Se nos presentan en la actual realidad mundial, camino a cumplirse en 2025 un cuarto del siglo XXI, tres guerras sumamente importantes para su definición en, al menos, las próximas cuatro o cinco décadas. Por medios distintos, de diversas naturalezas y formas, pero guerras al fin, han provocado grandes desastres humanos a las naciones, auténticas víctimas de los extremismos de quienes los practican para subyugar a los pueblos. Ucrania, Israel y Venezuela, entre muchos otros ejemplos que huelga mencionar ahora, los abordaremos en esta, para ustedes, mi columna.

Existen dos grandes tratados, los más reconocidos, antiguo y moderno, sobre la guerra, sus estrategias y tácticas. El de Sun Wu conocido como el “maestro” Sun “Tzu” y su obra El arte de la guerra (476-221 a.C., aunque aún se discute en exactitud los años en que vivió). El otro clásico es En guerra de Carl von Clausewitz (1780-1831). Ambos nos dan máximos pensamientos para la reflexión de cuánto estamos obligados a entender y asumir tan turbulentos tiempos como los actuales. El primero nos dice: “Los guerreros victoriosos ganan primero y entonces van a la guerra, mientras que los guerreros derrotados van a la guerra primero y luego buscan vencer”. De otro tanto, Clausewitz nos afirma en su frase célebre: “La guerra es la continuación de la política por otros medios”.

En el campo internacional se han atendido y negociado, desde tiempos inmemoriales, las alianzas, apoyos e intervenciones de distintos índole y calibre en conflictos para la obtención de decisivos resultados y consecuencias para muchos años del status quo que permanecerá y por el que se regirán las naciones del entorno regional y mundial.

Ucrania, Israel y Venezuela representan, sin temor a que se me tome por exagerado, los tres escenarios de guerra muy disímiles pero a la vez más significativos del destino que deberá tomar la dinámica mundial, para bien o para mal de nuestras dependencias y progresos relativos, en cuanto al hacia dónde y el cómo abordar este planeta. ¿Aceptaremos el triunfo de las guerras iniciadas en estas tres regiones contra el Estado democrático, plural y de justicia institucional? ¿Negociaremos con ellos determinada sumisión a su chantaje como fórmula para que prevalezcan sus mafias gobernantes y ante guerras basadas en la trinidad que describe Clausewitz de violencia, odio y enemistad en su mencionada obra En guerra (On War).

Tres seres humanos representan hoy, en medio de tan delicados momentos, una esperanza, una necesidad mundial que debemos apoyar para concluir la tarea iniciada: Volodímir Zelenski (25 de enero de 1978, 46 años); Benjamin Benzion Netanyahu (23 de noviembre de 1950; 73 años) y María Corina Machado Parisca (7 de octubre de 1967; 56 años). No se trata de deidades a las que exigir perfecciones, se trata de representantes de pueblos que ya han ganado la victoria antes de ir a la guerra, como nos lo sugiere Sun Tzu, en movimientos de defensa de sus derechos a la no violencia, al no odio, ni a la perpetua enemistad, como siembra y práctica de adoctrinamiento persistente (trinidad de la guerra, según Clausewitz).

En las últimas ofensivas de estos malhechores de Hamás,  de Putin y de Maduro, toda la perversión del ser humano puesta en acción: el chantaje, el odio, la compra de conciencias, el tráfico humano, el secuestro, la tortura y asesinato, es utilizado hacia los oponentes en sus ataques. Hacen la guerra primero y buscan así su victoria grupal, para control del poder para sí y para su administración subyugadora en provecho esencialmente de sí mismos.

Por ello, y por adelantado, nos hemos anotado como humanidad la gran victoria de la razón de la libertad y el derecho de tener instituciones de la democracia occidental para la defensa de nuestros pueblos. Defender su progreso hacia mayores niveles de democracia y satisfacción de necesidades materiales e inmateriales del ser humano. Frente a la involución que representan quienes quieren defender supuestamente “el avance hacia el retroceso”, es decir, la involución, predicando revoluciones de reconquistas y defensas históricas de odio, restauración de retrocesos como supuestos movimientos de equilibrar excesos de la OTAN o errores que seguramente se han cometido y se seguirán cometiendo en la lucha por dicha libertad, justicia y el progreso democrático del mundo, pero que nunca son equiparables con los regímenes del odio y de la sumisión.

En la región de Europa del Este se tiene que concluir la victoria de la razón del pueblo ucraniano en su derecho existencial a sumarse al modo de vida independiente del influjo atrasado de Putin. No se debe abandonar a Zelenski, dejarlo en las garras de Putin y de su pretendida locura de reconquista de la ya superada tragedia de la Unión Soviética. No puede o no debería ningún estadounidense que realmente se considere a sí mismo patriota, llámese Donald Trump, o como se llame, desconocer la vital importancia de derrotar a Putin en esta hora para la definición del avance humano y la estabilidad institucional de una paz verdadera y duradera para Europa, y para el mundo porvenir de las próximas décadas.

El Israel de las instituciones liberales-democráticas del Medio Oriente requiere de una victoria definitiva, para acabar de raíz con todo vestigio de facciones del terrorismo como Hamás. Victoria para no continuar alimentando miembros de una dirección política extremista-terrorista que se escudan cobardemente en su propios ciudadanos para asesinar de forma vil, como lo hicieran en los ataques del 7 de octubre de 2023. Por ello Netanyahu debe completar junto a la coalición existente de gobierno del Estado de Israel su misión, por supuesto bajo la propia contraloría de la coalición existente. No deben equivocarse los tiempos, como, más que inoportunamente, ha hecho el senador Charles Ellis Schumer (Chunk) de la mayoría demócrata al plantear que debería salirse ahora de Netanyahu mediante unas elecciones. Luego de completar su misión, opino, se podrá proceder a consultar electoralmente al pueblo israelí lo que habrá de ser su representación en una renovada dirección política, y una nueva estrategia para construir y lograr la duradera y anhelada paz para toda la región.

Con relación a Venezuela, María Corina Machado Parisca no debe seguir siendo sometida a presiones de abandono de la victoria obtenida hasta ahora, cuando su rol más que de candidata de representante-líder de un pueblo es más indispensable.

En los dos frentes principales de esta lucha venezolana se han logrado de manera extraordinaria sendos éxitos, con apoyos decididos de nuestros aliados internacionales: el  éxito de Barbados de haber arribado a la concreción de imborrables e insustituibles elecciones primarias, con el categórico resultado de la victoria de escogencia de una líder para el desarrollo del proceso liberador venezolano. Reitero que ello constituye en sí mismo un contundente triunfo que el régimen herido de muerte está empeñado en demoler por todos los medios, y lo que incluye desgraciadamente a los alacranes y sus acólitos. En segundo término, la victoria de Maria Corina, junto al pueblo venezolano, ha dejado un balance organizativo que continúa forjándose, y que debe quedar claro, no sólo ante toda la nación sino el mundo, que no sólo que aceptamos participar en las elecciones presidenciales, como las que se han estado exigiendo desde hace una década, sino que seguiremos exigiendo y luchando por ellas; es decir las que cumplan los requisitos básicos de fondo y forma que nos aseguren cobrar la victoria que ya tenemos en las manos por adelantado; y es la lograda en la conciencia nacional del elector (como nos lo prescribe Sun Tzu que hay que tenerla “antes de ir a la guerra”). Ello implica continuar la movilización popular y la acción organizativa en todos los frentes: nacionales e internacionales; mesas de trabajo para la continuación de dicha exigencia del cumplimiento de Barbados, la comunicación insistente en expresiones públicas hacia las instituciones de los diferentes estados de Venezuela, en instituciones nacionales, en regiones y en distintos componentes de poder de fuerzas públicas y privadas del país y del mundo.

Sin dudas ni contubernios, siendo estos momentos cruciales, y como Sun Tzu también nos los aconseja seamos: “extremadamente sutiles, incluso hasta el extremo de carecer de forma” para seguir la presión desde nuestras propias familias, desde la cama por parte de las mujeres madres que anhelan el cambio, de los religiosos como el papa, que ansían la paz pero no saben cómo lograrla,  en todas nuestras filas del voluntariado como gran ejército libertador en que se está inexorablemente constituyendo la nación para concretar la inscripción y el respeto a la voluntad soberana de Venezuela, de inscribir su candidata presidencial y su próxima presidente: María Corina Machado Parisca.

Abajo dejo el correo y mi cuenta en X. Hasta el próximo sábado 23 de marzo, cuando nuevamente estaremos analizando, semana a semana, la situación… Gracias por leerme.

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@gonzalezdelcas


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