Ahora resulta que todos dialogan, comentan, negocian, platican. O como dirían por ahí, por hablar que no quede. Dirigentes boca floja. Las etapas para diálogo y negociación están vencidas.
Habla que te habla. Conversan representantes del régimen castrista-madurista y esa calina llamada oposición. Se reúnen en lo que realmente no es un diálogo, sino una mediación; cada uno por su cuenta le dice al intermediario lo mucho que quiere le den y lo poco que está dispuesto a dar, el mediador anota, exprime un poco, y corre con el otro, hace lo mismo, regresa, vuelve y así se pasan los días, semanas, años, mientras que el país muere de hambre y enfermedad, inclusive hasta que se logra algo, como en Corea, o nada, como en Vietnam. O lo que al final no le gusta a nadie, como en Colombia.
Eso en el friolento Oslo, algún lugar perdido pero cálido como Barbados, tal como antes fue en República Dominicana, auténtico merengue, jodienda de sí pero no y de no pero tampoco. Lo de Colombia también en una isla, más grande pero mucho menos próspera, donde hasta los ricos y poderosos se mueren; el ex presidente Tabaré Vázquez, uruguayo, castrista y médico oncólogo, ni de vaina se va para La Habana, se tratará su cáncer pulmonar en Uruguay, donde la medicina está actualizada, más moderna y eficiente que la cubana estancada en el aislamiento.
Mientras privilegiados van, vienen, pasan noches esplendorosas de luna en habitaciones fúlgidas, confortables, aire acondicionado, disponen de aviones privados y lujos exclusivos, para regresar a sus labores habituales, a pedir, discutir instrucciones personalmente, bien alimentados, mejor bebidos, y hasta para darse un brinquito aéreo a la Costa Este de Estados Unidos para saberes más precisos, otros menos conocidos viajan calladitos, cómodos, en acordadas colas de jets particulares, sin problemas con la Guardia Nacional Bolivariana, leal siempre, traidora nunca, dependiendo; no creen en la tontería esa del Triángulo de las Bermudas, llegan a Nueva York, pasean por sitios que el siempre iracundo embajador madurista tiene prohibido ―por Trump, no por Maduro― recorrer, o Miami, a darse una divertidita entre Mar-a-Lago, Brickell o hasta algún programita de televisión que opina mucho y confunde más.
Estos que van y vienen en nombre de alguien, a cuenta de algo que nunca son bolsillos propios, presuntamente, según Maduro, cuentan cosas, escuchan contrapropuestas imperialistas, y así un lleva y trae, un círculo vicioso, que sabemos hay solo tres ―pareja matrimonial combatiente, constituyente alguna vez militarizado― según el jefe imperialista que toque.
La MUD/Frente Amplio fueron infiltrados mediante factores negociadores y corruptos que finalizaron por encargo las protestas y se concretaron en la estafa del diálogo, nos llevaron a unas elecciones fraudulentas por encargo de sus jefes en el régimen. Y hoy quieren repetir lo mismo.
Son muchos y diversos, un encargado de Venezuela que parapetea el castellano, veterano de rudas intervenciones, asesor de seguridad dispuesto a caerle a bombazos a cualquiera, o portavoces de diferentes ministerios, que varían según lo que interese de estos lados tenga que ver con narcotráfico, cuentas bancarias abultadas por ingresos producto del delito, hoy congeladas, zonas de paz pero no en barrios venezolanos, reducción e incluso eliminación de sanciones que duelen, quizás algún permiso residencial como testigo protegido cambiando de objetivo, de leales siempre, traidores siempre porque, como dice la tradición bíblica, la caridad empieza en casa y con los míos.
Por si fuera poco y para completar, funcionarios de segunda pero importantes se han pegado ese inmenso salto hasta Moscú, que les lleva siete o más horas de adelanto a Miraflores y Fuerte Tiuna, pero allá ya no dan instrucciones, sino órdenes y algún suave lagrimeo a ver cuándo pagas, les dicen a los que acaban de viajar entre mensajes pomposos, visitas recíprocas y un tanto absurdas, mas costosas e inútiles, barcos mutuos, quizás audaces peñeros nuestros, vetustos portaviones de ellos, puede que no sean muy temibles, pero pueden cargar de esa gasolina rusa hedionda y mal refinada.
Y no crean que solo camaradas castrobolivarianos pegan saltos hacia esa lejana, siempre fría ―o caliente como ahora, majaderías del cambio climático producto de los abusos capitalistas porque rusos y chinos no contaminan el ambiente, lo de los rusos es nuclear y los chinos ver qué lavativa van a hacer con Hong Kong, que no es una isla como Taiwán o Cuba, sino un puñal imperialista y agitador clavado en pleno corazón del muy comercial comunismo chino. También van los socios, convivientes cómplices o simples cooperadores opositores, Rusia es grande y en Moscú cabemos todos.