El covid-19 está azotando el mundo entero, cosa de la cual no se escapa nuestro país Venezuela. Pero hoy quiero referirme a otra pandemia, que padecen los hombres y mujeres privadas de libertad en las cárceles y centros de detención preventiva, quienes mueren victimas de ella, ante la total indiferencia del Ministerio para el Servicio Penitenciario y demás autoridades del régimen.
Me refiero a la tuberculosis y la desnutrición. La tuberculosis es definida por la Organización Mundial de la Salud “como una enfermedad causada por Mycobacterium tuberculosis, una bacteria que casi siempre afecta a los pulmones. Es curable y prevenible. La tuberculosis se transmite de persona a persona a través del aire. Cuando un enfermo de tuberculosis pulmonar tose, estornuda o escupe, expulsa bacilos tuberculosos al aire. Basta con que una persona inhale unos pocos bacilos para quedar infectada.
La misma organización define a la desnutrición como “el retraso del crecimiento (estatura inferior a la que corresponde a la edad), la emaciación (peso inferior al que corresponde a la estatura), la insuficiencia ponderal (peso inferior al que corresponde a la edad) y las carencias o insuficiencias de micronutrientes (falta de vitaminas y minerales importantes)”.
Ambas enfermedades, la tuberculosis y la desnutrición, se han convertido en la actualidad de la causa principal de la muerte de gran cantidad de presos en Venezuela. Esta afirmación la damos con base en estudios que hemos realizado desde la organización que dirijo, Una Ventana a la Libertad, quien desde hace varios años viene estudiando este tema.
Para 2017, en su informe anual, Una Ventana a la Libertad reportaba la muerte de 8 reclusos por tuberculosis y 9 por desnutrición, lo que representaba para esa fecha, solo en los centros monitoreados por ellos, 26,16% del total de presos muertos para ese año.
Para el año 2018, ya Una Ventana a la Libertad, reportaba 117 muertos por tuberculosis y 17 por desnutrición, lo que ya representaba 134 reclusos de los 305 que durante ese año se reportaron como fallecidos.
Es importante destacar que estas son cifras aproximadas, ya que en Una Ventana a la Libertad no monitoreamos los aproximadamente 500 centros de detención preventiva que hay en Venezuela, así que es de suponer que son muchos más los fallecidos por estas causas, donde tampoco están incluidos los recintos carcelarios dependientes del Ministerio para el Servicio Penitenciario. Que entre ambos suman un aproximado de 110.000 privados de libertad.
En el año 2019 logramos determinar la muerte de más de 50 presos, entre ambas enfermedades, pero lo que nos parece realmente alarmante es que la investigación logró determinar que en los centros monitoreados encontramos 224 reclusos con tuberculosis y 289 con desnutrición, lo cual nos da un total de 513 presos con estas enfermedades, de los cuales muy pocos han recibido atención médica o se les ha dado algún tipo de tratamiento, en su mayoría, son dados de parte de sus familiares, pues en los centros donde se encuentran detenidos no hay ningún tipo de medicamento.
Para el primer semestre de este año 2020 se lograron determinar 36 muertos por tuberculosis y 7 por desnutrición. A esto le debemos sumar que se logró determinar que existían 397 reclusos enfermos por tuberculosis y 517 por desnutrición en los calabozos policiales monitoreados.
Con las cifras dadas anteriormente, aunado con los altos niveles de hacinamiento, 247% en este período, no hay dudas de que la tuberculosis y la desnutrición es la verdadera pandemia que viven los presos venezolanos, ante la indiferencia total de las autoridades encargadas de su custodia.
Con cifras de este tipo y ya sabiendo que el covid-19 llegó a los recintos carcelarios, no es de extrañar que, en un futuro, no muy lejano, lamentablemente, esta pandemia mundial, cause grandes estragos y muertes en nuestras cárceles.
@cnietopalma
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