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Trump y Putin: “Bury the Hatchet”

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Para quienes no hablan inglés, la frase muy común “Bury the Hatchet” (literalmente “Enterrar el hacha”) es utilizada coloquialmente para hacer las paces, para olvidar rencores; y es que ¡no puede ser, Donald Trump no le declaró la guerra a Rusia! Sostuvo una conversación telefónica de noventa minutos con Vladimir Putin y de inmediato informó del camino hacia un acuerdo de paz entre ambos. Ponderó la historia de Rusia y dijo que se comunicaría con Zelenski para informarle lo hablado. ¡Entonces Trump es prorruso!, ¡Trump está a sueldo de la Embajada rusa!, ¡Trump no escucha a los todólogos latinoamericanos que tanto hablaron durante tres años de la victoria de Ucrania!

Sí, apreciado lector, las últimas líneas del párrafo anterior son un sarcasmo de mi parte, dedicado a todos aquellos todólogos que durante el último lustro me han llamado prorruso y me han calumniado de ser agente a sueldo de la Embajada rusa, casi que miembro del FSB por decir ARGUMENTANDO desde el realismo y utilizando diversas fuentes, que era imposible ganarle esta guerra a una Gran Potencia como Rusia, aun sin esta utilizar sus armas nucleares. Por resaltar que las sanciones impuestas a Rusia no alterarían el resultado del conflicto ni afectarian el poderío militar y logístico ruso al Putin haberse asegurado durante los últimos veinticinco años mercados, recursos y finanzas alternativos a los ordinarios.

Es que el mononeuronal promedio de los todólogos latinoamericanos cuestionan que se puedan usar fuentes rusas o no occidentales para hacer análisis. El ignaro mononeuronal no entiende que se usan todas las fuentes y se las tamiza con algo que ellos carecen: conocimientos propios de la teoría y práctica de la geopolítica y de la guerra, como los que tenemos quienes ya contamos por décadas el estudio profundo de estos contextos. El todólogo latinoamericano solo puede opinar de beisbol, fútbol, La Casa de los Famosos y el Chacal de la Trompeta, porque son incapaces de refutar con argumentos válidos.

¿Por qué la élite latinoamericana rechaza al realismo?. Quienes me leen semanalmente saben muy bien que esta élite hace décadas rechaza al realismo como herramienta fundamental para entender cómo funciona el mundo, y prefiere otras aproximaciones que una y otra vez se han mostrado insuficientes o directamente inútiles para entender el comportamiento de las naciones. Quizás la respuesta sea que si utilizaran el realismo no podrían continuar teniendo discursos disociados de los medios que asignan para concretar los rimbombantes objetivos a los que son tan afectos. Si fuesen realistas hace décadas habrían dejado de tener gastos absolutamente inútiles para el desarrollo de nuestros países. Si fuesen realistas hace décadas habrían reconvertido las diversas Fuerzas Armadas obsoletas en un instrumento acorde a un mundo anárquico. Si fuesen realistas jamás habrían asociado a nuestros países con naciones y grupos terroristas como. Concretamente, no ser realistas ha permitido a la élite latinoamericana vivir aislada del mundo, vender a los ingenuos un discurso plagado de objetivos abstractos y al mismo tiempo concentrarse en lo único que les interesó siempre: asegurarse unos países corporativos donde hacer negocios sin que nadie les compita. La élite latinoamericana es mediocre y responsable de la debacle de la región.

Hace pocas semanas comencé a comentar lo revulsivo que para la OTAN resulta el reclamo de Trump de incrementar el gasto en defensa hasta llegar a 5%. Es preciso entender que salvo Francia, Reino Unido y Polonia, ningún país alcanza hoy siquiera el piso del 2% que hace años se reclama desde Bruselas. Claramente las naciones europeas resisten abandonar la idea que siempre y bajo cualquier circunstancia Estados Unidos los defenderá apelando a su arsenal nuclear. El problema hoy es que vuelven a encontrarse con un presidente en Estados Unidos que no quiere pagar los costos de la “comodidad” europea y agregaría tampoco el de Taiwán. Si a esto le sumamos que de un acuerdo de paz en Ucrania resulte que Rusia se quede con 20% de ese país, justamente la porción más rica del mismo, el descrédito de la OTAN será enorme y quizás incluso no haya espacio para que la ciudadanía europea apoye un gasto militar mayor para una organización que no disuadió a Rusia y tampoco derrotó en el campo de batalla. Entiendo que para la mediocridad del todólogo latinoamericano esto es muy difícil de comprender. Para estos personajes, en su simpleza mental, nada puede derrotar a la OTAN por lo que imaginar lo que puede surgir de reconfigurar la seguridad de Europa a costa de la pérdida de territorios ucranianos es inimaginable. El todólogo latinoamericano es alguien que no tiene mucha aproximación a la historia europea y por lo tanto su capacidad de asombro no tiene límites. No podemos descartar que de darse este escenario las pulsiones por una defensa europea autónoma crezcan. Es difícil que prospere, pero las voces que la vienen promoviendo tendrán sobrados fundamentos para insistir en ella.

Estados Unidos siempre pidió, con republicanos o demócratas, que Europa pusiera dinero en serio para su defensa, la única diferencia es que ahora se los dice uno lo bastante terco y estratega como para que sea creíble que los deje en banda. Errores de cálculo que suelen pasar cuando te acostumbras a vivir dependiendo del subsidio de otro.

Para finalizar, no tomen en serio las declaraciones públicas del rey de Jordania respecto a recibir gazatíes en su territorio. La Casa Real jordana está gobernando un territorio que sólo sobrevive y mantiene su capacidad militar por Estados Unidos, así que cuidado con creer en la seriedad de esto.

Cerramos con la acostumbrada recomendación de lecturas de nuestra “inútil biblioteca”: THE AMERICAN CIVIL WAR: A MILITARY HISTORY por John Keegan, libro del ya fallecido John Keegan, quizás el mejor historiador militar de la segunda mitad del Siglo XX. En esta magistral obra histórica y best seller, Keegan comparte sus originales y perspicaces perspectivas sobre la psicología, la ideología, la demografía y la economía de la Guerra Civil estadounidense. Iluminado por su conocimiento sobre la historia militar, ofrece una fascinante mirada sobre cómo el mando y la lenta evolución de su lógica estratégica influyeron en el curso de la guerra. Por encima de todo, La guerra civil estadounidense ofrece un relato intrigante de cómo el alcance del conflicto se combinó con la geografía estadounidense para presentar un espacio de batalla singularmente complejo y desafiante; RUSIA EL MISTERIO DE EURASIA por Alexander Dugin, cuando un pueblo entra en crisis, como muchas veces lo ha estado el ruso, no le queda otra vía que volverse hacia sí mismo y redescubrir sus raíces. De otra forma no podrá rehacer su destino y resurgir de sus cenizas, terminando por vivir como un espectro en el océano de las naciones. ¿Cuáles son las claves de la Rusia tradicional, de la Rusia de siempre, que ahora renace?, ¿qué significado atesora el misterio de Eurasia en el contexto ruso?, ¿es Rusia el nudo perfecto que une Oriente y Occidente?, ¿qué papel va a desempeñar este inmenso país en el relanzamiento de una nueva Europa, libre del comunismo y de la agónica colonización cultural americana?, ¿por qué el cristianismo ruso es el más puro de todos cuantos existen?, ¿cuál es su misión escatológica para el final de los tiempos?, son algunas de las preguntas que se plantea y responde Dugin en esta muy interesante obra escrita; LA SOCIEDAD ANÁRQUICA por Hedley Bull, es una de las obras clásicas de la teoría de las relaciones internacionales. En cierto sentido fue, como plantea Stanley Hoffmann, un texto marginado por la corriente principal de la academia de Estados Unidos, puesto que se alejaba del mecanicismo, el cuantitativismo y el materialismo que impregnaban e impregnan la mayor parte de la producción estadounidense en este campo. Ha tenido, y sigue teniendo, una amplia influencia en el pensamiento europeo, donde es constante punto de referencia, y puede ser considerada una precursora de las nuevas tendencias en el estudio de la política mundial. Esta obra plantea una reconsideración de la forma de estudiar y comprender el mundo de las relaciones internacionales, pues reconoce la merecida importancia de las ideas, de las visiones del mundo, de los agravios de las naciones, de la construcción intersubjetiva de la realidad política y de la historia como matriz y como contexto explicativo y de vida. El lector no encontrará afirmaciones rotundas ni certezas absolutas. Nadie que la lea con una cierta atención quedará indemne ni podrá seguir leyendo con complacencia acrítica la innumerable sarta de banalidades con la que a menudo se inunda al lector interesado en las relaciones entre los Estados, las naciones y los pueblos. Hedley Bull fue discípulo de Martin Wight en la London School of Economics y, desde 1977 hasta su temprana muerte en 1985, catedrático de Relaciones Internacionales en la Universidad de Oxford.

@J__Benavides

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