El concepto de transición política es un proceso de radical transformación de las reglas y de los mecanismos de la participación y de la competencia política, ya sea desde un régimen democrático hacia el autoritarismo, o también puede ser desde este hacia la democracia. es reemplazado por otro, lo que conlleva la sustitución de los valores, normas, reglas de juego e instituciones asociadas a este por otros diferentes. En el caso de Venezuela se trata del desalojo por la vía del voto de un sistema autoritario hacia una democracia liberal.
La transición se considera que es todo intervalo temporal que se extiende entre un régimen y otro, es decir, todo el periodo que incluye diversas fases; preparación, instauración e inicios de la consolidación. Hay dos grandes modalidades genéricas de la transición: la reforma y la ruptura, en la práctica, predomina la primera ya que permite la negociación entre amplios sectores del gobierno, con intereses e ideologías muy diferentes. En Venezuela pudiésemos considerar una opción mixta por las particularidades de la administración pública critica que actualmente existe.
Estos procesos deberían ser diseñados y evaluados en tres fases: crisis del régimen autoritario, decisión/instauración con la superación del régimen existente y consolidación y persistencia
La política exterior por su parte es la forma en que un país utiliza diferentes estrategias para guiar sus relaciones con otros países y organizaciones internacionales. Esto significa que la política exterior está compuesta por diferentes problemas globales, relaciones con otros países que parten de las demandas de las políticas nacionales y esta funciona con base a los principios de política exterior que son una serie de declaraciones y normas establecidas por los países para lograr el bien común entre las naciones del mundo, por lo que están regulados en las leyes internas de un país y en los tratados internacionales.
Una transición en política exterior en Venezuela debería entonces comenzar por evaluar y hacer recomendaciones sobre los principios de ella que son fundamentalmente democracia, promoción de la seguridad, el desarrollo y prosperidad. A partir de ella y con base en los ruinosos resultados de nuestro relacionamiento actual en estas áreas podemos convenir que es necesario un replanteamiento radical he formulado en un documento titulado Hacia una nueva política exterior para Venezuela: Estrategias para la reconstrucción y el cambio, en el cual, considerando las características actuales del sistema internacional y el programa de gobierno esbozado por la oposición democrática, contiene las guías de acción para nuestro realineamiento en los temas que son competencia de ella, a saber: Relaciones con organismos internacionales, relaciones bilaterales, asuntos económicos, consulares con énfasis en la diáspora, territorialidad, asuntos jurídicos, medio ambiente, política comunicacional, relaciones culturales y el cambio estructural en la organización y los recursos humanos que ejecutaran dichos cambios, incluida su formación.
La planificación de un proceso de transición en esta materia es esencial, aunque se debe tener en cuenta que no podemos ser deterministas dadas las variables externas que puedan hacer susceptibles de cambio las propuestas, como serían en un proceso de negociaciones políticas o concesiones temporales en favor de la fluidez del cambio. Eventualmente, aunque no deseable, pudiésemos considerar la instauración de un régimen híbrido.
Es por ello que se considera que la flexibilidad será un componente a tomar en cuenta en el futuro de la implementación del programa sin perder el norte que su objetivo, como lo dije anteriormente, deberá ser la consolidación y persistencia.