Qué errados estábamos los que dábamos por hecho un remake de 2020. En solamente un mes se pasó de un previsible triunfo de Trump después del fallido atentado en su contra y del desastroso debate para Biden, lo que obligó a que el alto mando del partido lo obligara a renunciar y la luna de miel de la convención demócrata que dio momentum a Harris. Es ahora cuando se considera que comienza la campaña en serio y es por eso que la mayoría de los análisis serios de la campaña comienzan en esta etapa final y decisiva de la campaña. En primer lugar, hay algunas características digamos estructurales de toda campaña:
- Harris, por mucho empeño que haga en desligarse de Biden, no lo podrá lograr, ella estará obligada por efecto de la circunstancia de ser la vicepresidenta de jugar como incumbente.
- Este hecho será un hándicap para ella, debido a la mala imagen de Biden, pero sobre todo por la mala percepción de la economía y sobre todo de la inflación, pues para el votante lo que cuenta es que los precios están cerca de 20% por encima del comienzo del gobierno Biden.
- Tampoco podrá Harris desligarse de su desastrosa historia política de líder del ala izquierda, progresista y Woke. Trump insistirá a diario en esto, y con solamente sacar el video de ella alabando la Bidenomics le hará un daño, pienso que irreversible.
- Trump, tampoco podrá deslastrarse de su pésima evaluación negativa que de su personalidad tiene el electorado.
- Igualmente deberá controlar sus presentaciones, ajustarse a los guiones elaborados por sus asesores y abandonar su excentricidades y discurso negativo enfocado en personas (peor aún si van dirigidas a sus aliados, como en el caso de Kemp en Georgia).
Dado estas características estructurales de la campaña. ¿Cómo arranca la coyuntura de cada uno de los candidatos? El portal Real Clear Politics (RPC) el más serio y reconocido de los portales que hacen seguimiento de las encuestas da un promedio a Harris 48,1%, Trump 46,2% (+1,9%), si bien es una voltereta en relación con la situación de julio, en la que Trump lideraba por casi 4 puntos, si fuera Harris estaría bien preocupado por este resultado, pues tanto Clinton en 2016 y Biden en 2020 tenían más de 5 puntos sobre Trump para esta época y es reconocido que Trump es infravalorado en las encuestas, por lo cual Harris debería ganar por encima de 4 puntos sobre Trump, para asegurar ganar el colegio electoral. Más importante es que todos los estados decisivos (los “swing states”) están con un % por debajo del error de muestreo, en definitiva, el promedio de RCP es de una elección que hoy está empatada, por lo tanto cualquier cosa podría pasar.
Ahora bien, con base en este empate de hoy, ¿qué nos dice la prospectiva electoral?
El análisis más destacado que he visto sobre porqué debería ganar Trump, es paradójicamente de uno de los columnistas más representativos de la izquierda demócrata, (https://www.nytimes.com/2024/09/04/opinion/trump-win-election-harris.html), en resumen el da los siguientes argumentos a favor del triunfo de Trump:
-Las elecciones están impulsadas por unas pocas realidades fundamentales. Trump tiene varios aspectos fundamentales que impulsan el apoyo hacia él:
1) A la gente le gusta más el modelo rojo que el azul: El modelo rojo ofrece bajos costos de vivienda, impuestos más bajos y vitalidad empresarial. El modelo azul ofrece altos costos de vivienda, altos impuestos y alta desigualdad.
2) Los demócratas son el partido de la clase dominante: Los demócratas dominan los medios de comunicación, las universidades, las instituciones culturales y el gobierno. Incluso las grandes corporaciones, con sede en lugares como Nueva York y San Francisco, se inclinan por el azul. Los demócratas de la clase dirigente viven en mundos muy diferentes a los de los republicanos con educación secundaria. La rebelión se alimenta cuando los profesionales altamente educados se muestran condescendientes con las masas sobre las que están sentados o ni siquiera las ven, y cuando los estudiantes de las universidades de élite que gastan más de 100.000 dólares al año en ellas fingen ser las víctimas marginadas de la opresión.
3) Cohesión social y moral: Cuando los republicanos hablan de inmigración, crimen, fe, familia y bandera, están hablando de formas de preservar el orden social y moral. Los demócratas son muy buenos hablando de solidaridad económica, pero no de solidaridad moral y cultural.
4) Insatisfacción general: Kamala Harris practicó la política de la alegría en estas elecciones como cualquier partido en el poder intenta hacer. Pero muchos estadounidenses no lo están sintiendo, solo el 25 por ciento de los estadounidenses estaban satisfechos con la dirección del país, según Gallup, mientras que el 73 por ciento estaba insatisfecho.
5) El problema de la burbuja azul: si te pasas la vida escuchando lo que los demócratas de las grandes ciudades se dicen entre sí, no entenderás a Estados Unidos. Clinton y Obama siguieron esencialmente la teoría del votante medio: correr hacia el centro, donde están los votantes independientes. Por el contrario, los nuevos cuadros son más propensos a creer en la teoría de movilizar a la base: realizar una campaña realmente progresista para que los jóvenes de izquierdas participen. Harris intentó realizar una campaña que diera algo a cada ala del partido. El resultado fue una campaña que ofreció gestos y una mezcolanza de políticas para todos, pero carecía de una visión clara.
Brooks concluye que a pesar de su inclinación demócrata está convencido por los argumentos arriba resumidos que el triunfo es probable para Trump. Ahora bien, este es un análisis cualitativo ¿qué dicen los números?
En primer lugar, que después del escenario de julio de un triunfo seguro de Trump y de la luna de miel post convención demócrata de un momentum irreversible de Harris, el cuadro electoral está ahora cerca de una elección “normal” esto es dentro de los niveles de una elección cerrada como la han sido todas las elecciones de estos últimos lustros, dada la polarización, son pocos los votantes indecisos, y por lo tanto la elección se define alrededor de unos pocos puntos hacia un lado u otro.
Luego, el más reconocido experto electoral Nate Silver señala en su última newsletter los siguientes datos:
- Trump tiene 55% de probabilidad de ganar la presidencia (esto es el colegio electoral) frente a solo 44% de Harris, dada esta probabilidad el modelo de Silver pronostica una elección cerrada.
- A pesar de toda la campaña mediática de Harris, el modelo de Silver prevé un efecto de rebote de alrededor de 3% luego de una convención, pero el efecto post convención de Harris es de sólo 1,5%, por lo tanto, su “performance” está por debajo del promedio pronosticado.
- El efecto renuncia de Kennedy estaba “descontado” en el modelo, con un efecto insignificante, pero no el retiro con apoyo a Trump, lo más probable es que esto se coma el efecto de rebote de post convención de Harris.
- Un factor fundamental que podría significar la derrota de Harris, es el pobre desempeño de ella en Pennsylvania el estado pivote de esta elección, este elemento junto con la sabida ventaja que tiene el GOP en el colegio electoral, determina que el modelo de Silver de un resultado ligeramente favorable a Trump.
En conclusión, a pesar de lo conmovido que ha estado el último mes de campaña, es a partir de esta semana que arranca en serio esta, tanto los factores estructurales analizados por el columnista demócrata David Brooks, como el modelo de predicción electoral de Nate Silver pronostican un triunfo de Trump.