Faltan noventa días para las elecciones presidenciales en Venezuela. No son, por cierto, unas elecciones cualquiera. Son unas elecciones trascendentales. Importantes. Demasiado importantes.
Es la oportunidad para lograr el cambio. Después de 25 años de retroceso, tenemos la oportunidad de elegir un nuevo presidente y un nuevo gobierno que nos permita avanzar.
Desde hoy hasta el 28 de julio tenemos tres tareas fundamentales que acometer: en primer lugar, tenemos que hacer todo lo posible por ganar esas elecciones y por ganarlas contundentemente. Para eso hay que derrotar a tres enemigos, al gobierno con toda su infinita capacidad para hacer trampas. A la abstención, que solo sirve para favorecer al gobierno en su afán de perpetuarse en el poder y a la división del voto. Debemos concurrir unidos alrededor del candidato que tenga la mayor opción para triunfar en el proceso electoral.
La segunda tarea es hacer todo lo que esté a nuestro alcance para lograr una transición pacífica, ordenada y civilizada. Que el gobierno pase de las manos de Maduro a las manos del próximo presidente sin traumas.
Finalmente, debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para ayudar a que el próximo gobierno sea un gobierno de unidad nacional, de amplitud, con la gente más competente y más honesta que pueda servir en Venezuela.
Seguiremos conversando.
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