OPINIÓN

Tobruk: la caída de un mito y el inicio de otro

por Carlos Balladares Castillo Carlos Balladares Castillo

El 12 de junio de 1942 la United States Army Air Forces (USAAF: rama aérea de la US Army y que sería una sección independiente desde 1947 cambiando su nombre al actual: US Air Force) realizó su primer bombardeo sobre Europa con tan solo 13 B-24D. El objetivo eran los campos petrolíferos de Ploesti (Rumanía), principal abastecedor de combustible de la máquina de guerra del Tercer Reich. A los ocho días siguientes, en la misma zona de la que habían salido los bombarderos (Noráfrica, pero desde un cercano aeródromo de El Cairo) caía el puerto-fortaleza de Tobruk. En tan solo un día de combate, el general Erwin Rommel y su Afrikakorps tomaban lo que no lograron capturar el año anterior después de siete meses bajo sitio. El “Zorro del Desierto” sería ascendido por Adolf Hitler a mariscal, y el Führer se convencía de que su nuevo “plan maestro” para ganar la Segunda Guerra Mundial comenzaba a funcionar. Su mariscal debía controlar el Canal de Suez y los pozos del Medio Oriente, mientras el grueso de la Wehrmacht llegaría a los del Cáucaso. Triunfales se encontrarían ambas fuerzas al cerrarse la“gigante pinza”.

Este plan, del cual solo la parte del Cáucaso se estableció en una clara directiva y al que dedicaremos nuestro artículo de la última semana de junio; se lo contó Hitler al embajador del Japón en Berlín (Hiroshi Oshima) el 3 de enero de 1942 estableciendo con detalles que Rommel tomaría los campos de Irán e Irak (general Walter Warlimont,  1964, Inside Hitler’s Headquarters 1939-1945). En torno a la victoria de Tobruk, dicha idea se fortalecería en su mente, tal como puede desprenderse de las siguientes afirmaciones:

La toma de Tobruk constituye un éxito verdaderamente extraordinario. En la coyuntura actual debe considerarse como un feliz presagio para el pueblo alemán.

Es preciso, cueste lo que cueste que lleguemos hasta las llanuras de Mesopotamia y que arranquemos a los ingleses el petróleo de Mosul. Eso será el final de la guerra. Los ingleses no disponen hoy más que de Haifa para su abastecimiento de petróleo. Y según las estadísticas los rusos extraían, hasta estos últimos tiempos, 92 % de su petróleo del Cáucaso (“27 de junio de 1942” y “5 de agosto de 1942” en :H. R. Trevor-Roper, 2008, Hitler´s Table Talk 1941-44. His Private Conversations).

A estos objetivos estratégicos se agregaba la acción de su fuerza de submarinos en el Caribe y en general el Atlántico desde principios de dicho año, para detener el abastecimiento de combustible que provenía de Canadá, Venezuela y México. Los Aliados eran conscientes de la gran importancia del petróleo, por ello esta primera incursión en Ploesti, donde los campos petroleros y refinerías rumanas producían más de 1 millón de toneladas de petróleo mensual (combustible de alto octanaje y gran calidad) para la Luftwaffe y Panzers.

Pero, ¿por qué Tobruk cayó tan rápido e incluso teniendo ahora una vía férrea que lo unía con Egipto? En la tercera semana de mayo explicamos el inicio de la ofensiva de Rommel en Gazala. La misma facilitaría sitiar una vez más el puerto. Temerosos de este hecho los británicos poseían grandes reservas de alimentos, gasolinas, agua, camiones y armas; pero probablemente por la confianza ganada en el largo sitio de 1941 ablandaron sus defensas. Los australianos que lograron esta proeza fueron retirados y llegaron surafricanos, indios, polacos y checos (sobre estos últimos hay una película checa del año 2008: Tobruk, dirigida por Václav Marhoul, aunque trata de la finalización del sitio en 1941 y es una adaptación de la novela de Stephen Crane: The red badge of courage, 1895).

Otras explicaciones están relacionadas con el alejamiento de buena parte del sistema defensivo a la línea Gazala a Bir Hakeim junto a las minas, minas que los Stukas eliminarían a bombazos desde el aire. En este último aspecto se encuentra la otra causa: el dominio de los cielos por parte de la Luftwaffe, la cual en palabras del propio Zorro del Desierto permitió concentrar todo el ataque en el punto de penetración y después la labor de los ingenieros al crear las estructuras para superar los fosos antitanques. Los análisis del coronel Carlos Javier Frías Sánchez, en su columna periódica de historia militar en el portal Global Strategy llamada “War Studies”, resaltan el ejercicio del mando, su rigidez organizativa y la dispersión de las fuerzas británicas a pesar de contar con más tanques y artillería. En lo que respecta a su representación cinematográfica ya las citamos en anteriores entregas, pero nos faltaba la de los checos. Lamentablemente no hay un filme que le haga justicia a su gran importancia que incluso algunos llaman “la llave del Norte de África”.

Las consecuencias de la captura de Tobruk por parte del Eje llevó a un nuevo exceso de confianza, pero esta vez en los alemanes, que olvidó lo central: superar el problema logístico.De esta forma se retrasó la invasión de Malta (“Operación Hércules”), y una vez más Rommel optaba por la velocidad y consideraba que podía llegar a Alejandría. Los Aliados perdieron en la batalla Gazala-Tobruk 80.000 soldados frente a los 32.000 del Eje, 540 tanques versus 114. Al enterarse de la caída de Tobruk, Winston Churchill (que estaba en Washington en el segundo encuentro con Franklin Delano Roosevelt hablando del peligro del programa atómico nazi y las metas de 1942 y 1943) expresaría: “Fue una de las peores noticias que recuerdo durante la guerra, no solo por sus graves consecuencias militares sino porque afectó a la reputación de los ejércitos británicos. (…) Si esta era la moral del Ejército, podían ocurrir desastres”. De inmediato el presidente de Estados Unidos le dijo: “¿Qué podemos hacer para ayudar?” y la petición fue inmediata: “Enviar todos los tanques Sherman que pueda”. Para concluir: “No solo los mandaron sino que hicieron más de lo que prometieron” (1948-56, “Capítulo XI. Mi segunda visita a Washington. Tobruk” del “Libro III. La Gran Alianza” en su obra: La Segunda Guerra Mundial). La semana que viene seguiremos en el Desierto con la Primera Batalla de El Alamein (1 al 27 de julio de 1942).