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Tracamanada de candidatos “opositores” y su contraste en la CPI

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CPI

Parlamentarios latinoamericanos, a diferencia de candidatos presidenciales, no son una tracamanada.

Ahora tenemos el line up de una tracamanada de candidatos aparentemente de oposición. Tracamanada es una palabra pintoresca que se utiliza para describir un alboroto o confusión, también para referirse a personas no deseadas; acepciones que nos acercan al contexto en el que se hicieron las postulaciones de candidatos para las elecciones presidenciales.

Tracamanada, sin duda, es una palabra pintoresca y evocadora. En el contexto político electoral venezolano, donde la situación ha sido tumultuosa y a menudo confusa, su uso parece apropiado. De cara a las divisiones, falsedades y alegadas traiciones, la connotación de personas no deseadas cobra también relevancia.

En el escenario político venezolano, los candidatos inscritos para las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024 se asemejan a una tracamanada. Como en un alboroto o confusión, esta diversa gama de postulantes supuestamente de la oposición se ha congregado, cada uno con sus propias agendas y fingidos apoyos.

En el contexto de las recientes inscripciones de candidatos a la Presidencia de la República, la acepción de personas no deseadas cobra importancia en este enjambre de aspirantes. Algunos de ellos enfrentan serios cuestionamientos, aunque estos se diluyen en medio de este proceso electoral crucial para la sociedad venezolana. Las decisiones tomadas en medio de este bullicio electoral tendrán un impacto significativo en el futuro político de Venezuela.

Bajo estas circunstancias, resulta difícil aplicar el término en cuestión a los 243 parlamentarios de Latinoamérica que han expresado su pleno respaldo e impulso a las investigaciones que está llevando a cabo la Fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI) sobre los crímenes de lesa humanidad presuntamente cometidos por el régimen de Nicolás Maduro y para determinar las responsabilidades correspondientes.

Desde la perspectiva oficialista, la segunda acepción de personas no deseadas se ajusta perfectamente. Sin embargo, al analizarlo detenidamente, resulta evidente que, desde la perspectiva de la presión política, los protagonistas de esta acción con serias implicaciones en la justicia penal internacional están lejos de ser una tracamanada. Estamos ante una situación sin precedentes y merecen ser evaluados de manera más profunda.

Digo lo anterior, porque en el ámbito de la opinión pública internacional, en primer lugar, este respaldo por parte de los parlamentarios de la región refuerza la legitimidad y seriedad de las investigaciones llevadas a cabo por la CPI; demuestra que la comunidad internacional está tomando en serio las denuncias de violaciones de derechos humanos en Venezuela y está dispuesta a apoyar las investigaciones para determinar la responsabilidad de los perpetradores.

Además, este respaldo también pone de manifiesto la preocupación de la comunidad internacional por la situación en Venezuela y su compromiso con la defensa de los derechos humanos. Al expresar su apoyo a las investigaciones de la CPI, los parlamentarios están enviando un mensaje claro de que no se tolerarán los crímenes de lesa humanidad y que se buscará la justicia para las víctimas. No es poca cosa.

Como conocedor de la materia, considero que el gobierno de Maduro se halla ante la imperante necesidad de reevaluar su enfoque y mejorar su desempeño frente a la CPI. Hasta el momento, sus acciones han resultado insatisfactorias y han suscitado dudas acerca de su compromiso con la justicia y el respeto a los derechos humanos. Resulta imperioso para el gobierno adoptar una postura más transparente y cooperativa, demostrando su disposición a colaborar plenamente con la investigación en curso, en lugar de limitarse a asegurar una sólida defensa para los acusados. Un amigo, con tono sarcástico, me espetó: “¡Una quimera!”.

Ahora bien, en términos políticos, este respaldo tendría implicaciones significativas para el gobierno venezolano. La presión internacional y el respaldo de parlamentarios de diversos países generan un ambiente de mayor vigilancia y escrutinio sobre las acciones del régimen. Esto podría obligar al gobierno de Maduro a replantear su estrategia y adoptar medidas para mejorar su imagen y defensa ante la CPI.

Adicionalmente, al recibir las investigaciones concernientes a la Situación Venezuela I el respaldo de parlamentarios de diferentes países de la región, se pone de manifiesto el aislamiento internacional del gobierno de Maduro y la falta de apoyo de la comunidad internacional. Esto puede tener consecuencias en términos de relaciones diplomáticas, sanciones internacionales y presión política tanto interna como foránea sobre el gobierno venezolano.

En última instancia, esta temática nos recuerda la importancia de la justicia y el respeto a los derechos humanos en el ámbito político exento de tracamanadas. El respaldo de parlamentarios de Latinoamérica a las investigaciones de la CPI es un ejemplo de solidaridad y compromiso con la defensa de los valores fundamentales. Esperemos que este respaldo conduzca a un proceso justo y transparente, y que se logre garantizar la justicia y la protección de los derechos humanos en Venezuela y en todo el mundo.

@jolcesal

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