Uno de los objetivos del pensamiento crítico es tomar decisiones acerca de qué creer y qué no creer. Por supuesto, tales decisiones involucran investigación para verificar datos y construir argumentos a favor y en contra de las mismas.

Por estos días me propuse hojear el «Boletín Estadístico Anual 2023», edición No. 58 (en lo adelante “Boletín”), publicado por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (en lo adelante “OPEP”).

En la página 4 del Boletín, la OPEP presenta su descargo de responsabilidad (disclaimer) cuyo segundo párrafo transcribo traducido entre comillas:

«Si bien se han hecho esfuerzos razonables para garantizar la exactitud de la información contenida en el Boletín, la Secretaría de la OPEP no ofrece garantías ni declaraciones en cuanto a su exactitud, relevancia o exhaustividad, y no asume responsabilidad alguna por cualquier inexactitud, error u omisión, o por cualquier pérdida o daño que surja en conexión con o sea atribuible a cualquier acción o decisión tomada como resultado del uso o confianza en la información contenida en el Boletín».

El descargo de responsabilidad puede aparecer tanto al principio como al final de este tipo de publicaciones, pero en el Boletín está al principio (como también lo está en los Monthly Oil Market Report de la OPEP). Tal como veremos en los párrafos que siguen, lo anterior y el hecho de que el Boletín exhiba datos referenciados de manera no convencional bajo el nombre genérico de “Major Sources”, me permiten la conjetura de que la OPEP ha recibido con anterioridad, reclamos en torno a su “información”.

Seguidamente y en la página 5, Haitham Al Ghais, secretario general de la OPEP, hace la presentación formal del Boletín y su contenido. Aquí cito el cuarto párrafo de la presentación de dicho secretario con relación a la precisión de la información del Boletín:

«…los datos precisos y el análisis imparcial del mercado petrolero desempeñan un papel crucial en el proceso de formulación de políticas. La OPEP se centra en garantizar la calidad y confiabilidad de la investigación de datos. El Boletín es un componente vital para que la OPEP cumpla su misión y contribuya a la estabilidad del mercado petrolero, en interés de los productores, los consumidores y la economía global».

Resumiendo: en el descargo de responsabilidad, la Secretaría de la OPEP no ofrece garantías sobre los datos pero en la presentación, su secretario general afirma que garantiza el proceso de investigación para obtener los datos. ¿Observa el lector la contradicción?

En la página 10, me recibe la Tabla 1.1 que lleva el título «OPEC member’s facts and figures, 2022». Allí hay un conjunto de cifras relacionadas con los países miembros y están las de Venezuela, mismas que me llamaron la atención, particularmente una de ellas: la población (population).

El Boletín, en esa Tabla 1.1, informa que para esa fecha, éramos 33.110.000 de habitantes. De hecho, en la Tabla 2.1 de la página 16, titulada «OPEC member’s population», revela que en 2018 éramos 31.830.000 habitantes y para 2022 subimos a 33.110.000 habitantes. Subrayo la palabra “habitantes”.

Lo común es que las proyecciones poblacionales esperen un aumento. A modo de ejemplo, en Venezuela la tasa de natalidad es mayor que la tasa de mortalidad. La diferencia entre tasas, en consecuencia, conduce a un aumento de la población. Y claro, si una crisis política, económica, social y humanitaria se atraviesa, esta ocasiona una reducción de habitantes por migración.

A modo de ejemplo, según la ONU y para 2023, sus proyecciones basadas en un escenario de fertilidad media, arrojan que la población en Venezuela es de 28.838.499 habitantes y ese es el mismo número que maneja la Organización Panamericana de la Salud, número que utilizaría para la toma de decisiones relacionadas, por ejemplo, con epidemias y pandemias.

En consecuencia, el tema de la población no es una nimiedad pues no es lo mismo, a modo de ejemplo, fabricar 33 millones de vacunas que 28. Adicionalmente, cualquier cifra “per cápita” que se reporte viene con una imprecisión importante incorporada.

Ahora bien, ¿cuál sería la corrección, por migración de venezolanos, a las cifras que exhibe la OPEP?

La respuesta puede estar en la denominada «Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela», abreviada como R4V. Dicha plataforma está conformada por más de 200 organizaciones (incluyendo Agencias ONU, sociedad civil, organizaciones religiosas y ONGs, entre otras) que coordinan sus esfuerzos bajo el Plan de Respuesta para Refugiados y Migrantes de Venezuela (RMRP por sus siglas en inglés) en 17 países de América Latina y el Caribe.

En su informe de noviembre de 2023, ubicable en Internet, R4V afirma que el total aproximado de venezolanos refugiados y migrantes del mundo es de 7.720.000. De hecho, y según otra organización, la International Organization for Migration, este número comenzó a crecer a partir de 2015 y ya en 2019, antes de la pandemia por covid-19, había alcanzado los 4.769.498 de venezolanos fuera de Venezuela (versus 695.557 en 2015).

En consecuencia, ¡Ni a palos!: No hay forma ni manera de que hayamos sido 33.110.000 de habitantes en Venezuela en 2022.

Más allá (o más acá) de la cifra, el caso es que el Boletín de la OPEP no exhibe información sobre sus fuentes en Venezuela y aunque “una golondrina no hace verano”, una sola imprecisión nos hace dudar del resto de los datos sobre Venezuela. De modo que lo anterior me confirma que no es en vano el descargo de responsabilidad colocado como antesala en el Boletín.

En mi caso particular, perdí el interés en continuar hojeando el Boletín: aborté su lectura. Prefiero sí, invertir mi tiempo en las cifras del Boletín Mensual de la OPEP (OPEC Monthly Oil Market Report) que, además de reportar cifras por “comunicación directa”, también reporta cifras de auditoría, las denominadas “fuentes secundarias” y cada tabla y gráfico que allí se exhibe, presenta con claridad sus fuentes. Y es que al menos con la fuente colocada de manera correcta y transparente, uno puede verificar los datos, fase esencial en el pensamiento crítico para tomar la decisión de creer o no creer en lo que se está leyendo.

Hay un hecho verificable que bien puede explicar la diferencia en transparencia de las fuentes en dos publicaciones de la misma OPEP. A pesar de que el director de la División de Investigación es el mismo, señor Ayed S. Al-Qahtani, el Boletín Estadístico Anual y el Boletín Mensual tienen editores distintos. El editor del primero es Scott Laury, sobre quien no me fue posible ubicar mayor información y el editor del segundo es Behrooz Baikalizadeh, jefe del Departamento de Estudios de Petróleo. Tal como puede ser recontra comprobado al hojear las dos publicaciones: dos editores distintos, dos transparencias distintas.

 


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