OPINIÓN

Transitar como turista una herramienta enriquecedora

por Alejandra Jiménez Pomárico Alejandra Jiménez Pomárico

Meditando en como se educan los sentidos el oído, gusto, olfato,y la vista viene a mi mente lo obvio, que difiere según la subjetividad del pensamiento humano, educamos los sentidos cuidando lo que consumimos a través de cada uno de ellos. Entonces, además de velar con conciencia de auto preservación nuestras actividades estimulantes, puede resultar útil cultivar inspiraciones de tipo exploratoria, es decir, inclinándose al descubrimiento de aquello que es desconocido o ha pasado desapercibido. Esforzándose por mantener la atención y ser sensible más allá de lo elemental.

Aventurarse y salir a la calle por una diligencia cotidiana como comprar pan,  a un destino común como el trabajo, pero escogiendo una ruta no habitual y percatándose de aquello que no se distinguía antes. Resulta una fascinante idea para desconectarse del diálogo interno,que suele ser un inútil ejercicio de preocupaciones, correteando una tras otra, falsas ilustraciones de la realidad y endoestresores por minusvalía emocional.Todo esto aunado a un compendio de remembranzas inútiles de momentos oscuros o perdidas irrecuperables. Alcanzar unos minutos de vivencias, traslado en carro o a pie procurando advertir aquello que de forma inconsciente no sería posible, es un interesante ejercicio que educa nuestros sentidos y nos sensibiliza a situaciones y procesos naturales que ignoramos. Por ejemplo: si despiertas cerca de una ventana donde los pájaros decidieron cantar, aunque quisieras dormir más, escucha con atención su manera de celebrar un nuevo día.

Caminar concentrándose en los olores percibidos puede revelar condiciones de tu ciudad que nunca te detuviste a reconocer, como una calle pletórica en vapores por causa de cocciones atractivas para quienes no cocinan en casa. Sectores más frescos de tu habitad por la presencia de árboles ancianos testigos del prosperar de algunas vidas. Quizás mirar discretamente el comportamiento humano en un desenvolvimiento cotidiano, puede enriquecer tu diálogo interno entre quién eres y quién pretendes ser en lo sucesivo. Explorar las superficies naturales y artificiales que ofrece el entorno,resulta estimulante para desarrollar preferencias. Escoger caminos diferentes te mantiene despierto y reduce la vulnerabilidad ante ataques, no bajo la premisa de ser perseguido, sino con conciencia de que solo la gracia divina nos salvaguarda ante un mundo de peligros.

En ciudades pequeñas,como la mía, se constituye difícil sostener ejercicios como el que planteo porque tarde o temprano se agotan las rutas, pero una vez que se desarrolla el hábito de prestar atención, las novedades y anormalidades saltan a la vista, como pintorescos recursos formativos con la potencialidad de hacernos reír, llorar e incluso hablar de más. Así, timadas por el caótico entorno, resulten personas menos amaestradas en sus sentidos a causa de los medios de difusión que procuran inducir lo que debemos ver, oír, sentir y degustar para sostenimiento de sus grandes plataformas que multiplican papelitos verdes con la cara de heroicos individuos.

El observar con todos los sentidos, abre un mundo de posibilidades creativas y conexiones fortuitas que estimulan el poder inventivo humano, y enciende la atracción que colisiones imprevistas son capaces de fomentar.

@alelinssey20