al noreste) en una operación de pinzas. La superioridad aérea permitió un bombardeo masivo, y el bombardero medio B-25 abría paso a la vanguardia británica. Es inevitable pensar en la “Blitzkrieg” alemana al principio de la guerra: los Aliados habían aprendido la lección. El 6 de mayo los “americanos” se acercaba al puerto de Bizerta y ese mismo día se iniciaba la batalla por la capital, al día siguiente ambos veían la retirada del Afrika korps. Junto al Eje también combatieron nativos del Norte de África musulmanes; muchos de ellos escaparían a los Montes Atlas y siguieron luchando en guerrillas, incluso hasta lograr la independencia de Argelia en los sesenta. Dos grandes bolsas resistirían unos días más: Enfidaville (italianos) y el Cabo Bon (alemanes), esperando poder escapar a Sicilia pero su rescate nunca llegó, aunque algunos se aventuraron en pequeños botes ¡y lo lograron!
Entre el 12 y el 13 de mayo los alemanes se rindieron con banderas blancas y usando el idioma universal de la música: cantaban “Lili Marlen”, la melodía más famosa del Norte de África y que ambos ejércitos disfrutaban. El resto de la guerra lo pasarían en los campos de prisioneros de Estados Unidos y Canadá. Aunque fue una operación angloamericana con el apoyo de otras nacionalidades, en especial la Francia Libre; en Túnez el mayor sacrificio fue de los Estados Unidos. Las próximas dos semanas, Dios mediante, analizaremos la Campaña de Bombardeo sobre Europa en 1943 al cumplirse el 80 aniversario de los famosos “rompepresas” y el inicio de la leyenda del Memphis Belle.