OPINIÓN

Tú decides: te embruteces o te enriqueces

por Luis Alejandro Aguilar Pardo Luis Alejandro Aguilar Pardo

Ante la catastrófica, débil, caprichosa, intermitente y desesperante señal de Internet disponible, decidí que jugar a la esperanza con Netflix era más perjudicial que cancelar la suscripción. ¡Y así lo hice! Pensaba que sería un aburrimiento supino porque no estaría al corriente de las series y eventos que ofrecía esa empresa. Pues, más equivocado no podía estar en mi percepción de pérdida.

Apareció en el espectro de alternativas una aplicación que considero extraordinaria y maravillosa y la tomé. En lugar de observar, aprendería y me enriquecería.

Te cuento:

Cuando comenzamos el primer año de bachillerato, nos sorprendieron con un nuevo programa de estudios en una materia crucial. Se trataba de la “Matemática moderna”. Recuerdo que tan modernas fueron que pasamos un largo período de tiempo sin clases de matemáticas porque nuestros profesores estaban atendiendo cursos para adiestrarse en la enseñanza de las famosa “Matemática”. Y, semanas más tarde, llegamos a los «anillos conmutativos abelianos» y el desplome fue total.

Una persona muy versada en la enseñanza de las matemáticas me ha sugerido que el aprendizaje de las matemáticas es un proceso concatenado y, me ha comentado, que cuando alguien falla en matemáticas es porque una de las etapas de la concatenación ha quedado debilitada.

Pues, mira, te confieso que comencé de cero. ¡Y cuánto me alegro!

En esta extraordinaria aplicación me estoy nutriendo del siguiente programa:

Ciertamente, no hay comparación entre suspirar y sollozar por la series de Netflix y aprender con el programa expuesto.

Dios guarde a V. E. muchos años.

@Nash_Axelrod.