«Va por los cielos largos / Triste y acurrucada» (ALFONSINA STORNI)
Dice la gente que los adolescentes de hoy leen cada vez menos. La gente dice también que estas nuevas generaciones devoran los libros. Pues, depende de quién hable, para unos los chavales de quince años no leen apenas nada o leen sin parar. Uno, que ha visto de todo: chicos de dieciséis pegados a sus telefonini, haciéndole gestos a la pantalla, riendo, posando y atacando el teclado con furor en los dedos. Las chicas también. La verdad es que este modo de vida en la calle es el que yo encuentro más a menudo.
Por otro lado, es cierto que, hace unas semanas, el pasado mes de junio, yendo de paso por Madrid, una cola interminable de adolescentes esperaba impaciente a que les atendiese una escritora de éxito en una de las casetas de la Feria del Libro en el Parque del Retiro. La idea de estos lectores, y esta es una interpretación personal, es ver a su autora en persona, conseguir su firma en la primera página blanca del ejemplar y, creo yo, hacer que ella se fije en ellos, vamos que los recuerde. Los adolescentes de ahora, y los de antes, buscan reciprocidad en todo. Ellos quieren ser protagonistas. La próxima novela les sirve. En el fondo, un escritor que trata las pasiones adolescentes está hablando de ellos. La curiosidad crecía a medida que caminábamos en sentido contrario a la serpiente nerviosa- yo iba acompañado- y pude distinguir la cubierta del libro sostenían con orgullo: Nosotros en la luna. No atiné a ver el nombre del autor. Luego en Internet vi que se trata de una joven valenciana que firma sus libros con el nombre Alice Kellen.
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Y todo esto de que los chavales no leen o leen mucho viene a cuento de que a mí me parece importante que los jóvenes lean, piensen, y quieran saber qué pasa en el mundo. Pero aparte del mundo paralelo de los sueños donde todo es maravilloso, creo que es de vital importancia que lean sobre el mundo real, lo que está pasando ahora mismo. Para esto, los chavales tendrían que habituarse a los medios, a ver informativos, leer periódicos, escuchar la radio, y por supuesto, Internet. Leer nos hace vivir despacio, reflexionar sobre las cosas que importan de verdad.
Lo digo por una noticia triste que compartía un medio. En un informativo de televisión se nos cuenta el despiste terrible de una mujer que acude al trabajo en coche y después de cumplir su jornada recuerda haber olvidado algo («Revisan las cámaras del aparcamiento de O Porriño donde murió el niño olvidado en un coche». J. Romero, 8.07.2023. La Voz De Galicia)*.
Estas noticias nos trastornan a todos. Uno se pregunta cómo es posible que sucedan cosas así. Y es que estas cosas pasan porque vivimos una vida acelerada y tenemos la cabeza en lo próximo que vamos a hacer. Nadie será capaz de entender el dolor de esa mujer. Nada hará posible dar marcha atrás al reloj del tiempo y volver para elegir la vida y ser consciente a cada momento.
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* lavozdegalicia.es/vigo/2023/07/07/Madre.olvido/