A una semana de la elección de Estados Unidos, aunque más de 33 millones de personas ya han votado anticipadamente hasta hace unos días, no hay un claro favorito para el triunfo. La última encuesta de The New York Times y Siena College de la semana pasada arrojaba un empate entre Donald Trump y Kamala Harris con 48% para cada uno. Otros estudios dan ventaja o bien al candidato republicano, o bien a la vicepresidenta, pero la distancia entre ambos nunca es mayor a 3 puntos.
En la elección de 2020 Joe Biden superó a Trump por más de 7 millones de votos y ya sabemos lo que ocurrió el 6 de enero de 2021 cuando el Congreso de Estados Unidos se disponía a contar el voto del Colegio Electoral que confirmaba como ganador al demócrata. Esta elección será por mucho más reñida. Estados Unidos, y el mundo, esperará en tensión el desenlace que no se despejará la noche electoral. El voto por correo, que es una tradición en ese país y ahora más usual que nunca antes, se demora en ser registrado. En la elección de hace cuatro años Trump cantó victoria antes de tiempo. La mayor parte de su electorado sigue pensando que fue el ganador.
Pero, además del voto ciudadano, se deberá esperar el voto del Colegio Electoral, según lo establece la Constitución de Estados Unidos. El ganador en cada estado se lleva el total de electores asignado a ese estado, salvo Maine y Nebraska que lo hacen por el sistema proporcional. Cada estado tiene asignado un número distinto de electores. Aunque California (55) y Texas (38) son los que tienen más electores, hay otros como Pensilvania (20), Michigan (16) y Arizona (11), que suelen ser más decisivos porque sus preferencias electorales entre republicanos y demócratas varían con mayor frecuencia de un proceso electoral a otro. El candidato que reúna más votos electorales (mínimo 270) resultará electo presidente.
Este peculiar sistema electoral permite que un candidato gane el voto ciudadano y no se imponga en el Colegio Electoral. Así pasó con Donald Trump en 2016 sobre Hillary Clinton. Apenas ha ocurrido cinco veces, pero puede que se repita en esta elección. El analista político jefe del New York Times, Nate Cohn, piensa que tal posibilidad puede suceder en la elección de 2024; pero en este caso, según su análisis, en contra de Donald Trump, que ganaría el voto ciudadano y pudiera perder el voto del Colegio Electoral. Más leña para el fuego.
Cohn advierte sobre dos asuntos que estarían ocurriendo en simultáneo: Trump parece estar más fuerte en el voto nacional, mientras se está desvaneciendo su ventaja en el Colegio Electoral porque Harris resiste entre los votantes blancos que tienen un peso desproporcionado en estados clave del norte del país. Destaca, además, el analista el dato de que en las elecciones de medio período, hace dos años, los demócratas salieron bien en estados donde el tema de la democracia y el aborto son importantes, mientras que los republicanos arrasaron en estados menos competitivos.
Hay cifras para todo, y más en una nación como Estados Unidos. Algunas desfavorecen claramente a Kamala Harris: solo 28% de los votantes considera que la nación va por buen camino. Ningún partido ha conservado el poder con una valoración semejante. Y Joe Biden solo tiene una aprobación del 40%. Tampoco ningún partido ha mantenido la Casa Blanca con una aceptación tan baja.
En una semana se comenzará a despejar la incógnita del voto de los estadounidenses. Elección crucial en un mundo convulso en el que el papel de la primera potencia mundial sigue siendo decisivo para la preservación de los valores democráticos.